13
de Agosto - Jueves -
19ª
Semana del Tiempo Ordinario
Mt.
18,21-19,1
En
aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: “Señor, si
mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta
siete veces? Jesús le contesta: “No te digo hasta siete veces,
sino hasta setenta veces siete". Y les propuso esta parábola:
“Se parece el Reino de los Cielos a un rey que quiso ajustar las
cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron
uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué
pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus
hijos y todas sus posesiones y que pagara así. El empleado,
arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia
conmigo y te lo pagaré todo”.
El
Señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar,
perdonándole la deuda. Pero al salir, el empleado aquel encontró a
uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo lo
estrangulaba diciendo:
"pagame
lo que me debes". El compañero arrojándose a sus pies, le
rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré". Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo
que debía. Sus compañeros, al
enterarse
de lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor
todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “!Siervo
malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No
debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve
compasión de ti?”. Y el Señor, indignado, lo entregó a los
verdugos, hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros
mi Padre del Cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.
Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la
región de Judea al otro lado del Jordán”.
1.- La
pregunta de Pedro a Jesús quiere decir si hay que perdonar siempre. Porque el número siete, en aquella cultura, se refería a la idea de
plenitud. Esto supuesto, la respuesta de Jesús sobrepasa toda
medida. Ya no se trata de siete, sino de setenta veces siete. O
sea, siempre y sin limitación alguna, sea cual sea la ofensa que te
hayan hecho. Es una postura que rompe todos los moldes. Pero Jesús
está convencido de que solo rompiendo todos los moldes del perdón
se puede acabar con todos los excesos de la violencia.
2.- La
parábola que propone Jesús, para explicar su respuesta, rompe
efectivamente todos nuestros esquemas de pensamiento. Todo es
desmesurado: la cantidad que debe el primer deudor; el perdón que,
sin más se le concede; la brutalidad de ese individuo con el
desgraciado que le debía solo unas monedas. Se trata de una historia
en la que se rompe la lógica de nuestros comportamientos.
3.- Nuestra
lógica pide justicia para castigar a los canallas. La “lógica"
del Evangelio pide perdón siempre. La Justicia del Estado debe
cumplir con su deber, pero el perdón que conceden las víctimas es
la única arma que desarma a los violentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario