martes, 25 de agosto de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 25 de Agosto - MARTES - 21ª Semana del Tiempo Ordinario







25 de Agosto - MARTES -
21ª Semana del Tiempo Ordinario

Mt 23,23-26

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: “¡Ay de vosotros letrados y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad!   Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.     ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!     ¡Ay de
vosotros letrados y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno!    ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera".

1. El evangelista pone en boca de Jesús un tercer “Ay’ de denuncia y amenaza, que se refiere al problema del diezmo, la décima parte de los ingresos, que los israelitas debían pagar al templo.     Se trataba, por tanto, de un impuesto religioso.   En la Biblia, se prescribía un impuesto por los frutos del campo (Lev 27, 30) y de algunos productos de la siembra (Dt 14, 22 s).     El dinero que se recolectaba con estos diezmos iba destinado al Templo, concretamente a los sacerdotes y empleados.     Pero, además de esto, la Misná había establecido otro segundo diezmo por toda clase de frutos secos y legumbres.   El hecho es que con estos impuestos se oprimía a la pobre gente trabajadora, en provecho del clero judío.

2. Así las cosas, lo que Jesús denuncia es la exigencia escrupulosa que ponían los letrados y fariseos a la hora de exigir el pago de estos impuestos, mientras que las exigencias éticas básicas, el derecho, la misericordia y la fidelidad, se descuidaban y hasta se atropellaban de forma escandalosa.   Es impresionante la actualidad que tienen estas denuncias del
evangelio de Mateo.   En los tiempos actuales, cuando tantos millones de criaturas humanas se mueren de hambre, por la explotación que sufren de los países ricos y de las grandes empresas multinacionales, los obispos y el clero ayudan a los pobres con la caridad, pero se callan cuando la defensa de la justicia y de los derechos humanos ponen en peligro la
seguridad y los privilegios que suele tener la Iglesia.

3. El cuarto ¡Ay! habla directamente de la hipocresía que cuida con esmero la imagen externa, la apariencia pública, al tiempo que “por dentro las cosas están impresentables.    La distinción entre el interior y el exterior de los vasos era cosa frecuente en tiempos de Jesús.      Los rabinos distinguían incluso entre la cara interna y la cara externa de los vasos.   Lo
que les importaba es que por fuera estuvieran limpios.      Son conocidas las controversias que había entre los seguidores de Hillel y los de Schammai sobre este asunto (J. Neusner), tan ridículo y de tan mala educación.   En las religiones que conocemos es algo que, por desgracia, se vive a diario, a veces hasta extremos difíciles de explicar.   Y no terminamos de aceptar que lo que importa en la vida es la sinceridad, la claridad y la autenticidad de nuestras vidas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario