martes, 31 de enero de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 1 DE FEBRERO - MIÉRCOLES – 4ª - SEMANA DEL T.O.-A Santa Brígida de Irlanda



1 DE FEBRERO - MIÉRCOLES –
4ª - SEMANA DEL T.O.-A
Santa Brígida de Irlanda

Evangelio según san Marcos 6,1-6
         En aquel tiempo, fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga: la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: 
"¿De dónde saca todo eso?
¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado?
¿Y esos milagros de sus manos?
¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simeón?
Y sus hermanas
      ¿no viven con nosotros aquí?"
Y desconfiaban de él.
Jesús les decía:
"No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa".
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

1. Lo primero, que salta a la vista leyendo este episodio, es que los evangelios de la infancia de Jesús no pueden ser relatos históricos. Aquí queda en evidencia que Jesús y su familia eran gente poco estimada en el pequeño pueblo de Nazaret. En un pueblo  así, todo el mundo se conoce. Y allí
que haber gente que vivía y recordaba los años del nacimiento y la infancia de Jesús. Y sí aquellas gentes sabían que aquel vecino, el carpintero del pueblo nació tan milagrosamente, con apariciones de ángeles, adoración de pastores visita sorprendente de magos de Oriente, matanza de inocentes por parte de Herodes, etc.,
¿cómo se explica que aquellas mismas gentes se "sorprendieran", "desconfiaran" y hasta "despreciaran" a Jesús? No pudo ser así.
Y lo que tiene más trazas de invento al servicio de una "teología edificante" es todo lo que relatan los evangelios de la infancia. Con ellos, se hizo "teología edificante", no "historia creíble".

2.  Jesús enseñaba "con sabiduría".  No transmitía "conocimientos", sino todo un "pensamiento   simbólico", fruto de su experiencia espiritual. Y sobre todo fruto de su vida tan profundamente humana. 
Cuando uno trasmite lo que vive, eso es lo único que impresiona y llega a la "inteligencia emocional" de la gente. Esta forma de predicación es lo que echamos en falta en la mayoría de las homilías y sermones.

3.  Los "hermanos" (adelphoi) de Jesús eran hermanos de sangre. No eran simplemente   "parientes". Siempre que, en el Nuevo Testamento, se utiliza esa palabra, para indicar relaciones de parentesco, se refiere a "hermanos de carne y sangre" (J. P. Meier). Esto no es contrario a la fe de la Iglesia. La "virginidad" de María no es un hecho fisiológico, sino una verdad teológica, que nos enseña que de María nació el Hijo de Dios. No un hombre que no era más que eso, un mero   hombre. No hay más que eso en el dogma   de la virginidad.
Y esto no nos tiene que escandalizar, sino admirar. Así son los caminos de Dios.
Ya indicó el conocido teólogo Karl Rahner que una mujer, a la que se le hace una inseminación artificial y luego se le practica una cesárea, es virgen. Pero eso, para la calidad religiosa de esa mujer, ¿de qué sirve?
Nuestra fe en Dios y en la devoción a María tienen que ser más serias y bien argumentadas.

Santa Brígida de Irlanda

Vida de Santa Brígida de Irlanda
Patrona de Irlanda junto con San Patricio y Santa Columba.
Parece una contradicción, pero a pesar de su gran fama que la hace pasar por la santa más conocida de Irlanda y de estar unidos a su figura gran cantidad de elementos festivos y folclóricos se conocen muy pocos hechos históricos sobre su vida.
Fue Cogitosus que vivió del 620 al 680 su primer biógrafo, pero -lastimosamente- poco escribe acerca de la vida terrena de la santa; su escrito se pierde en descripciones sociales y religiosas en torno al monasterio de Kindale, probablemente mixto y con jurisdicción quasi-episcopal, fundado por Brígida.
También existen himnos y poemas irlandeses de los siglos VII y VIII que en sí mismos testimonian el culto que se tributaba a la santa irlandesa.
Un poco más adelante, el obispo de Fiésole, Donatus, a mitad del siglo IX, escribe su vida en verso y este debió ser el vehículo de la rápida difusión de su culto por Europa.
Pero de esta carencia de datos que impiden el diseño de un perfil hagiográfico completo; la religiosidad popular y el calor de las gentes por su santa ha suplido con creces la grandeza de su vida fiel al Evangelio y entregada a su vocación religiosa.
Del hecho de pertenecer Brígida a una tribu inferior en su tiempo, concretamente la de Forthairt, la fantasía la hace nacer del fruto de la unión -extraña al matrimonio- de su padre, Duptaco, con una bellísima esclava, con todos los problemas que esto produce en el entorno familiar legítimo, desde el disgusto de la esposa hasta la proposición de su venta. Claro que de esto se sacará la noble lección de que Dios puede tener planes insospechados para los espúreos inculpables que pueden llegar a las cimas más altas de la santidad y dejar tras de sí una estela de bien para la gente.
Heredada la extrahermosura de su madre, para no ser ocasión de pecado y no ser ya más pedida en matrimonio, pide a Dios que la haga fea. ¿Para qué quiere la hermosura quien sólo piensa en Dios? Ha decidido entrar en religión. Derrama lágrimas abundantes y son escuchados sus ruegos con un reventón del ojo; por este favor da gracias a Dios que luego le devuelve todo su esplendor. La lección está clara: quien posee al Amor desprecia lo que a tantas vuelve locas y vanas para alcanzar un amor.
También los pobres están presentes en el relato; no podría concebirse santidad sin caridad. Y ahora es la vaca su cómplice; nunca se secaron las ubres, una y otra vez ordeñadas por Brígida, cuando había que remediar a un menesteroso. La vaca ha quedado presente, como emblema, en las representaciones pictóricas de los artistas, junto a la imagen de la santa.
Y aún hay más; sí, son inagotables los relatos de bondades. Se habla de leprosos curados y de monjas tibias descubiertas; la muda Doria comienza a hablar y termina sus días como religiosa en el convento; frustra asesinatos; da vista a ciegos y... como expresión del estilo de un pueblo ¡convierte el agua de su baño en cerveza para apagar la sed!
Los himnos, versos, poemas y canciones populares -con sencillez y regocijo- muestran el calor de un pueblo por su santa y dice con sus leyes lo que las de la crítica histórica ni puede ni debe decir.


lunes, 30 de enero de 2017

Parate un momento: El Evangelio del dia 31 DE ENERO - MARTES – 4º - SEMANA DEL T.O.-A SAN JUAN BOSCO, PRESBÍTERO




31 DE ENERO - MARTES –
4º - SEMANA DEL T.O.-A
SAN JUAN BOSCO, PRESBÍTERO

Evangelio según san Marcos 5, 21-43
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
"Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva".
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda su fortuna, pero en vez de mejorar, se había puesto peor.
Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que, con solo tocarle el vestido, curaría.
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
        Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente, preguntando: 
"¿Quién me ha tocado el manto?"
Los discípulos le contestaron:
"Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: "¿quién me ha tocado?"
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido.
La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.
Él le dijo:
 "Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y
   con salud".
Todavía estaba hablando cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
"Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?"
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
"No temas; basta que tengas fe".
No permitió que le acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo:
"¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta, está dormida”.
Se reían de él, pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña, la cogió de la mano y le dijo:
"Thalita qumi" (que significa: contigo hablo, niña, levántate").
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar -tenía doce años-. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

1. Lo primero que queda patente, en este relato, es que Jesús era reconocido por la gente como una persona a la que se podía acudir cuando alguien tenía una situación de sufrimiento, de enfermedad, de   injusticia, de humillación. Porque todo el mundo sabía que en Jesús se encontraba solución al sufrimiento humano. 
Además, a Jesús acudía toda clase de gente, fuera cual fuera religiosidad, su mentalidad, su categoría social, su nacionalidad. Jesús acogía a todos, escuchaba a todos, se interesaba por todos, ayudaba a todos. 
¿No tendríamos que ser así todos?
¿No debería ser así la Iglesia?

2. Jesús cura a una mujer que padecía hemorragias menstruales, una enfermedad   que, según la religión de Israel, causaba impureza legal (Lev 17, 10-14; Deut 12, 23). Incluso había quien pensaba que acercarse a una mujer así, eso era causa de muerte (b. Pesah 111) (M. Joel), además de sufrimiento y ruina económica (los gastos en médico). Y a continuación, Jesús devuelve la vida a
la hija del jefe de la sinagoga.
Por tanto, Jesús es, siempre y para todos, fuente de vida. Lo es igualmente para una mujer "impura" religiosamente que para el representante oficial de la religión en una aldea. Jesús, pues, estaba por encima de las diferencias religiosas. Remedia el sufrimiento de todos por igual.

3. Lo único que Jesús les pide, lo mismo a la mujer que al jefe religioso, es que tengan fe.
Para tener esa fe, Jesús no pide que se conviertan, que recobren la pureza religiosa, que cambien de religión.
¿Cómo entendía Jesús la fe?
Como confianza de que él era fuerza y fuente de vida, en "esta" vida y para "esta vida", sin excluir la "otra" (por supuesto). Pero a la "otra" iremos, si tenemos una fe en Jesús fundido con esta vida, superando todas las diferencias y divisiones.

SAN JUAN BOSCO, PRESBÍTERO

San Juan Bosco Presbítero (1815-1888)

Es el santo de la juventud. El santo de los obreros, el santo de la alegría, el santo de María Auxiliadora y el santo de muchas cosas más. El verano de 1815 nacía en Becchi-Piamonte (Italia) de padres humildes pero muy buenos cristianos. Desde muy niño hubo de trabajar duro al lado de su santa madre, la mamá Margarita, para sacar la casa adelante. De su santa madre recibió una profunda educación cristiana y un gran amor a la Virgen María junto con un gran respeto hacia los sacerdotes. Ambas cosas quedaron profundamente impresas en su alma.
Ya desde niño demostró estar en posesión de cualidades nada comunes en todos los sentidos: Era simpático, agudo, inteligente, trabajador y muy mañoso con cuanto se proponía. Desde niño y después de joven, pero sobre todo de sacerdote, trabajará tanto que parece casi imposible cómo en sólo 72 años de vida pudo realizar tantas y tan importantes obras. Alguien ha dicho que trabajó él solo más que diez hombres juntos de no cortas cualidades.
Cuando llegaba a Castelnuovo, Asti o Murialdo y algún titiritero atraía a pequeños y grandes durante el tiempo de la Misa o del Rosario, se presentaba él y decía: "Yo lo hago esto sin haceros pagar, tan bien o mejor que él pero con una condición: Que vengáis después todos conmigo a la Iglesia"... Lo hacía y arrastraba a los espectadores a tornar parte en cuanto en el templo se hacía. Así iba llenando la iglesia de fieles a la vez que limpiaba el pueblo de personas poco recomendables...
Ya dijimos que mamá Margarita admiraba a los sacerdotes. El los veía demasiado arrogantes y lejanos del pueblo, sobre todo de los niños y decía: "Si yo llego a ser sacerdote, como espero, jugaré con los niños y los querré, les haré cantar y con alegría a todos querré salvar"...
Cuando vistió el hábito clerical le amonestó aquella santa mujer que fue su madre: "Puedes imaginarte, hijo mío, la gran alegría que embarga mi corazón, pero, por favor, no deshonres nunca este hábito. Sería mejor que lo abandonaras. Cuando viniste al mundo te consagré por entero a la Virgen María; cuando comenzaste los estudios te recomendé la tierna devoción hacia Ella; ahora te encarezco que seas todo de Ella... Si llegas a ser sacerdote, recomienda y propaga siempre su devoción..."
Tenía muchos sueños y todos ellos muy "famosos y se cumplían". Se ordenó sacerdote el 1841 y desde entonces no paró hasta dar cobijo y digna educación a tantos niños que veía abandonados por las calles. El rezo de un Ave María hizo el milagro y fue el primer eslabón de esta maravillosa cadena de sus ORATORIOS. Centenares, millares de niños abandonados encontraron calor, educación, comida, vestido y cobijo cariñoso como en su propia casa. Mamá Margarita y su hijo se desvivían por ayudar a aquellos rapaces que el día de mañana serían buenos padres cristianos.
Dos eran las armas de que se servía, sobre todo, D. Bosco, para formarles: La eucaristía y la penitencia. Estos dos sacramentos obraban maravillas en aquellos jóvenes... Hasta le creyeron un poco mal de la cabeza por los "sueños" que llenaban su corazón y su mente en favor de los abandonados... Obraba milagros, pero siempre era Ella, la VIRGEN AUXILIADORA, quien los hacía, decía él. "No he sido yo, ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado"... "Cada ladrillo de esta iglesia - se refería a la gran Basílica que en su obsequio empezó el 1863 - es una gracia de la Virgen María"... Para continuar su OBRA el 1857 fundó los Salesianos y poco después las Hijas de María Auxiliadora. Ellos llevan su espíritu.




domingo, 29 de enero de 2017

PARATE UN MOMENTO: EL EVANGELIO DEL DIA 30 de Enero – LUNES – 4ª – Semana T.O.-A Santa Martina de Roma




30 de Enero – LUNES –
4ª – Semana T.O.-A
Santa Martina de Roma

       Evangelio según san Marcos 5, 1-20
       En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago en la región de los Gerasenos. Apenas   desembarcaron, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en las tumbas, un hombre poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo.
Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello:
"¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes".
Porque Jesús le estaba diciendo:
"Espíritu inmundo, sal de este hombre".
 Jesús le preguntó: 
"¿Cómo te llamas?".
Él respondió:
"Me llamo Legión, porque somos muchos".
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. Los espíritus le rogaron:
"Déjanos ir a meternos en los cerdos".
Él se lo permitió.
       Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago.
Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en el campo. Y la gente fue a ver lo que había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio.
      Se quedaron espantados.
Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país. Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:
"Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia".
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban".

1.  De las numerosas enseñanzas que nos deja este extraño relato, parece que las más destacables son cuatro:
1) La curación del endemoniado.
2) El paso de los demonios del hombre a los cerdos.
3) El rechazo de Jesús por parte de los dueños de los cerdos.
4) Jesús no acepta el discipulado del endemoniado después de ser curado.
¿Qué nos enseñan estos cuatro hechos?

2.  1) La curación del endemoniado es la victoria de la vida sobre la muerte: Jesús no tolera creencias religiosas que admiten o toleran la violencia que lleva a la muerte del ser humano.
2)  El paso de los demonios a la piara de
cerdos indica la relación de las fuerzas de la muerte con el poder de la riqueza: dos mil cerdos, en aquel tiempo y en   una región de dominio   romano, tenían que valer una fortuna increíble.
3) El rechazo de Jesús, que expresan los dueños de los cerdos, nos viene a decir que los ricos prefieren soportar la violencia de la muerte, en lugar de tener que soportar verse privados de
sus cerdos. Para los ricos, está antes su riqueza que la curación de los que se encuentran deambulando   por cementerios, entre cadenas y piedras que hieren. Es la violencia brutal del dinero.
4) El rechazo del hombre curado es el rechazo de aprovechar las curaciones para hacer proselitismo. Jesús no rechaza al hombre recién curado. Rechaza el proselitismo interesado.

3. ¿Qué nos enseña esto?
Jesús antepone la vida a la ganancia. Los vecinos de aquel pueblo toleraban las fuerzas de muerte, lo que no soportaron es que les privaran de sus "cerdos", es decir, de su riqueza.
Jesús no curaba enfermos para de eso sacar provecho. Jesús quería siempre el bien de los otros, nunca el propio interés.
Santa Martina de Roma
Era hija de un noble romano y debido a su profesión de fe, le arrestaron y llevaron ante el emperador Alejandro Severo. Pero este príncipe fue tolerante con los cristianos y su gobierno marcó un periodo de calma para la Iglesia. La historia de la Santa se produjo en 1634, 1400 años después de su martirio. Entonces, al restaurar las famosas iglesias romanas, se hallaron las reliquias de la mártir y se propuso la devoción a Santa Martina.

Vida de Santa Martina de Roma
La historia de esta joven santa comienza por su tumba, 1400 años después de su martirio; es decir, cuando en 1634 el activísimo Urbano VIII, empeñado en lo espiritual en la contrareforma católica, y en lo material en la restauración de famosas iglesias romanas, descubrió las reliquias de la mártir, les propuso a los romanos la devoción a Santa Martina y fijó la celebración para el 30 de enero. El mismo compuso el elogio con el himno: “Martinae celebri plaudite nomini, Cives Romulei, plandite gloriae”, que era una invitación a honrar a la santa en la vida inmaculada, en la caridad ejemplar y en el valiente testimonio que demostró a Cristo con su martirio.
Son pocas las noticias históricas. La más antigua es del siglo VI, cuando el Papa Onorio le dedicó una iglesia en Roma. Quinientos años después, al hacer excavaciones en esta iglesia, se encontraron efectivamente las tumbas de tres mártires. En el siglo VIII ya se celebraba la fiesta de la santa. No se sabe nada más, y por eso es necesario buscar noticias en una Passio legendaria. Según esta narración, Santa Martina era una diaconisa, hija de un noble romano. Debido a su abierta profesión de fe, la arrestaron y la llevaron al tribunal del emperador Alejandro Severo (222-235). Este príncipe semioriental, abierto a todas las curiosidades, hasta el punto de incluir a Cristo entre los dioses venerados en la familia imperial, fue muy tolerante con los cristianos y su gobierno marcó un fructuoso paréntesis de calma respecto de la Iglesia, que en ese tiempo logró una gran expansión misionera.
El autor de la Passio ignora todo esto, y hace más bien una lista de las atroces tortures con que el emperador martirizó a la santa. Cuenta que cuando Martina fue llevada ante la estatua de Apolo, la convirtió en pedazos y ocasionó un terremoto que destruyó el temple y mató a los sacerdotes del dios.
El prodigio se repitió con la estatua y el templo de Artemidas. Todo esto hubiera debido hacer pensar a sus perseguidores; pero no, se obstinaron más y sometieron a la jovencita a crueles tormentos, de los que salió siempre ilesa. Entonces resolvieron cortarle la cabeza con una espada, y su sangre corrió a fertilizar el terreno de la Iglesia romana.



sábado, 28 de enero de 2017

Parate un momento: El Evangelio del dia 29 de Enero – DOMINGO – 4ª – Semana del T.O.-A




29 de Enero – DOMINGO –
4ª – Semana del T.O.-A

Lectura de la profecía de Sofonías (2,3;3,12-13):

BUSCAD al Señor los humildes de la tierra,
los que practican su derecho, buscad la justicia, buscad la humildad, quizá podáis resguardaros
el día de la ira del Señor.
Dejaré en ti un resto, un pueblo humilde y pobre que buscará refugio en el nombre del Señor.
El resto de Israel no hará más el mal, no mentirá ni habrá engaño en su boca.
Pastarán y descansarán, y no habrá quien los inquiete.

Salmo 145,7.8-9a.9bc-10

R/. Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos

V/. El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.

V/. El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R/.

V/. Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sion, de edad en edad. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,26-31):
FIJAOS en vuestra asamblea, hermanos: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso.
Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.
A él se debe que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual se ha hecho para nosotros sabiduría de parte de Dios, justicia, santificación y redención.
Y así —como está escrito—: «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor».

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,1-12a):
EN aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

Auditorio de ocho puertas, es fácil colarse.


El domingo pasado, el evangelio de Mateo nos presentaba a Jesús recorriendo Galilea y anunciado la buena noticia del Reinado de Dios. A partir de hoy, hace que los oyentes se reúnan en un gran auditorio al aire libre, se sienten en torno a Jesús, y escuchen el programa de ese reino de Dios: el "Sermón del monte”.

La selección del auditorio

            Jesús no es un político que quiere ganar votos a todo precio, engañando y haciendo promesas que no cumplirá. Desea dejar claro quiénes sintonizarán con su proyecto y quiénes no. Para que no se llamen a engaño. Y eso lo expone, al principio de todo, en las bienaventuranzas.

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos
Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. 
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. 
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. 
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. 
Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. 
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

Las bienaventuranzas proponen valores desconcertantes

            Si Jesús dijera: “Dichoso el que tiene buena salud, el que gana lo suficiente para vivir, el que disfruta con su familia…” no habría necesitado justificar esas afirmaciones. Cualquier persona habría estado de acuerdo. Sin embargo, Jesús proclama dichosa a gente que sufre, llora, es perseguida… Por eso, cada bienaventuranza va seguida de una justificación: «porque de ellos es el reino de los cielos», «porque ellos serán consolados», etc. El premio prometido en la primera y última es «el Reino de los cielos». En realidad, todas las otras se refieren también a ese Reino de Dios, sólo que fijándose en determinados aspectos concretos. Este premio no podemos interpretarlo solo como algo de la otra vida. Comienza a realizarse en esta. Dicho en palabras sencillas, todas esas personas son dichosas porque pueden formar parte de la comunidad cristiana (Reino inicial de los cielos) y, más tarde, del Reino definitivo de Dios.

Las bienaventuranzas no son una carrera de obstáculos

            La mención de los pobres, los que lloran, los sufridos… puede crear una sensación de malestar, como si tuviéramos que pasar por todas esas situaciones para formar parte del reinado de Dios. Las bienaventuranzas se nos convierten en una terrible carrera de obstáculos, donde tras cada valla nos espera la siguiente.  

Las bienaventuranzas, ocho puertas para entrar al Reino de Dios

Antonio Barluzzi, el arquitecto italiano que diseñó la Basílica de las bienaventuranzas en 1939, tuvo la bella idea de una planta octogonal, y en cada lado una gran ventana por la que se puede contemplar el paisaje exterior. Sin embargo, las bienaventuranzas no son ventanas para mirar lo que ocurre fuera, sino puertas abiertas por las que se puede entrar a escuchar y seguir a Jesús.
            Encima de cada puerta hay una inscripción con la bienaventuranza correspondiente. A veces el sentido del texto resulta discutible (Jesús habló en arameo, luego se tradujo al griego, y ahora lo retraducimos a nuestras lenguas). Hace falta un guía turístico que nos aclare las dudas, dentro de lo posible.
            Al final, el guía te dejará solo delante del edificio. Da una vuelta en torno a él y elige la puerta que más se adecue a tu situación. Quizá encuentres varias. Si no encuentras ninguna, cuélate a escuchar lo que dirá Jesús los próximos días. Seguro que te convence.

Resumen

            Las bienaventuranzas nos dicen qué personas pueden entender y aceptar el mensaje de Jesús, incorporándose a la comunidad cristiana.
            Por consiguiente, las bienaventuranzas no son, ante todo, un código de conducta moral que dice: "así tienes que actuar si quieres ser cristiano". Es más bien una exposición de situaciones y de actitudes ante la vida que permi­ten entender el evangelio y entusiasmarse con las palabras de Jesús.

            La bienaventuranza no dice: "Sufre, para poder entrar en el Reino de Dios".
            Dice: "Si sufres, no pienses que tu sufrimiento es absurdo; te permite entender el evangelio y seguir a Jesús".
            No dice: "Procura que te desposean de tus bienes para actuar de forma no violenta".
            Dice: "Si respondes a la violencia con la no violencia, no pienses que eres estúpido, considérate dichoso porque actúas igual que Jesús".
            No dice: "Procura que te persigan por ser fiel a Dios".
            Dice: "Si te persiguen por ser fiel a Dios, dichoso tú, porque estás dentro del Reino de Dios".

            Pero, al tratarse de los valores que estima Jesús, no cabe duda de que las bienaventuranzas se convierten también en un modelo de vida que debemos esforzarnos por imitar. Después de lo que dice Jesús, no podemos permanecer indiferentes ante actitudes como la de prestar ayuda, no violencia, trabajo por la paz, lucha por la justicia, etc. El cristiano debe fomentar esa conducta. Y el resto del Sermón del Monte le enseñará a hacerlo en distintas circunstancias.




viernes, 27 de enero de 2017

Parate un momento: El Evangelio del dia 28 DE ENERO - SÁBADO – 3ª SEMANA DEL T.O.-A SANTO TOMÁS DE AQUINO, presbítero y doctor




28 DE ENERO - SÁBADO –
3ª SEMANA DEL T.O.-A
SANTO TOMÁS DE AQUINO, presbítero y doctor

Evangelio según san Marcos 4, 35-40
        Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
"Vamos a la otra orilla'
       Dejando a la gente, se lo llevaron en la barca, como estaba; y otras barcas lo acompañaban.  Se levantó un fuerte huracán y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. 
Lo despertaron, diciéndole:
"Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?"
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:
 "¡Silencio, cállate!'
        El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo:
"¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?"
Se quedaron espantados y se decían unos a otros:
"Pero, ¿quién es este? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!".

1.  No es lo más importante analizar aquí sí, efectivamente, en el pequeño lago de Galilea se producían huracanes. Ni tampoco si resulta verosímil que, en las angustias de quienes sufren un huracán de muerte, un hombre duerma
tranquilamente. Lo que interesa, en este relato, es comprender la experiencia que vivieron los discípulos.
La clave de tal experiencia está en la pregunta que se hacen ellos mismos:
"Pero, ¿quién es este?".
El texto dice literalmente que
"les entró miedo con un gran temor" (ephobéthenan phobon  mégan) (Mc 4,41).
Pero lo curioso es que no sintieron este temor tan enorme cuando estaban a punto de hundirse, sino cuando ya estaba todo en calma.

2.  Por eso se hacían la gran pregunta:
"¿quién es este?".
Lo que allí sucedió es que aquellos hombres tuvieron la experiencia de una auténtica teofanía, que produce el temor ante el "Mysterium tremendum"(R. Otto).
Los discípulos veían ante ellos a un hombre que se cansaba y dormía. Hechos propios que se viven en "lo inmanente", lo terreno, lo humano.  Pero en aquel hombre sentían la presencia de "lo trascendente", lo celestial, lo divino.
Es exactamente lo mismo que les ocurrió cuando la pesca milagrosa, cuando Pedro sintió el "asombro" (thambos) (Lc 5, 9), que equivale al "miedo" (phobos) (Lc 5, 10).
3. En Jesús, un ser humano como los demás, los discípulos veían y sentían la presencia del ser divino.
 ¿Quiere decir esto que Jesús es Dios?
Tal afirmación no está a nuestro alcance. Porque es Dios el que, por ser "trascendente" a nuestro entendimiento, de Él no podemos conocer su ser (lo que es).
Más bien, hay que decir que los discípulos sentían, ante Jesús, la cercanía de Dios, la manifestación de Dios, la revelación de Dios. Dios estaba presente en Jesús. Porque, en Jesús, Dios se había "humanizado".
En Jesús, Dios está cerca de todo ser humano.  Sobre todo, del ser humano amenazado, en peligro, asustado, del que ha perdido toda esperanza y se ve sin futuro. Esto expresa que,
efectivamente, el Dios que se nos reveló en Jesús se ha humanizado y se identifica con todo lo que es verdaderamente humano.

SANTO TOMÁS DE AQUINO, presbítero y doctor

Presbítero y Doctor de la Iglesia
(1226-1274)
Santo Tomás de Aquino, el Doctor Angélico, es el patrono de los estudiantes. Nacido en Aquino de noble familia, estudió en Montecasino y en Nápoles, donde se hizo fraile dominico. Esto no le hizo gracia a su madre, pues eran otros los planes de la altiva condesa, y lo encerró en el castillo. Allí sucedió la conocida escena. Una noche llevaron a una mujer a su habitación para seducirlo. Tomás venció como se vencen las tentaciones contra la pureza. Cogió rápidamente un tizón encendido y ahuyentó a la mujer. Pronto se durmió, y he aquí que dos ángeles le despertaron y le ciñeron un cordón incandescente. Ya no tuvo más tentaciones de impureza.
No perdía el tiempo en la torre del castillo. Rezaba y leía los libros que le lograba pasar un fraile dominico. Un día con una estratagema le ayudó a evadirse. Poco después Tomás estudiaba en Colonia y en París, como discípulo de San Alberto Magno. Fue un alumno modelo. Embebido en los estudios, no participaba en recreos ni discusiones. Por ello lo llamaban «el buey mudo». Sí, dijo su maestro, pero sus mugidos resonarán en todo el mundo.
Tomás era el primero en cumplir los consejos que un día daría a un estudiante: No entres de golpe en el mar, sino vete a él por los ríos, pues a lo difícil se ha de llegar por lo fácil. Sé tardo para hablar. Ama la celda. Evita la excesiva familiaridad, que distrae del estudio. Aclara las dudas. Cultiva la memoria. No te metas en asuntos ajenos no pierdas tiempo.
El papa le ofreció el arzobispado de Nápoles. Pero era otra la misión de Tomás. Se la mostró un día su maestro: la doctrina cristiana estaba en peligro de contaminarse con el aristotelismo averroísta, importado de España. Era preciso absorberlo, asimilarlo, cristianizarlo. Era la gran hazaña a que estaba llamado Tomás, y que realizaría soberanamente.
San Alberto traspasó la cátedra de París a Tomás. Empezó comentando a Pedro Lombardo, el Maestro de las Sentencias, y asombró a todos por su claridad y profundidad. Sus comentarios sobre Aristóteles, su atrevimiento al «bautizarlo», le atrajo la envidia y enemistad de muchos profesores. Fue una lucha encarnizada, acosado por agustinianos y averroístas. Su método quedó consagrado al canonizarle el papa Juan XXII el año 1324.
Tomás enseñaba, predicaba y escribía. Obras principales: Sobre la Verdad, Suma contra gentiles, comentarios al Cantar de los Cantares. Su obra maestra es la Suma Teológica, síntesis que recoge todo su pensamiento. Armoniza el caudal filosófico y religioso griego y cristiano, conciliación audaz y lograda, una de las mayores hazañas del pensamiento humano.
Su vida de oración era profunda. Nunca se entregaba al estudio sino después de la oración, afirma su amigo fray Reginaldo. Sus escritos sobre el Santísimo Sacramento y sus sermones nos hacen dudar si predominaba en él el teólogo o el místico. Derramaba muchas lágrimas en la Misa y caía frecuentemente en éxtasis. Una vez oyó del Señor: «Bien has escrito de mí, Tomás. ¿Qué recompensa quieres? - Ninguna, sino a Ti, Señor», respondió.
Un día tuvo una «visión» celebrando Misa. Estaba por entonces escribiendo en la Suma sobre los Sacramentos, y ya no escribió más. «No puedo más, repetía cuando le insistían a que acabase. Lo que he escrito, comparado con lo que he visto, me parece ahora como el heno. No insistáis, no puedo más».
Invitado por el papa Gregorio X, se dirigió al concilio de Lyon. Se sintió enfermó en el camino. Le acogieron en el monasterio de Fossanova. Herido en la «visión» parcial, el 7 de marzo marchó a la visión plena.