martes, 17 de enero de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 18 DE ENERO - MIÉRCOLES 2ª – Semana del T.O.-A Santa Margarita de Hungría, virgen




18  DE  ENERO - MIÉRCOLES
2ª – Semana del T.O.-A
Santa Margarita de Hungría, virgen

Evangelio según san Macos 3, 1-6
    En aquel tiempo entró Jesús otra vez en la sinagoga y había allí un hombre con parálisis en un brazo. Estaban al acecho, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.
Jesús le dijo al que tenía la parálisis:
"Levántate y ponte ahí en medio".
Y a ellos les preguntó:
"¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?"
Se quedaron callados.
Echando en torno una mirada airada y dolido de su obstinación, le dijo al hombre:
"Extiende el brazo".
Lo extendió y quedó restablecido.
En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él.

1.-  En la Iglesia no se ha reflexionado lo suficiente en un hecho fundamental: el Evangelio es la historia de un conflicto mortal: el conflicto de Jesús con la religión. Esto queda patente ya en este relato, que termina dando cuenta de la decisión firme de los fariseos (religión) y los herodianos (política), el poder religioso aliado al poder político, ambos unidos para matar a Jesús.
¿Por qué? Porque había sanado a un enfermo en sábado. La vida (curación del manco) enfrentada a la religión (observancia del sábado).
Jesús se puso de parte de la vida. La religión estaba de parte de la muerte.
      
2.-  Hay gente piadosa que no comprende esto. Y que hasta se siente molesta (incluso ofendida) cuando se habla de esto. Y es que, en el fondo, todos los hombres hemos nacido, nos hemos criado y hemos sido integrados en una cultura religiosa, tenemos (sin darnos cuenta de ello) una dificultad casi insuperable la de comprender el conflicto de Jesús con la religión. ¿Cómo es posible que, en nombre de la religión, seamos capaces de comprender a un hombre   que fue asesinado por la religión? Esto es lo que ocurre con Jesús.
Estamos más incapacitados de lo que sospechamos para comprender al Crucificado.
¿Por qué nos ocurre esto?
       La Iglesia naciente puso su fe en el Dios de Jesús, Padre de Misericordia del que nos hablan los evangelios. Pero, treinta años antes que los evangelios, Pablo empezó a organizar las primeras "iglesias", y ponía su fe en el Dios de Abrahán, el "Dios de los Padres" (Gal 3, 16-21; Rom 2-20), que quedó vinculado con la Religión de la Ley, del Templo y de los sacerdotes. Así, la fe de la Iglesia está vinculada al Dios Padre de la bondad y al Dios que le pidió a Abrahán la sangre y la muerte de su hijo. Y así nos hemos metido en el gran lío teológico, del que no salimos.
¿Estamos con el Dios de Jesús?
¿Estamos con el Dios de Abrahán?
3.-  El hecho es que, cuestionar la Ley, el templo o los Sacerdotes, es lo mismo que cuestionar a Cristo. Y eso no es verdad. No nos cabe en la cabeza que la religión se puede entender y se puede vivir de otra manera.
Jesús fue profundamente religioso. Pero su religión no se acomodó al modelo establecido. La religiosidad de Jesús tuvo tres elementos muy claros:
1) La fe en el Padre (Jesús fue el "jefe de fila de los creyentes": Heb 1, 2).
2) La oración frecuente, prolongada, oculta, solitaria.
3) La ética del respeto, de la libertad, de la tolerancia, de la igualdad y, sobre todo, del amor a todos.
Con frecuencia nos ponemos de parte de la religión que mató a Jesús y así, ponemos en peligro nuestra fe, nuestra oración y nuestra ética.

Santa Margarita de Hungría, virgen



Princesa, religiosa, virgen, 1242-1270
Fiesta: 18 de enero
Su espiritualidad se caracteriza por su devoción al Espíritu Santo, a Jesús crucificado, a la Eucaristía y a María. 
Mediadora “de tranquilidad y de paz fundadas en la justicia y la caridad en Cristo, no solo para su patria, sino para todo el mundo”. -Papa Pio XII en la canonización de Sta. Margarita.
Nacida de una estirpe de santos. Hija de Bela IV, rey de Hungría y de María Láscaris, hija del emperador de Constantinopla, antes de nacer, en 1242, fue ofrecida a Dios para la liberación de Hungría de las hordas de los tártaros.
A los tres años fue confiada a las monjas dominicas de Veszprém. A los doce años se traslada al nuevo monasterio edificado por su padre el rey en una isla del Denubio junto a la ciudad llamada Buda, y allí hizo la profesión en manos de fray Humberto de Romans.
Tomando conciencia de su extraordinaria misión la joven princesa se dedicó con fervor heroico a recorrer el camino de la perfección. La ascesis conventual del silencio, soledad, oración y penitencia se armonizaron con un celo ardoroso por la paz, un gran valor para denunciar las injusticias y una gran cordialidad con sus compañeras, a las que servía con gozo en los más humildes servicios. Su vida de piedad se cualifica por la devoción al Espíritu Santo, a Jesús crucificado, a la Eucaristía y a María.
Murió con solo 28 años, en este monasterio, el 18 de enero de 1270 y allí permaneció sepultado su cuerpo hasta 1526. Después de diversas vicisitudes sus reliquias fueron colocadas en la iglesia de las clarisas de Bratislava (1618), pero desaparecieron con la supresión del monasterio en 1782.
Pío XII la invocaba en su canonización el 19 de noviembre de 1943 como mediadora “de tranquilidad y de paz fundadas en la justicia y la caridad en Cristo, no solo para su patria, sino para todo el mundo”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario