lunes, 31 de agosto de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 1 de Septiembre - MARTES - XXIIª . Semana del Tiempo Ordinario






1 de Septiembre - MARTES -
XXIIª . Semana del Tiempo Ordinario

Lc 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios". Jesús le ordenó: “¡Cierra la boca y sal! El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: "¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen". Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca".

1. Se ha dicho que “en el Evangelio de Jesús se consuma y perfecciona la aspiración a... humanizar la idea de Dios”.
Pero “sería un error pensar que esta “humanización” significa la eliminación de todo sentimiento numinoso” (R. Otto), es decir, el sentimiento de experimentar, ante Jesús, un "enigma”, un “misterio”, un sentimiento “fascinante”, que nos atrae y nos impresiona al mismo tiempo. Esto, según parece, es lo que sentía la gente
ante Jesús, ante lo que decía y hacía. Por eso la gente, al oír a Jesús, se quedaba “asombrada”. Porque Jesús, que era “perfecto en la humanidad", era también, precisamente en esa humanidad, la revelación de Dios que se une a la humanidad perfecta y en ella se conoce y se descubre al Dios que nadie ha visto (Jn 1, 18), ni puede ver.

2. La gente se quedaba asombrada porque hablaba “con autoridad”. Y con la misma “palabra” y la misma “autoridad” expulsaba a los “espíritus inmundos”. Se ha dicho acertadamente que Jesús “se parecía a otros exorcistas de su tiempo, pero era diferente”. Porque la fuerza de Jesús “está en sí mismo”. No necesita de amuletos ni de otras artes mágicas para actuar con autoridad. “Basta su presencia y el poder de su palabra para imponerse a las fuerzas del mal (J. A. Pagola).

3. Aquí y en esto tocamos el fondo del problema que nos plantea el Evangelio.
Jesús no hizo prodigios para demostrar su condición divina. Se negó siempre a eso (Mc 8, 11-12; ~C 11, 29-30; Mt 12, 38-39). Una “divinidad que se da a conocer mediante “obras divinas” no nos da a conocer nada nuevo, sino que se limita a reafirmar lo que ya conocíamos: solo la
divinidad puede hacer milagros. En ese caso, Jesús no habría sido el revelador de Dios, sino el repetidor de lo que ya se conocía como propio de Dios. Lo que demuestra Jesús, con sus palabras y sus obras prodigiosas, es su condición humana. Una humanidad tan profunda y tan perfecta que soporta el sufrimiento del enfermo o la humillación del que es visto como un endemoniado. Y ahí, en eso, es donde se nos revela Dios, como el Dios encarnado, es decir, el Dios humanizado. El magisterio de la Iglesia definió, en el concilio de Calcedonia (a. 451) que Jesucristo es “perfecto en la divinidad” (DH 301). Jesús “fue constituido Hijo de Dios a partir de la resurrección” (Rm 1,4).
En todo caso, la Biblia expresa el mensaje y la revelación de Jesús, no con el lenguaje de la metafísica (propio del “ser”), sino en relatos de la historia (propio del acontecer”) (Bernhard Welte).



Párate un momento: Evangelio del día 31 de Agosto – LUNES - XXII ª - Semana del Tiempo Ordinario



31 de Agosto – LUNES -
XXII ª - Semana del Tiempo Ordinario

Lc 4, 16-30

En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura.   Le entregaron el Libro del Profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.   Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista.   Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor".    Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él.    Y él se puso a decirles: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír".    Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: "¿No es este el hijo de José?".     Y Jesús les dijo: “Sin duda me recitaréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo", haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm”.    Y añadió: “Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón.    Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del Profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado más que Naamán, el sirio”.      Al
oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo con intención de despeñarlo.    Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

1. Jesús fue un hombre como los demás hombres, “perfecto en la humanidad" (conc. Calcedonia: Definic. - a. 451), que tuvo la misión de revelar a Dios, en y desde su condición humana.    El Jesús histórico nos da a conocer la humanidad de Dios. Más aún, que Dios es irreconocible si lo desligamos de lo más humano de nuestra condición mortal.    Por eso el Espíritu de
Dios envió a Jesús a anunciar a los pobres, cautivos, ciegos y esclavos la Buena Noticia de la liberación. Desligado de los últimos entre los humanos, el Dios de Jesús pierde su identidad. Semejante “dios” no sería Dios el Padre de Jesús.

2. Se discute si la traducción correcta es que los oyentes de la sinagoga de Nazaret se declararon a favor o en contra de Jesús (J. A. Fitzmyer).    Lo cierto es que se pusieron furiosos contra Jesús porque destacó los privilegios que se habían concedido a unos extranjeros, por encima de todos los israelitas.    Jesús no quería nacionalismos.       Porque los nacionalismos producen y reproducen sentimientos y convicciones de “privilegiado".

