martes, 4 de agosto de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 6 de Agosto – Jueves - TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR





6 de Agosto – Jueves -
TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

Mc. 9,2-10

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se le aparecieron Elías y Moisés conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: “Maestro, ¡Qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Estaban asustados y no sabían lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: “Este es mi Hijo amado; escuchadlo”. De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: “No contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos". Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos".

1. Es evidente que este relato pone de manifiesto que en el hombre Jesús, en la humanidad de aquel hombre y a través de aquella humanidad, se revelaba algo enigmático y misterioso que supera y trasciende lo humano. La humanidad de Jesús es la revelación de la divinidad del Padre. Y lo es porque la divinidad no puede ser conocida por nosotros los humanos. Lo que podemos saber de la divinidad es lo que vemos, oímos y palpamos en la humanidad, en la que se hizo presente y con la que se fundió Jesús.

1. Esto explica por qué, en los evangelios, encontramos hechos (nacimiento, tentaciones, transfiguración y resurrección) en los que nos
encontramos con lo enigmático y lo misterioso o lo “mítico", como dicen algunos teólogos bien conocidos. El problema está en que, en ese enigma, en ese misterio o en ese “mito” el Jesús histórico quedó “succionado”.Theyssen). Esto es lo que a muchas personas les complica la lectura de los evangelios y la correcta comprensión de la persona y de la vida de Jesús.

3.. Como es lógico, este episodio solo pudo ser conocido después de la resurrección. El título de “Hijo de Dios” aplicado a Jesús, según San Pablo (Rom 1, 3-4) solo pudo aplicarse a Jesús después que se supo que él no había fracasado en la muerte, sino que es el Viviente Resucitado. La dificultad con que tropezamos en los evangelios está en que en ellos leemos la historia de un hombre que es revelación de lo que trasciende al hombre. Pero de forma que en ello se revela también que la trascendencia de lo divino nunca puede contradecir o entrar en conflicto con la inmanencia que palpamos en lo humano de Jesús.



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