27
de Agosto – Jueves -
XXIª
– Semana del Tiempo Ordinario
Mt
24,42-51
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Estad en vela, porque
no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si
supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el
ladrón, estaría en vela y no dejaría
abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros
preparados, porque a la hora que menos penséis, viene el Hijo del
Hombre.
¿Dónde
hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la
servidumbre la comida a sus horas? Pues dichoso ese criado, si el
amo, al llegar, lo encuentra portándose así, os aseguro que le
confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el
criado es un canalla y,
pensando
que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a
beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera,
llegará el amo y lo hará pedazos, como se merecen los hipócritas.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes".
1. Para
explicar la “vigilancia", que deben tener los seguidores de
Jesús, el evangelio de Mateo utiliza el verbo “gregorein",
que, como exigencia ética, es una novedad aportada por el
cristianismo. Esta vigilancia incluye:
1)
La responsabilidad ante los semejantes (Mt 24, 45-51).
2)
No dejarse dominar por el miedo a un “dios imaginario y amenazante”
(Mt 25,
15-23).
3)
Sobre todo, la bondad con los hermanos más humildes (Mt 25,31-40).
A lo que hay que sumar la vigilancia en la oración: “Estad en
vela y orad conmigo", como dijo Jesús en Getsemaní (Mt 26,
41). La vigilancia fue importante en el cristianismo primitivo,
por lo frecuentes que, en no pocas comunidades, eran las vigilias de
oración, atestiguadas desde el s. II y que, desde el s. III y
especialmente en el monacato, fueron centrales en la vida de los
cristianos, que tenían la costumbre de levantarse a media noche para
orar, cada cual en su casa, como testifica, por ejemplo, Tertuliano
(Ad Uxor. 11,4 y 8).
2. Esta
vigilancia, entendida como se acaba de indicar, fue tema en el que
Jesús insistió. Se trata de la vigilancia referida a las
relaciones que cada cual mantiene con los demás. Primero, Jesús
pone como ejemplo al criado “fiel y cuidadoso” que da la comida a
su tiempo. Y en segundo lugar, Jesús reprueba al que, en lugar de
ser buena persona con los demás es un hombre violento y egoísta que
solo se preocupa por comer y beber, o sea darse buena vida y pasarlo
lo mejor posible. En el conjunto del relato, esta vigilancia
constante para ser siempre bueno con todos es lo del mensaje que aquí
transmite Jesús. La vigilancia que pide Jesús es la postura
atenta y vigilante ante las necesidades de los otros, sobre las
situaciones de dolor de los más necesitados: el hambre de los
pobres, la soledad de los ancianos, el desamparo de los niños, la
desesperación de tantos enfermos. A estas cosas es a lo que
tenemos que estar vigilantes.
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