3. Pero ocurre que los que se ven a sí mismos y se sienten como "privilegiados", por eso mismo tienen una mentalidad “excluyente”.    Es decir los privilegiados y los excluyentes establecen fronteras, se separan de los demás, se distancian y producen rivalidades, odios, enfrentamientos.      Jesús se llevó bien con los samaritanos, con los extranjeros, con los pecadores...    Tener mentalidad evangélica es tener un corazón tolerante,
respetuoso y bondadoso con todos y siempre.





viernes, 28 de agosto de 2015

Párate un momento: lecturas del día 30 de Agosto - Domingo - XXII - Semana del Tiempo Ordinario



30 de Agosto - Domingo -
XXII - Semana del Tiempo Ordinario

1ª Lectura: Deuteronomio 4, 1-2. 6-8

Moisés habló al pueblo, diciendo: “Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. No añadáis nada a lo que os mando ni suprimáis nada; así cumpliréis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy. Ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: «Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente». Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy os doy?”.

Salmo 14

R// Señor, ¿quién puede hospedarse
en tu tienda?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.

Segunda lectura Santiago 1, 17-18. 21b-22. 27

Mis queridos hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni períodos de sombra. Por propia iniciativa, con la Palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas. Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre ese esta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.

Evangelio Marcos 7, 1-8, 14-15. 21-23.

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. —Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas—. Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: “¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?”. Él les contestó: "Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, está escrito: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mi. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos. Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres". En otra ocasión llamó Jesús a la gente y les dijo: “Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro del corazón del hombre salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro”.

1. Este conflicto de Jesús con los fariseos y los maestros de la ley indica, con suficiente claridad, el rechazo que el mismo Jesús expresó respecto a los ritos religiosos. Los ritos (sociales, culturales, deportivos, militares, religiosos...) son fundamentales para la pervivencia de las sociedades humanas. Y en las religiones, los ritos son tan importantes que constituyen todo el sistema de signos que mantiene a la religión. Pero los ritos tienen un inconveniente importante: son acciones que debido a la exactitud y al rigor de su observancia, “se constituyen en un fin en sí mismos”. Lo cual tiene una consecuencia fatal. Que consiste en que el “rito” se separa de la “conducta” del observante de ese rito (G. Theissen).

2. Por eso, este evangelio pone al descubierto el peligro de engaño que tiene la religión. Es el engaño que se produce en todo el que antepone el ritual a la ética. Porque la honradez, la bondad, la sinceridad, la honestidad, todo eso no nace del ritual, sino del corazón. Jesús lo afirma rotundamente. Y la vida nos enseña que hay gente que se pasa años observando escrupulosamente rituales, sacramentos y observancias, pero sabemos que, después de tantos años de fidelidades religiosas, el observantes sigue teniendo los mismos defectos y las mismas miserias humanas que tenia hace años, quizá muchos años.

3. De ahí que lo importante, para Jesús y para nuestra vida, no son los gestos externos (lavatorios, gestos corporales, utilización de objetos sagrados...), sino lo que nos sale de dentro, de nuestros sentimientos y de nuestras experiencias más profundas. Es decir, lo importante no son los “ritos”, sino los “símbolos", que son la expresión de nuestras experiencia más hondas y más auténticas: una mirada, un beso, un abrazo, la expresividad de nuestro rostro. Estos gestos simbólicos son los que dicen lo que somos de verdad.



Parate un momento: lecturas del día Día 29 sábado agosto 2015 "Martirio de San Juan Bautista"










Día 29 sábado agosto 2015
"Martirio de San Juan Bautista"


Libro de Jeremías 1,17-19.

En cuanto a ti, cíñete la cintura, levántate y diles todo lo que yo te ordene. No te dejes intimidar por ellos, no sea que te intimide yo delante de ellos. Mira que hoy hago de ti una plaza fuerte, una columna de hierro, una muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes de Judá y a sus jefes, a sus sacerdotes y al pueblo del país. Ellos combatirán contra ti, pero no te derrotarán, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-".


Salmo 71(70),1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17.

R// Yo me refugio en Ti, Señor.

> ¡Que nunca tenga que avergonzarme!
Por tu justicia, líbrame y rescátame, inclina tu oído hacia mí, y sálvame.


> Sé para mí una roca protectora, tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque tú eres mi Roca y mi fortaleza. ¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío!


> Porque tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud. En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el seno materno fuiste mi protector.


> Mi boca anunciará incesantemente tus actos de justicia y salvación, Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas.


Evangelio según San Marcos 6,17-29.
Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado. Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano". Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto. Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea. La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré". Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino". Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta. La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista". El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla. En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre. Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.


Comentario:
Cuando recordamos el martirio de Juan Bautista nos acordamos de tantas personas que, a lo largo de la historia, han sufrido las consecuencias del martirio, víctimas de sistemas que han despreciado el valor de la vida. Juan fue el precursor de Jesús, el que le preparó el camino. Su mensaje, acompañado del testimonio de su vida, fue un gesto desinteresado de cómo tenemos que anunciar la venida del Salvador.

