martes, 25 de agosto de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 26 de Agosto -Miércoles - XXI – Semana del Tiempo Ordinario




26 de Agosto -Miércoles -
XXI – Semana del Tiempo Ordinario

Mt 23, 27-32

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: “¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes.
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas!”. Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestro padre!".

1. La comparación de los fariseos con los sepulcros aparece dos veces en los evangelios. En Lc 11,44 y en Mt 23,27.
Pero la comparación, en un caso y en otro, se utiliza en sentido completamente inverso (U. Luz). En Lucas, se trata de sepulcros que ni se ven, ni se notan. Mientras que en Mateo, son sepulcros adornados y “con buena apariencia”. En cualquier caso, los
sepulcros contienen un contraste tremendo: son bellos por fuera y están llenos de muerte y podredumbre por dentro. En esto consiste la hipocresía de los hombres de la religión: una cosa es lo que se ve en ellos; y otra cosa la realidad que viven dentro. En gente así, es imposible la transparencia. ¿Quién se fía de tales personas? ¿Qué credibilidad pueden tener?

2. La segunda denuncia que se hace en este texto, se refiere al asesinato de los profetas. En tiempo de Jesús existía la convicción de que Israel persiguió y hasta asesinó a los profetas (Mc 12, 1-9; Lc 13,31-33). Y existían listas de los profetas que habían sido víctimas de la persecución: Isaías, Jeremías, Ezequiel, Miqueas, Amós, Zacarías (Vit. Proph. II; J. Jeremias). Así
fue el destino de hombres que fueron libres, que no se callaron ante las injusticias que se cometían contra el pueblo y las infidelidades a lo que Dios quería. Por otra parte, es evidente que honrar la memoria de quienes dieron su vida por pacificar y humanizar este mundo, eso es lo mismo que condenar a quienes fueron los asesinos de los inocentes y honrados. Un
pueblo honrado borra de su memoria a quienes fueron agentes de violencia y opresión. Esto también es parte esencial del Evangelio.



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