domingo, 19 de junio de 2016

Párate un momento: El Evangelio del día 20 DE JUNIO – LUNES – 12ª - Semana del T.-O.-C Stª – Florentina de Cartagena, virgen




20 DE JUNIO – LUNES –
12ª -  Semana del T.-O.-C
Stª – Florentina de Cartagena, virgen

       Evangelio según san Mateo 7, 1-5

       En aquel tiempo, dejo Jesús a sus discípulos:
       “No juzguéis y no seréis juzgados.    Porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.
       ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?
       ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: Déjame que te saque la mota del ojo, teniendo una viga en el tuyo?
       Hipócrita, sácate primero la viga del ojo, entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano”

       1.   Una vez más, hay que insistir en que las tres grandes preocupaciones de Jesús fueron la salud de los humanos, la comida compartida entre las personas y las buenas relaciones humanas.
       Pues bien, para la tercera de estas tres grandes preocupaciones, en torno a las cuales giró toda la vida y el ministerio, que Jesús nos dejó en el Evangelio, el tema del juicio es enteramente capital.
       De sobra sabemos que una de las cosas que más nos duelen en la vida es que nos juzguen mal, que piensen mal de nosotros, que nos rechacen o nos condenen desde prejuicios negativos o despectivos.
       Eso es de lo que más nos divide, nos separa, nos enfrenta o nos aleja de los demás, incluso de nuestros familiares más cercanos.

       2.   Por eso, Jesús corta de raíz en todo cuanto se refiere a este peligroso asunto, que destroza nuestras relaciones de unos con otros.
       “No juzguéis y no seréis juzgados...
       Con la medida con que midáis se os medirá”. El texto griego de los evangelios utiliza el verbo “krinó”, que significa juzgar, distinguir, decidir, proceder judicialmente,
castigar (M. Rissi).
       ¿Se trata aquí del juicio entre personas individuales?  ¿O estamos hablando del juicio en el que puede dictar sentencia un juez oficial? (U. Luz).
       Por más extraño que pueda resultar, el texto del Evangelio es tan fuerte que, con frecuencia, se refiere a la decisión de un juez.       Ya desde Homero, pasando por Tucídides, “krinó” además de “juzgar” significa también “Condenar” (W. Schneider).
       Es, pues, un verbo duro, lo que queda patente en repetidos textos del N. T. (Mt 7, 1 5; Lc 7, 43; Hech 4, 19; 15, 19;Rom4 3 Ss; 1 Cor4,5; 10,15. 19;2 Cor5, 14; Col 2, 16).

       3.   ¿Qué nos viene a decir todo esto?
       Nos dice, ante todo, que lo que más daña nuestras relaciones con los demás es el juicio tajante y negativo que tantas veces hacemos de los otros.
       ¿Hay solución para esto?
       Lo único que nos puede salvar del juicio de perdición es el perdón.
       En la medida en que tengamos grandeza de ánimo para perdonar, en esa misma medida encontraremos el perdón que nos devuelve la paz, la unidad y, sobre todo, la humanidad que supera y vence la brutalidad del odio y el rechazo.


Stª – Florentina de Cartagena, virgen

Florentina = floreciente. Viene de la lengua latina.
Florentina. Nació en el seno de una familia visigoda en Cartagena, España, fue la tercera de cinco hermanos, cuatro de los cuales (entre ellos Florentina) fueron considerados santos por la Iglesia Católica. Los otros hermanos canonizados son San Isidoro, San Leandro y San Fulgencio. Todos ellos son conocidos como los Cuatro Santos de Cartagena.
A mediados de siglo se trasladan a Sevilla, donde San Leandro y San Isidoro llegan a ser arzobispos y donde San Fulgencio es Obispo de Écija y de Cartagena
Leandro fue el maestro de Florentina tanto en los estudios clásicos como en los sagrados. Y ella fue, a su vez, la maestra de su hermano menor, el gran sabio san Isidoro de Sevilla, doctor de la Iglesia universal.
Al ser mujer, la vida religiosa de Santa Florentina no puede ser similar a la de sus hermanos, y así se recluiría en un monasterio de San Benito, que unos ubican cerca de la localidad sevillana de Écija y otros en Talavera de la Reina. Considerada una mujer de gran cultura, fundaría más de cuarenta monasterios, siguiendo la Regla escrita para ella por su hermano San Leandro. Algunas interpretaciones ven en este texto no una regla monástica propiamente, sino un simple elogio de la virginidad
Gracias a sus dotes de gobierno, a su santidad y ejemplaridad para todas las hermanas, la eligieron abadesa.
Fue entonces cuando su hermano Leandro le escribió un precioso y profundo libro sobre “La institución de las vírgenes”.
Es una gozada la lectura de este libro porque ensalza la virtud de la virginidad como algo que Cristo exige libremente a quienes quieren seguirle más de cerca.
Murió en el año 633.
La mayor parte de sus restos mortales descansan en una urna de plata, expuesta en el altar mayor de la Catedral de Murcia, aunque también se conservan reliquias de la santa en la parroquia de Berzocana de la Diócesis de Plasencia.
Recibe especial veneración en una localidad del Campo de Cartagena, La Palma.



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