Liturgia bizantina Troparios y kondakion de San Juan Bautista.


Precursor del Señor tanto en su vida como en su muerte.

El Jordán, aterrorizado por tu venida en la carne, oh Cristo, temblando remonta su curso; Juan, cumpliendo su oficio espiritual, se hace pequeño en su temor. El ejército de los ángeles estaba sobrecogido de estupor viéndote en el río, bautizado según la carne; en cuanto a los de las tinieblas han sido alumbrados, y nosotros te cantamos, Señor, a ti que te manifiestas e iluminas el universo.

La memoria del justo debe ser exaltada, pero a ti, Juan el Precursor, te basta con el testimonio del Señor. En verdad, tú eres el más venerable de los profetas, porque has sido digno de bautizar en las aguas aquel que los demás profetas tan sólo habían anunciado. Por eso, después de haber luchado por la verdad, te has ido al dominio de los muertos a anunciar a Dios aparecido en la carne, aquel que quita el pecado del mundo (Jn 1,29) y nos da su gran compasión.

El glorioso martirio del Precursor ha sido una etapa en la obra de la salvación, porque incluso en la estancia de los muertos ha anunciado la venida del Salvador. Que gima hoy Herodías ella que pide este asesinato impío, porque no es la ley de Dios ni la vida eterna lo que ama, sino las ilusiones que duran un momento.



jueves, 27 de agosto de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 28 de Agosto -Viernes - XXIª - Semana del Tiempo Ordinario San Agustín




28 de Agosto -Viernes -
XXIª - Semana del Tiempo Ordinario
San Agustín

Mt 25, 1-13

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los
Cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron las lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!”. Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: “Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas". Pero las sensatas contestaron: “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis". Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: “Señor, señor, ábrenos". Pero él respondió: “Os lo aseguro, no os conozco". Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora".

1. Esta parábola produce una impresión de extrañeza, de sorpresa y de estupor. Hay en este relato un “corte” con la realidad de la vida cotidiana. Ni el retraso inexplicable del novio, ni la negativa de las muchachas que no quisieron dar el aceite, ni eso de mandar a la tienda a alguien a las
tantas de la noche, ni lo de dar con la puerta en las narices a unas chicas que piden entrar a la fiesta, ni siquiera el cerrar la puerta en una boda que, en aquellos pueblos, era una fiesta para toda la gente, todo eso, sencillamente no tiene ni pies ni cabeza. Ni Jesús pudo poner eso como ejemplo para nadie.

2. El “corte” y la “extravagancia del relato” (Paul Ricoeur) son la mejor garantía de una parábola evangélica auténtica. El “novio”, en los evangelios, es Jesús (Mc 2, 19; Mt 9, 15; Lc 5, 34; in 3, 29). Y viene a celebrar un banquete de boda, la gran metáfora del Reino (Mt 22, 2
par). Ahora bien, de acuerdo con lo que dicen estos textos evangélicos, estar con el novio es cortar con los ayunos y privaciones que imponía la religión de los fariseos. Y es también cortar con los intereses y conveniencias de los que no entraron al banquete de boda del Reino, al
banquete en el que entraron los pobres y vagabundos de los caminos.

3. La parábola no es una amenaza para estar preparados para el juicio de Dios (no se celebra un juicio, sino un banquete). Ni es una exhortación ética para ser generoso con quien pide un poco de aceite. La parábola viene a recordar que al banquete de boda, que es la presencia de Jesús en esta vida, entran los que viven preparados para eso: los que no centran su vida en cumplir observancias y privaciones religiosas, los pobres, sencillos, humildes y gentes que no son los que se ven como los importantes y los selectos de este mundo. Las jóvenes invitadas, que finalmente no entraron en la boda, tuvieron una equivocación fatal: ellas se vieron como las preferidas y escogidas. Y por eso se sintieron seguras. No les importó la falta de aceite. El hecho de sentirse las “elegidas selectas” fue su perdición. ¡Qué peligroso es sentirse superior a los demás¡.

                                               

viernes 28 agosto 2015

San Agustín de Hipona, obispo y doctor de la Iglesia.

 Vida del Santo

Memoria de san Agustín, obispo y doctor eximio de la Iglesia, que, convertido a la fe católica después de una adolescencia inquieta por los principios doctrinales y las costumbres, fue bautizado en Milán por san Ambrosio y, vuelto a su patria, llevó con algunos amigos una vida ascética y entregada al estudio de las Sagradas Escrituras. Elegido después obispo de Hipona, en la actual Argelia, durante treinta y cuatro años fue maestro de su grey, a la que instruyó con sermones y numerosos escritos, con los cuales también combatió valientemente los errores de su tiempo y expuso con sabiduría la recta fe.
San Agustín ha sido uno de los santos más famosos de la Iglesia católica. Después de Jesucristo y de San Pablo es difícil encontrar un líder espiritual que haya logrado ejercer mayor influencia entre los católicos que este enorme santo.


