sábado, 22 de agosto de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 22 de Agosto - Sábado - Xxª - Semana del Tiempo Ordinario





22 de Agosto - Sábado -
Xxª - Semana del Tiempo Ordinario

Mt 23,1-12

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: “En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque
ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen, es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame “maestro". Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque
uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro señor, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado y el que se humilla
será enaltecido".

1. Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice, cuando se trata de entender y explicar este capítulo 23 del evangelio de Mateo. La terrible historia de los campos de concentración y del holocausto del pueblo judío, en la segunda guerra mundial, nos ha dejado a todos una imagen
falsa del judaísmo y además hemos quedado consternados (U. Luz). Por otra parte, no es seguro que Jesús pronunciase este discurso, tal como ha quedado redactado en el texto que ha llegado hasta nosotros. Las ideas fundamentales provienen de Jesús, pero la forma de presentarlas depende de Mateo. Y a todo esto hay que sumar otra dificultad. Se trata del enfrentamiento entre cristianismo y judaísmo, que no es la diferencia entre dos religiones, sino la diferencia entre la religión y otra forma de relacionarse con Dios, que, se resiste a hacer eso como religión (Daniel Boyarin). Un fenómeno que se viene produciendo (y se está acentuando) lo mismo entre judíos que entre cristianos.

2. No es verosímil que Jesús recomendara a sus discípulos y a la gente que hiciesen lo que enseñaban los escribas y fariseos. Mt había prevenido a la gente ante las enseñanzas de los fariseos (16, 12). Además, del conjunto de enfrentamientos que Jesús tuvo con los seguidores de este partido, se puede deducir que se trata de una advertencia inicial que prepara al lector para aceptar la dureza de lo que viene a continuación.

3. En cualquier caso, y sean cuales sean los matices que haya que poner a la historicidad de este evangelio, una cosa es cierta: Jesús rechaza de forma terminante todo lo que sea vanidad, orgullo, ambición, deseos de situarse por encima de los demás. Miserias humanas que se manifiesta en vestimentas, honores públicos, puestos de preferencia y privilegio, títulos, y distinciones, lo que es más grave en los hombres que pretenden representar el Evangelio de Jesús. Son los que asumen esos comportamientos justificándolos porque piensan que así representan y promueven mejor la fe en Dios. Aunque todo esto no se pueda aplicar literalmente a los fariseos y letrados (E. P. Sanders), es indudable que Jesús detesta que quienes pretenden ser líderes en la comunidad, se aprovechen de semejantes formas de conducta pública, basados en la idea de que así representan con más autoridad a Jesús de Nazaret. Es verdad que decir esto no es agradable. Pero, si no decimos ni esto, entonces borremos este capítulo del Evangelio.



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