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DE JULIO – JUEVES -
16ª
SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Mt
13,10-17
En aquel tiempo, se
acercaron a Jesús los discípulos y le preguntan "¿Por qué
les hablas en parábolas?”. Él les contestó: “A vosotros se ha
concedido conocer los secretos del Reino de los Cielos y a ellos no.
Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no
tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en
parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así
se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: “Oiréis con los
oídos sin entender, miraréis con los ojos sin ver; porque está
embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado
los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni
entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure".
Dichosos vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. Os
aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis
vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron”.
1. Este
evangelio necesita una aclaración. La explicación que Jesús da a
los discípulos, diciendo por qué habla a la gente en parábolas,
fue redactada bastantes años después de la muerte de Jesús. Y
reproduce lo que dijo Jesús, pero interpretado de acuerdo con la
situación en que vivía la comunidad cristiana para la que Mateo
escribió su evangelio. Aquella comunidad estaba convencida de que
el rechazo de Cristo no fue solo responsabilidad de los sumos
sacerdotes, sino de todo Israel, y eso es lo que Mateo recoge y
refleja en la respuesta que pone en labios de Jesús.
2. Por
eso, en este texto, quedan muy bien los discípulos, en los que se
veía retratada la comunidad para la que se escribió el evangelio, y
queda fatal la gente, la masa de los que oían a Jesús, en los que
los cristianos (de finales del s.I) veían a todo Israel, como
responsable del rechazo y de la muerte de Jesús. Esto es lo que
viene a decir la interpretación más aceptable de los especialistas
más competentes en el evangelio de Mateo.
3. Lo
que sin duda Jesús quiso decir es que las parábolas tienen, al
mismo tiempo, un sentido “revelador” y “encubridor”: revelan
lo que dice Jesús a quienes sintonizan con él; pero al mismo tiempo
encubren el Evangelio a quienes están enfrentados con él. Y es que
la parábola es un género literario que se entiende, no cuando se
interpreta, sino cuando se vive (Paul Ricoeur). Entonces ocurre lo
que se ha dicho con tanta clarividencia: “Si practicáis las
parábolas, vosotros mismos os convertiréis en parábola, y así os
veréis libres de la fatiga diaria” (Franz Kafka).
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