Su inteligencia era sencillamente asombrosa, su facilidad de palabra ha sido celebrada por todos los países. De los 400 sermones que dejo escritos, han sacado y seguirán sacando material precioso para sus enseñanzas, los maestros de religión de todos los tiempos. Cuando Agustín se convirtió al catolicismo escribió el libro Confesiones, que lo ha hecho famoso en todo el mundo.


Su lectura ha sido la delicia de millones de lectores en muchos países por muchos siglos. El comentaba que a la gente le agrada leer este escrito por gozan leyendo de los defectos ajenos, pero no se esmeran en corregir los propios. La lectura de "Las Confesiones de San Agustín" ha convertido a muchos pecadores. Por ejemplo Santa Teresa cambio radicalmente de comportamiento al leer esas páginas. Cuando joven tuvo una grave enfermedad y ante el temor de la muerte se hizo instruir en la religión católica y se propuso hacerse bautizar.
Pero apenas recobro la salud se le olvidaron sus buenos propósitos y siguió siendo pagano. Más tarde criticara fuertemente a los que dejan para bautizarse cuando ya son bastante mayores, para poder seguir pecando. Luego leyó una obra que le hizo un gran bien y fue el "Hortensio" de Cicerón. Este precioso libro lo convenció de que cada cual vale más por lo que es y por lo que piensa que por lo que tiene. Pero luego sucedió que tuvo un retroceso en su espiritualidad. Ingreso a la secta de los Maniqueos, que decía que este mundo lo había hecho el diablo y enseñaban un montón de errores absurdos.


Luego se fue a vivir en unión libre con una muchacha y de ella tuvo un hijo al cual llamo Adeodato ( que significa : Dios me lo ha dado) Luego leyó las obras del sabio filosofo Platón y se dio cuenta de que la persona humana vale muchísimo más por su espíritu que por su cuerpo y que lo que más debe uno esmerarse en formar es su espíritu y su mente. Estas lecturas del sabio Platón le fueron inmensamente provechosas y lo van a guiar después durante toda su existencia.


Se dedico a leer la Santa Biblia y se desilusiono, ya que le pareció demasiado sencilla y sin estilo literario, como los libros mundanos. Y dejo por un tiempo de leerla. Después dirá, suspirando de tristeza : "Porque la leía con orgullo y por aparecer sabio, por eso no me agradaba. Porque yo en esas páginas no buscaba santidad, sino vanidad por eso me desagradaba su lectura. ¡ Oh sabiduría siempre antigua y siempre nueva. Cuan tarde te he conocido!".


Al volver al África fue ordenado sacerdote y el obispo Valerio de Hipona, que tenía mucha dificultad para hablar, lo nombró su predicador. Y pronto empezó a deslumbrar con sus maravillosos sermones. Predicaba tan hermoso, que nadie por ahí, había escuchado hablar a alguien así, a gente escuchaba hasta por tres horas seguidas sin cansarse. Los temas de sus sermones, eran todos sacados de la santa Biblia, pero con un modo tan agradable y sabio que la gente se entusiasmaba.


Y sucedió que al morir Valerio, el obispo, el pueblo lo aclamo como nuevo obispo y tuvo que aceptar. en adelante será un obispo modelo, un padre bondadoso para todos. Vivirá con sus sacerdotes en una amable comunidad sacerdotal donde todos se sentirán hermanos. El pueblo siempre sabia que la casa del obispo Agustín siempre estará abierta para los que necesitan ayuda espiritual o material.


Será gran predicador invitado por los obispos y sacerdotes de comunidades vecinas y escritor de libros bellísimos que han sido y serán la delicia de los católicos que quieran progresar en la santidad. El tenía la rara cualidad de hacerse amar por todos. Había en el norte de África unos herejes llamados Donatistas, que enseñaba que la Iglesia no debe perdonar a los pecadores y que como católicos solamente deben ser admitidos los totalmente puros ( pero ellos no tenían ningún reparo en asesinar a quienes se oponían en sus doctrinas ) Agustín se les opuso con sus elocuentes sermones y brillantísimos escritos, y ellos no eran capaces de responderles a sus razones y argumentos.


Al fin el Santo logró llevar a cabo una reunión en Cartago con todos los obispos católicos de la región y todos los jefes de los Donatistas y allí los católicos dirigidos por nuestro santo derrotaron totalmente en todas las discusiones a los herejes, restos fueron abandonados por la mayor parte de sus seguidores, y la secta se fue acabando poco a poco.


Vino enseguida otro hereje muy peligroso. Un tal Pelagio, que enseñaba que para ser santo no hacía falta recibir gracias o ayudas de Dios, sino que uno mismo por su propia cuenta y propios esfuerzos logra llegar a la santidad. Agustín que sabía por triste experiencia que por 32 años había tratado de ser bueno por sus propios esfuerzos y que lo único que había logrado era ser malo, se le opuso con sus predicaciones y sus libros y escribió un formidable tratado de "La Gracia", el cual prueba que nadie puede ser bueno, ni santo, si Dios no le envía gracias ni ayudas especiales para serlo, en este tratado tan lleno de sabiduría, se han basado después de los siglos, los teólogos de la Iglesia católica para enseñar acerca de la gracia.


