30
de Agosto - Domingo -
XXII
- Semana del Tiempo Ordinario
1ª
Lectura: Deuteronomio 4, 1-2. 6-8
Moisés habló al pueblo,
diciendo: “Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os
mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la
tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. No
añadáis nada a lo que os mando ni suprimáis nada; así cumpliréis
los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy.
Ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría y vuestra
inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de
todos ellos, dirán: «Cierto que esta gran nación es un pueblo
sabio e inteligente». Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan
grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de
nosotros, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación,
cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy
os doy?”.
Salmo
14
R//
Señor, ¿quién puede hospedarse
en
tu tienda?
• El
que procede honradamente
y
practica la justicia,
el
que tiene intenciones leales
y
no calumnia con su lengua.
• El
que no hace mal a su prójimo
ni
difama al vecino,
el
que considera despreciable al impío
y
honra a los que temen al Señor.
• El
que no presta dinero a usura
ni
acepta soborno contra el inocente.
El
que así obra nunca fallará.
Segunda
lectura Santiago 1, 17-18. 21b-22. 27
Mis
queridos hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de
arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni períodos
de sombra. Por propia iniciativa, con la Palabra de la verdad, nos
engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas.
Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de
salvaros. Llevadla a la práctica y no
os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos. La
religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre ese esta:
visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las
manos con este mundo.
Evangelio
Marcos 7, 1-8, 14-15. 21-23.
En
aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos
escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con
manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. —Los fariseos,
como los demás judíos, no comen sin antes las manos restregando
bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la
plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas
tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas—. Según eso, los
fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: “¿Por qué comen tus
discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los
mayores?”. Él les contestó: "Bien profetizó Isaías de
vosotros, hipócritas, está escrito: «Este pueblo me honra con
los labios, pero su corazón está lejos de mi. El culto que me
dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos
humanos. Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a
la tradición de los hombres". En otra ocasión llamó Jesús
a la gente y les dijo: “Escuchad y entended todos: Nada que entre
de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo
que hace impuro al hombre. Porque de dentro del corazón del
hombre salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos,
homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno,
envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas estas maldades
salen de dentro y hacen al hombre impuro”.
1.
Este conflicto de Jesús con los fariseos y los maestros de la ley
indica, con suficiente claridad, el rechazo que el mismo Jesús
expresó respecto a los ritos religiosos. Los ritos (sociales,
culturales, deportivos, militares, religiosos...) son fundamentales
para la pervivencia de las sociedades humanas. Y en las
religiones, los ritos son tan importantes que constituyen todo el
sistema de signos que mantiene a la religión. Pero los ritos
tienen un inconveniente importante: son acciones que debido a la
exactitud y al rigor de su observancia, “se constituyen en un fin
en sí mismos”. Lo cual tiene una consecuencia fatal. Que
consiste en que el “rito” se separa de la “conducta” del
observante de ese rito (G. Theissen).
2.
Por eso, este evangelio pone al descubierto el peligro de engaño que
tiene la religión. Es el engaño que se produce en todo el que
antepone el ritual a la ética. Porque la honradez, la bondad, la
sinceridad, la honestidad, todo eso no nace del ritual, sino del
corazón. Jesús lo afirma rotundamente. Y la vida nos enseña
que hay gente que se pasa años observando escrupulosamente rituales,
sacramentos y observancias, pero sabemos que, después de tantos años
de fidelidades religiosas, el observantes sigue teniendo los mismos
defectos y las mismas miserias humanas que tenia hace años, quizá
muchos años.
3.
De ahí que lo importante, para Jesús y para nuestra vida, no son
los gestos externos (lavatorios, gestos corporales, utilización de
objetos sagrados...), sino lo que nos sale de dentro, de nuestros
sentimientos y de nuestras experiencias más profundas. Es decir,
lo importante no son los “ritos”, sino los “símbolos",
que son la expresión de nuestras experiencia más hondas y más
auténticas: una mirada, un beso, un abrazo, la expresividad de
nuestro rostro. Estos gestos simbólicos son los que dicen lo que
somos de verdad.
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