domingo, 9 de agosto de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 12 de Agosto - Miércoles - 19ª Semana del Tiempo Ordinario








12 de Agosto - Miércoles -
19ª Semana del Tiempo Ordinario

Mt 18,15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Si tu hermano peca contra ti, repréndelo a solas entre los dos.   Si te hace caso, has salvado a tu hermano.   Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos.  Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.   Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del Cielo.   Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.

1. La idea capital, que aquí desarrolla el evangelio de Mt, es que la división o el enfrentamiento entre dos hermanos, en la comunidad cristiana, no se debe tolerar.   El texto griego dice; “Si tu hermano peca contra ti”. Lo que equivale a decir: “Si tu hermano te ofende”.   No se trata de un pecado cualquiera, sino de un enfrentamiento entre cristianos
("hermanos”).

2.- Pues bien, si eso se produce, hay que arreglar esa situación cuanto antes.    Para ello, Jesús propone tres pasos: 1) Que se pongan de acuerdo entre ellos.   2) Si eso no da resultado, que intervengan otros miembros de la comunidad.   3) Si tampoco eso sirve, que intervenga toda la comunidad.   Y si es que el ofensor no hace caso ni a la comunidad, se le expulsa eso es considerarlo “como un pagano o un publicano”).   La idea de fondo, que subyace a este planteamiento, es que en la comunidad cristiana no se puede tolerar la división o el enfrentamiento.   La Iglesia tiene que ser una iglesia unida, en la que no se toleran las fracturas y, menos aún, las ofensas.

3.- El "atar" y “desatar” es una expresión aramea que significa originalmente "prohibir” y “permitir” (Mt 16, 19).    En el contexto del perdón de las ofensas (como ocurre aquí) debe entenderse como “retener los pecados” o “perdonarlos".   En el conjunto de este capítulo, en el que se habla de perdón sin límites y de buscar a la oveja perdida, se debe entender como “castigo correctivo", para ganar al hermano extraviado.    En todo caso, según este evangelio, los pecados son perdonados por los hermanos o por la comunidad.



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