11
de Agosto – Martes -
19ª
Semana del Tiempo Ordinario
Mt 18, 1-5.
10. 12-14
En
aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
-
“¿Quién es el más importante en el Reino de los Cielos?”.
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:
-
"Os digo que, si no volvéis a ser como
niños,
no entraréis en el Reino de los Cielos. Por tanto, el que se haga
pequeño como este niño, ese es el más grande en el Reino de los
Cielos. El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a
mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo
que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi
Padre celestial.
¿Qué
os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le
pierde, ¿no deja las noventa y nueve y va en busca de la perdida? Y
si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las
noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre
del Cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños".
1. A los
discípulos les preocupaba el tema de la importancia. Seguían
teniendo en su corazón las convicciones que dominaban en las
culturas
mediterráneas
del s. I, en las que el valor determinante no era el dinero, sino el
honor. Pero lo más peligroso de esta pregunta no está en que
aquellos hombres sintieran el natural deseo de ser importantes. El
peligro estaba en que asociaban la importancia (honor) con el Reino
de Dios. Se notaba ya, en aquellos primeros discípulos, la
convicción dominante en tantos hombres de Iglesia, persuadidos de
que lo más importante para la causa del Reino es la buena imagen, el
buen nombre, la dignidad, el honor, el cargo. Y se apetece todo eso,
ocultando (si es preciso) cosas indignas e indignantes.
2,- La
respuesta de Jesús desmonta todo el tinglado de los honores y los
cargos, tan importante para muchos hombres de Iglesia. Para Jesús,
el tinglado de las importancias es la imposibilidad para entrar en el
Reino de Dios. Jesús lo dice afirmando que es necesario “hacerse
pequeño”, es decir “abajarse” (tapeinósei eautón). El verbo
griego que pone aquí Mateo está intencionadamente elegido. Porque
el verbo "tapeinóo", lo mismo que el adjetivo "tapeinós",
no se refiere, en el griego usado por los judíos de la época, a la
sola “humildad", sino que apunta directamente a la “bajeza”
(U. Luz), la baja condición social. Que era la condición de los
niños de aquella sociedad. Las apetencias de importancia
incapacitan para ha algo que sea de utilidad para el Reino de Dios.
3.- Uno de
los problemas más graves, que tienen que resolver las religiones y
especialmente la Iglesia, es la tentación de darle más importancia
al “parecer” que al “ser". A muchos cristianos,
concretamente a muchos clérigos, les domina (y rige sus vidas) el
convencimiento de que lo importante es “tener buena imagen",
aparecer ante la gente como hombres ejemplares. Esta mentalidad es
lo que ha arruinado a la Iglesia y la ha alejado tanto del Evangelio,
que ya es poca la gente que se fía de la religión, de sus
dirigentes, de lo que dicen, etc. Cuando la vida pierde su
transparencia, esa vida no puede servir de medio para comunicar lo
que fue y lo que es la vida de Jesús, su proyecto de vida y el
futuro que nos ofrece. Una vida que no es transparente no es creíble
y no merece crédito alguno.
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