martes, 21 de junio de 2016

PÁRATE UN MOMENTO: EL EVANGELIO DEL DÍA 22 DE JUNIO - MIÉRCOLES 12ª – Semana del T.-O.-C Santos Paulino de Nola, Juan Fisher, Tomas Moro






22 DE JUNIO - MIÉRCOLES
12ª – Semana del T.-O.-C
Santos Paulino de Nola, Juan Fisher, Tomas Moro

       Evangelio según san Mateo 7, 15-20

       En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
        “Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
       Por sus frutos los conoceréis.
       A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos?
       Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos.
       Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos.
       El árbol que no da fruto
 bueno se tala y se echa al fuego.
       Es decir, por sus frutos los conoceréis”.

       1.   Los casos, tan frecuentes, de hombres que intervienen en la vida pública con apariencia de bien, cuando en realidad lo que buscan es su propio interés, no es de ahora.
       Es un hecho que se reproduce sin cesar, desde que en la historia de la humanidad existe lo que llamamos la “Civilización”.
       En cuanto apareció la política, la religión y, por tanto, el poder vertical, aparecieron también los farsantes y embusteros, que, con apariencia de bien, lo que buscan es su propio provecho.
       Fue un hecho frecuente en el cristianismo naciente (cf. 1 Jn 2, 18-27; 4, 1-6; Tit 1, 12; Ap 2,20; Did. 11,3; Pastor de Hermas, m. 11, además de los montanistas y no pocos grupos
gnósticos) (C. Daniel, J. Weiss, A. Piñero.. .).        Teniendo en cuenta que lo que se les reprocha a los “profetas falsos” no es el “error”, sino la “maldad” (anomía) (Mt 7, 23).
       Estos individuos son frecuentes en la política y en las instituciones religiosas.

       2.   Jesús nos previene de este peligro, que a veces resulta de muy graves consecuencias, recordando el criterio que fundamenta la ética cristiana.
       Jesús no recurre a principios filosóficos o a leyes religiosas, sino que nos indica las consecuencias que se siguen de nuestro comportamiento.  Y hablamos del comportamiento humano, sin más.
       Este criterio se parece mucho al llamado “pragmatismo americano”, que entiende la fe como “aquello en virtud de lo cual un hombre está dispuesto a obrar” (N. J. Green).
       No nos damos cuenta, por lo general, de la disociación y el desacuerdo que existe entre lo que pensamos y lo que hacemos.
       Por eso es tan importante recordar el criterio ético de R. Rorty: el hombre “solidario” es el que lucha por disminuir la violencia, el sufrimiento y “la humillación que soportan algunos seres humanos a causa de otros seres humanos”.

       3.   Por eso cada cual se tiene que preguntar qué consecuencias se siguen de su propia conducta.
       Por ejemplo, es muy aleccionador tener presente si cada cual, en el ambiente en el que se mueve, contagia bienestar, alegría, paz, sosiego, ganas de vivir.
        O, por el contrario, lo que contagia es un clima insoportable. Malestar, tensiones, violencia, atropellos...
       En esto es en lo que está la respuesta al problema de la ética.
       Que, ¡no lo olvidemos!, ese problema es el tema central que nos presenta el Evangelio.
       A fin de cuentas, cada cual es, no lo que piensa o lo que cree, ni siquiera lo que hace, sino que el seguidor se define y se distingue por las consecuencias que se siguen de su conducta.
       Solo el que produce paz y felicidad tiene derecho a considerarse un fiel seguidor del Evangelio.

Santos Paulino de Nola, Juan Fisher, Tomas Moro


SAN PAULINO DE NOLA, obispo
     Paulino, de familia senatorial, nació en Burdeos hacia el año 353.
San Ambrosio lo inició en la fe cristiana.
De paso por España conoció y se unió en matrimonio con Terasia, y fue bautizado en su ciudad natal.
El hecho de que el pueblo de Barcelona pidiera la ordenación de Paulino, induce a concluir que pasó una larga temporada en esta ciudad.
Pronto el neopresbítero toma la resolución de dejar todos sus bienes y retirarse a Nola, en la Campania, para vivir allí con su mujer y otras personas la vida monástica.
En el año 409 fue elegido obispo de Nola.
Murió el año 431. (Nuevo Misal del Vaticano II)
San Paulino, obispo, el cual, recibido el bautismo en Burdeos, renunció a la dignidad consular y, de noble y rico, por Cristo se hizo pobre y humilde. Habiéndose trasladado a Nola, junto al sepulcro de san Félix, presbítero, para seguir su ejemplo abrazó una forma de vida ascética con su mujer y sus compañeros. Ordenado obispo, se distinguió por su erudición y santidad, acogiendo a los peregrinos y ayudando a los desvalidos (431). (Martirologio Romano)

San Juan Fisher, obispo y mártir
JUAN FISHER, obispo y TOMÁS MORO, mártires
      Juan Fisher, obispo y cardenal, y Tomás Moro, canciller de Inglaterra, son dos ejemplos de humanismo cristiano.
Por no haberse plegado a las exigencias de Enrique VIII (ostentar la supremacia espiritual sobre la Iglesia de Inglaterra, y el asunto de su divorcio con Catalina de Aragón), ambos murieron por la fe.
Juan Fisher nació el año 1409, estudio teología en Cambridge.
El año 1504 fue nombrado obispo de Rochester y canciller de la universidad de Cambridge.
Fue ejecutado el 22 de junio de 1535.

Santo Tomás Moro, mártir
Tomás Moro nació el año 1477, estudió en Oxford, y llegó a ser Lord-Canciller.
Fue ejecutado el 6 de julio de 1535. (Nuevo Misal del Vaticano II)
Santos Juan Fisher, obispo, y Tomás Moro, mártires, que, por no aceptar
el matrimonio del rey Enrique VIII y mantenerse fieles al primado del Romano Pontífice, fueron encarcelados en la Torre de Londres. Juan Fisher, obispo de Rochester, varón conocido por su erudición y por la dignidad de vida, fue degollado este día ante la cárcel, por mandato del rey. Tomás Moro, padre de familia, de vida integérrima, presidente del consejo real, por mantenerse fiel a la Iglesia Católica murió el día 6 de julio, uniéndose así al martirio del obispo (1535). (Martirologio Romano)


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