Cuando Roma fue saqueada y casi destruida por los bárbaros de Genserico, los antiguos paganos habían dicho que todos estos males habían llegado por haber dejado de rezar a los antiguos dioses paganos y por haber llegado la religión católica. Agustín escribió entonces un nuevo libro, el más famoso después de las Confesiones, "La Ciudad de Dios" ( empleó 13 años redactándolo ).


Allí defiende poderosamente a la religión católica y demuestra que las cosas que suceden, aunque a primera vista son para nuestro mal, están todas en un plan que Dios hizo en favor nuestro que al final veremos que era para nuestro bien. ( Como dice San Pablo: "Todo sucede para bien de los que aman a Dios") . En el año 430 el santo empezó a sentir continuas fiebres y se dio cuenta de que la muerte lo iba alcanzar, tenía 72 años y cumplía 40 años de ser fervoroso católico, su fama de sabio, de santo y de amable pastor era inmensa. Los bárbaros atacaban su ciudad de Hipona para destruirla, y el murió antes de que la ciudad cayera en manos de semejantes criminales. A quién le preguntaba que si no sentía temor de morir, el les contestaba : "Quien ama a Cristo, no debe temer miedo de encontrarse con El". Pidió que escribieran sus salmos preferidos en grandes carteles dentro de su habitación para irlos leyendo continuamente ( él en sus sermones, había explicado los salmos ) durante su enfermedad curó un enfermo, con solo colocarle las manos en la cabeza y varías personas que estaban poseídas por malos espíritus quedaron libres ( San Posidio, el obispo que lo acompaño hasta sus últimos días, escribió después su biografía ).





miércoles, 26 de agosto de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 27 de Agosto – Jueves - XXIª – Semana del Tiempo Ordinario










27 de Agosto – Jueves -
XXIª – Semana del Tiempo Ordinario

Mt 24,42-51
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis, viene el Hijo del Hombre.
¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así, os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y,
pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo hará pedazos, como se merecen los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes".

1. Para explicar la “vigilancia", que deben tener los seguidores de Jesús, el evangelio de Mateo utiliza el verbo “gregorein", que, como exigencia ética, es una novedad aportada por el cristianismo.     Esta vigilancia incluye:
1) La responsabilidad ante los semejantes (Mt 24, 45-51).
2) No dejarse dominar por el miedo a un “dios imaginario y amenazante” (Mt 25,
15-23).
3) Sobre todo, la bondad con los hermanos más humildes (Mt 25,31-40). A lo que hay que sumar la vigilancia en la oración: “Estad en vela y orad conmigo", como dijo Jesús en Getsemaní (Mt 26, 41). La vigilancia fue importante en el cristianismo primitivo, por lo frecuentes que, en no pocas comunidades, eran las vigilias de oración, atestiguadas desde el s. II y que, desde el s. III y especialmente en el monacato, fueron centrales en la vida de los cristianos, que tenían la costumbre de levantarse a media noche para orar, cada cual en su casa, como testifica, por ejemplo, Tertuliano (Ad Uxor. 11,4 y 8).

2. Esta vigilancia, entendida como se acaba de indicar, fue tema en el que Jesús insistió. Se trata de la vigilancia referida a las relaciones que cada cual mantiene con los demás. Primero, Jesús pone como ejemplo al criado “fiel y cuidadoso” que da la comida a su tiempo. Y en segundo lugar, Jesús reprueba al que, en lugar de ser buena persona con los demás es un hombre violento y egoísta que solo se preocupa por comer y beber, o sea darse buena vida y pasarlo lo mejor posible. En el conjunto del relato, esta vigilancia constante para ser siempre bueno con todos es lo del mensaje que aquí transmite Jesús. La vigilancia que pide Jesús es la postura atenta y vigilante ante las necesidades de los otros, sobre las situaciones de dolor de los más necesitados: el hambre de los pobres, la soledad de los ancianos, el desamparo de los niños, la desesperación de tantos enfermos. A estas cosas es a lo que tenemos que estar vigilantes.




martes, 25 de agosto de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 26 de Agosto -Miércoles - XXI – Semana del Tiempo Ordinario




26 de Agosto -Miércoles -
XXI – Semana del Tiempo Ordinario

Mt 23, 27-32

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: “¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes.
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas!”. Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestro padre!".

1. La comparación de los fariseos con los sepulcros aparece dos veces en los evangelios. En Lc 11,44 y en Mt 23,27.
Pero la comparación, en un caso y en otro, se utiliza en sentido completamente inverso (U. Luz). En Lucas, se trata de sepulcros que ni se ven, ni se notan. Mientras que en Mateo, son sepulcros adornados y “con buena apariencia”. En cualquier caso, los
sepulcros contienen un contraste tremendo: son bellos por fuera y están llenos de muerte y podredumbre por dentro. En esto consiste la hipocresía de los hombres de la religión: una cosa es lo que se ve en ellos; y otra cosa la realidad que viven dentro. En gente así, es imposible la transparencia. ¿Quién se fía de tales personas? ¿Qué credibilidad pueden tener?

2. La segunda denuncia que se hace en este texto, se refiere al asesinato de los profetas. En tiempo de Jesús existía la convicción de que Israel persiguió y hasta asesinó a los profetas (Mc 12, 1-9; Lc 13,31-33). Y existían listas de los profetas que habían sido víctimas de la persecución: Isaías, Jeremías, Ezequiel, Miqueas, Amós, Zacarías (Vit. Proph. II; J. Jeremias). Así
fue el destino de hombres que fueron libres, que no se callaron ante las injusticias que se cometían contra el pueblo y las infidelidades a lo que Dios quería. Por otra parte, es evidente que honrar la memoria de quienes dieron su vida por pacificar y humanizar este mundo, eso es lo mismo que condenar a quienes fueron los asesinos de los inocentes y honrados. Un
pueblo honrado borra de su memoria a quienes fueron agentes de violencia y opresión. Esto también es parte esencial del Evangelio.



Párate un momento: Evangelio del día 25 de Agosto - MARTES - 21ª Semana del Tiempo Ordinario







25 de Agosto - MARTES -
21ª Semana del Tiempo Ordinario

Mt 23,23-26

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: “¡Ay de vosotros letrados y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad!   Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.     ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!     ¡Ay de
vosotros letrados y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno!    ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera".

1. El evangelista pone en boca de Jesús un tercer “Ay’ de denuncia y amenaza, que se refiere al problema del diezmo, la décima parte de los ingresos, que los israelitas debían pagar al templo.     Se trataba, por tanto, de un impuesto religioso.   En la Biblia, se prescribía un impuesto por los frutos del campo (Lev 27, 30) y de algunos productos de la siembra (Dt 14, 22 s).     El dinero que se recolectaba con estos diezmos iba destinado al Templo, concretamente a los sacerdotes y empleados.     Pero, además de esto, la Misná había establecido otro segundo diezmo por toda clase de frutos secos y legumbres.   El hecho es que con estos impuestos se oprimía a la pobre gente trabajadora, en provecho del clero judío.

2. Así las cosas, lo que Jesús denuncia es la exigencia escrupulosa que ponían los letrados y fariseos a la hora de exigir el pago de estos impuestos, mientras que las exigencias éticas básicas, el derecho, la misericordia y la fidelidad, se descuidaban y hasta se atropellaban de forma escandalosa.   Es impresionante la actualidad que tienen estas denuncias del
evangelio de Mateo.   En los tiempos actuales, cuando tantos millones de criaturas humanas se mueren de hambre, por la explotación que sufren de los países ricos y de las grandes empresas multinacionales, los obispos y el clero ayudan a los pobres con la caridad, pero se callan cuando la defensa de la justicia y de los derechos humanos ponen en peligro la
seguridad y los privilegios que suele tener la Iglesia.

3. El cuarto ¡Ay! habla directamente de la hipocresía que cuida con esmero la imagen externa, la apariencia pública, al tiempo que “por dentro las cosas están impresentables.    La distinción entre el interior y el exterior de los vasos era cosa frecuente en tiempos de Jesús.      Los rabinos distinguían incluso entre la cara interna y la cara externa de los vasos.   Lo
que les importaba es que por fuera estuvieran limpios.      Son conocidas las controversias que había entre los seguidores de Hillel y los de Schammai sobre este asunto (J. Neusner), tan ridículo y de tan mala educación.   En las religiones que conocemos es algo que, por desgracia, se vive a diario, a veces hasta extremos difíciles de explicar.   Y no terminamos de aceptar que lo que importa en la vida es la sinceridad, la claridad y la autenticidad de nuestras vidas.



lunes, 24 de agosto de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 24 de Agosto – Lunes - XXI – Semana del Tiempo Ordinario




24 de Agosto – Lunes -
XXI – Semana del Tiempo Ordinario

Mt 23, 13-22

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: “¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren. ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que devoráis los bienes de las viudas con pretexto de largas oraciones! Vuestra sentencia será por eso más severa. ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros guías ciegos, que decís: jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también:jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga. ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo, jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él".

1. La serie de denuncias que este capítulo de Mt pone en boca de Jesús, y que todas empiezan con un “¡Ay!". Esta especie de grito no se ha de interpretar como el lamento por una situación triste. Se trata, más bien, del anuncio de un castigo, incluso una maldición (E. Haenchen). Maldición
que anuncia y avisa que lo determinante en la vida no son las palabras, sino únicamente las obras (Mt 7, 21-23; 12, 49-50; 25, 31-46). En este caso concreto, el enorme engaño que representa usar la religión (rezos, misas, funciones solemnes de culto...) para sacarle el dinero a las personas más desamparadas, las viudas de aquel tiempo o las gentes de buena voluntad, que dan a la Iglesia o pagan una boda, un entierro, quitándoselo de la boca.

