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DE JULIO -SÁBADO -
14ª
SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
(San
BENITO, abad, patrono de Europa.
Pro.2,1-9. Salmo 33,2-6.9.12-15. Mt.
19,27-29)
Mt
10, 24-33
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Un discípulo no es
más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al
discípulo ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al
dueño de la casa le han llamado Belcebú, ¡cuánto más a los
criados! No les tengáis miedo porque nada hay cubierto, que no
llegue a descubrirse; nada hay escondido, que no llegue a saberse.
Lo que os digo de noche, decidlo en pleno día, y lo que os digo al
oído, pregonarlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan
el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede
destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se vende un par de
gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo
sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos
de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo: no hay
comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi
parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi
Padre del Cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo
negaré ante mi Padre del Cielo".
1. Jesús
les ha dicho a sus apóstoles que van a ser perseguidos y enseguida
les explica por qué. Si de verdad se han identificado con Jesús lo
lógico es que les va a pasar en la vida lo mismo que le pasó a
Jesús. Si Él fue perseguido por los dirigentes de su propia
religión, es evidente que quienes se presentan como los discípulos
de aquel Jesús, si de verdad lo son, tendrán que pasar por la misma
situación. Están equivocados los dirigentes actuales que piensan
que eso ocurrió en el “antiguo pueblo de Dios”, pero que ya no
puede ocurrir en el “nuevo y definitivo pueblo elegido”. No hay
en este mundo religión elegida y exenta de error. Los sumos
sacerdotes de Israel no se equivocaron por ser de Israel, sino por
ser sumos sacerdotes que tenían la convicción de que ellos no se
equivocaban.
2. El
que se ve amenazado, siente miedo. Por eso, la gran tentación de los
apóstoles (y de sus sucesores) es el miedo. Cuatro veces habla Jesús del miedo. Y el gran peligro del que tiene miedo es callarse o
decir las cosas de forma que no le compliquen la vida. Cuando eso
ocurre, el Evangelio se convierte en “proyecto político”
disfrazado de “proyecto apostólico", de “responsabilidad
pastoral” o cosas parecidas.
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