2. El hecho común y repetido, en estas obras o formas de conducta, era siempre lo mismo. Se trataba de verdaderas aberraciones que se producían en torno al culto religioso y a las prácticas sagradas: templo, altar, juramentos, ofrendas... Pero lo más importante es que tales aberraciones se llevaban a cabo de manera que todo aquello era la justificación de formas de conducta en las que se anteponían las “observancias religiosas” al “bien de las personas”. Lo importante era cumplir con la religión y tener buena imagen ante la gente. El sufrimiento de quienes lo pasan mal era un asunto para el que —con demasiada frecuencia— los hombres de la religión no tenían especial sensibilidad.

3. Jesús insiste en el tema de la ceguera en que viven estos hombres de la piedad, la observancia y la sumisión religiosa: “¡Ay de vosotros ciegos!” (Mt 23, 16). Jesús convirtió con frecuencia a los ciegos en videntes, (Mt 9, 27-31; 11, 5; 12, 22-24; 15, 31; 20, 29-34; 21, 14). Cuando Jesús le abría los ojos a la gente, para que viera la realidad de lo que estaba sucediendo en Israel y de lo que hacían los expertos en las cosas de la religión, los observantes del templo (fariseos) decían que aquello era cosa del diablo (Mt 9, 34; 12, 24; Jn 9). La religión no soporta que le pongan sus engaños al descubierto. Con demasiada frecuencia, la religión vive de las medias verdades y del ocultamiento de sus numerosos engaños.



sábado, 22 de agosto de 2015

Párate un momento: Lecturas del día 23 – AGOSTO - Domingo - XXI del Tiempo Ordinario




23 – AGOSTO - Domingo -
XXI del Tiempo Ordinario

1ª lectura Josué 24, l-2a. 15-17 18b

En aquellos días, Josué reunió todas las tribus de Israel en Siquén. Convocó a los ancianos de Israel, a los cabezas de familia, jueces y alguaciles, y se presentaron ante Dios. Josué habló al pueblo: “Si no os parece bien servir al Señor, escoged a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos, en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor”. El pueblo respondió: “¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre los pueblos por donde cruzamos. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!”.

Salmo 33

R// Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alianza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.

Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará.

La maldad da muerte al malvado,
y los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él.

Segunda lectura Efesios 5, 21-32

Hermanos. Sed Sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; Él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos,
amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los
maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. “Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán
los dos una sola carne”. Es este un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

Evangelio Juan 6, 60-69

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: “Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?”. Adivinando Jesús que sus discípulos le criticaban les dijo: “¿Esto
os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es quien da vida, la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen”. Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: “Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no
se lo concede”. Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces, Jesús les dijo a los Doce: “¿También vosotros queréis marcharos?”. Simón Pedro le
contestó: “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios”.

1. El escándalo que produjeron las palabras de Jesús sobre la eucaristía estuvo motivado por una mala interpretación de lo que Jesús quiso decir. Esa mala interpretación consistió en lo que se ha llamado el “cafarnaísmo” (porque de esto habló Jesús en Cafarnaún), que consiste en la idea de que comulgar es comerse la carne histórica de Jesús. Cuando la eucaristía se explica así, tal explicación puede ser motivo de escándalo y de que haya gente que se aleja para siempre de la Iglesia.

2. Jesús insiste en que para comprender lo que representa la eucaristía es indispensable la fe. Jesús no se refería, lógicamente, a la fe que consiste en creer en unos dogmas. Jesús se refería a la fe que consiste en vivir como vivió el mismo Jesús, con sus mismos criterios, según sus costumbres y los valores que él propuso y defendió. Quien vive eso, entiende lo que es la eucaristía, comer su carne y beber su sangre, que es la expresión simbólica de la unión y hasta la fusión con su vida y su destino.

3. Cuando se vive esta unión con Jesús (tal era el caso de Pedro y de los discípulos que se quedaron con él), las crisis de dudas y oscuridades se superan. La fuerza del Espíritu se hace fuerza en nuestra vida, que sigue una marcha rectilínea, sin desviarse a un lado o a otro, según nos conviene o según nos lo imponen nuestros miedos. Es la vida que se caracteriza por la firmeza en ir por la vida como fue Jesús y por la transparencia que no tiene nada que disimular.



Párate un momento: Evangelio del día 22 de Agosto - Sábado - Xxª - Semana del Tiempo Ordinario





22 de Agosto - Sábado -
Xxª - Semana del Tiempo Ordinario

Mt 23,1-12

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: “En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque
ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen, es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame “maestro". Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque
uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro señor, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado y el que se humilla
será enaltecido".

1. Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice, cuando se trata de entender y explicar este capítulo 23 del evangelio de Mateo. La terrible historia de los campos de concentración y del holocausto del pueblo judío, en la segunda guerra mundial, nos ha dejado a todos una imagen
falsa del judaísmo y además hemos quedado consternados (U. Luz). Por otra parte, no es seguro que Jesús pronunciase este discurso, tal como ha quedado redactado en el texto que ha llegado hasta nosotros. Las ideas fundamentales provienen de Jesús, pero la forma de presentarlas depende de Mateo. Y a todo esto hay que sumar otra dificultad. Se trata del enfrentamiento entre cristianismo y judaísmo, que no es la diferencia entre dos religiones, sino la diferencia entre la religión y otra forma de relacionarse con Dios, que, se resiste a hacer eso como religión (Daniel Boyarin). Un fenómeno que se viene produciendo (y se está acentuando) lo mismo entre judíos que entre cristianos.

2. No es verosímil que Jesús recomendara a sus discípulos y a la gente que hiciesen lo que enseñaban los escribas y fariseos. Mt había prevenido a la gente ante las enseñanzas de los fariseos (16, 12). Además, del conjunto de enfrentamientos que Jesús tuvo con los seguidores de este partido, se puede deducir que se trata de una advertencia inicial que prepara al lector para aceptar la dureza de lo que viene a continuación.

3. En cualquier caso, y sean cuales sean los matices que haya que poner a la historicidad de este evangelio, una cosa es cierta: Jesús rechaza de forma terminante todo lo que sea vanidad, orgullo, ambición, deseos de situarse por encima de los demás. Miserias humanas que se manifiesta en vestimentas, honores públicos, puestos de preferencia y privilegio, títulos, y distinciones, lo que es más grave en los hombres que pretenden representar el Evangelio de Jesús. Son los que asumen esos comportamientos justificándolos porque piensan que así representan y promueven mejor la fe en Dios. Aunque todo esto no se pueda aplicar literalmente a los fariseos y letrados (E. P. Sanders), es indudable que Jesús detesta que quienes pretenden ser líderes en la comunidad, se aprovechen de semejantes formas de conducta pública, basados en la idea de que así representan con más autoridad a Jesús de Nazaret. Es verdad que decir esto no es agradable. Pero, si no decimos ni esto, entonces borremos este capítulo del Evangelio.



viernes, 21 de agosto de 2015

Párate un momento: Evangelio del Día 21 de Agosto del 2015 -Viernes - Xxª Semana del Tiempo Ordinario









Día 21 de Agosto del 2015 -Viernes -
Xxª Semana del Tiempo Ordinario

Mt 22,34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?”. Él le dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas”

1. La pregunta del fariseo a Jesús tenía su razón de ser. Los rabinos distinguían hasta 248 preceptos y 365 prohibiciones. Y como es lógico entre ellos había una notable diversidad de opiniones sobre cuál de todos aquellos preceptos y prohibiciones era el más importante. La pregunta iba intencionadamente dirigida a ver por quién se inclinaba Jesús. Lo que suponía enfrentarlo a los que tenían opiniones contrarias.

2. Jesús responde citando el shemá de Dt 6, 4-5, el precepto del amor a Dios, que, según los letrados, todos los israelitas tenían que repetir diariamente y se cumplía en los actos de obediencia, piedad y fidelidad a la Torá (U. Luz). Jesús, sin embargo, no se limitó a recordar el mandamiento principal. El mandamiento que recuerdan los tres sinópticos (Mt 22, 37;Mc 12, 30; Lc 10, 27). Pero Jesús, a ese mandamiento añadió el segundo, el amor al prójimo (Lev 19, 18). Es importante saber que el texto litúrgico traduce mal. El texto griego no dice: “El segundo es semejante a él’", sino que dice: “Pero el segundo es igual de importante". O sea, en el texto litúrgico no se ha traducido la preposición dé = “pero" con lo que se indica que Jesús, no solo añade algo al texto, sino que corrige al fariseo. Y sobre todo, traduce "homoios" por “semejante", cuando en este caso tiene el sentido claro de “igual” (G. Haufe). Con lo que Jesús quiere decir que el amor al prójimo es “igual de importante” que el amor a Dios (U. Luz). El amor a Dios es inseparable del amor a los demás.

3. Es peligroso separar el amor a Dios del amor al prójimo, y más peligroso anteponer el amor a Dios a cualquier otro amor, porque a “Dios nadie lo ha visto” (Jn 1, 18). De ahí el peligro de que cada cual se imagine a Dios de acuerdo con sus ideas y sus conveniencias. Lo cual puede traducirse (y se traduce) en que, por amor a Dios, ofendemos, faltamos al respeto, perseguimos y hasta se ha matado al prójimo. Y además se puede hacer eso con la conciencia del deber cumplido. Cuando se hace eso, la religión se convierte en “violencia tranquilizante”: se mata por obediencia a Dios. Es la perversión total de Dios en nuestras conciencias.