lunes, 2 de enero de 2017

Párate un momento: El Evangelio del día 3 DE ENERO - MARTES – FERIAS DE NAVIDAD El Santo nombre de Jesús





3 DE ENERO - MARTES –
FERIAS DE NAVIDAD
El Santo nombre de Jesús

Evangelio según san Juan 1, 29-34
       Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que viene hacia él, exclama:
"Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí”, porque existía antes que yo".
Yo no lo conocía; pero ha salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel".
Y Juan dio testimonio diciendo: "He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre él.”
No lo conocía; pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquel a quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que ha de bautizar con Espíritu Santo". Y yo le he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios".

1.  Designar a Jesús como "cordero de Dios" tiene el peligro de interpretar la vida y la muerte de Jesús como el "sacrificio religioso" del cordero, que estaba ya presente en la tradición de Israel.
Los judíos ofrecían corderos, que eran
sacrificados en el templo, como víctimas para expiar los pecados (Lev 9, 3; Num 5, 5).
Así lo siguen haciendo los israelitas en la fiesta de la pascua judía, según el precepto de Ex 12, 15.
Se comprende que el cristianismo, que nació del judaísmo, tuviera la fuerte tendencia para explicar la muerte de Jesús como el sacrificio de la víctima que expía los pecados del mundo. Es la teología central de la redención, que explica el apóstol Pablo (Rom 3, 24-26) como "expiación" (cf. Ex 25, 17; Lev 16, 11-17) por nuestros pecados (J. Gnilka).

2.  En el fondo, esto nos viene a decir que fue Dios quien decretó la muerte violenta de Jesús. Pero sabemos que Jesús murió de forma violenta, no porque Dios necesite la muerte de una víctima inocente para perdonar a quienes pecan. Un Dios que necesita sacrificio, sangre y muerte, para perdonar, no puede ser el Padre bueno, siempre   bueno, del que nos habla Jesús en los evangelios.
El "dios" que se complace en el dolor y la muerte de las víctimas es un ser sádico y perverso, inventado por mentes enfermas. Semejante Dios no puede ser un "padre", sino que será siempre un "vampiro". Habría que acabar con semejante explicación de Dios.
Habría incluso que prohibir eso. Porque ese discurso aleja a la gente de Dios. A Dios no se le encuentra en el sadismo, en la auto-flagelación, en la extravagancia. La gente que busca a Dios quiere encontrar en Él bondad, acogida, respeto, comprensión y felicidad.

3.  El "cordero de Dios", del que habla Juan, se ha de explicar a partir del "cordero" paciente y bueno del que habla Is 53, 6 ss (J. Jeremias).
Jesús es el cordero de Dios, no porque Dios necesite el sufrimiento, sino porque Jesús luchó contra el sufrimiento, hasta el extremo de jugarse la vida por los que sufren.
Esa bondad es la mejor definición de lo que es Jesús. Los humanos no estamos en el mundo para sufrir, sino para luchar contra el sufrimiento. Y hacer este mundo que sea más humano y más habitable.

El Santo nombre de Jesús

Cada 3 de enero la Iglesia celebra el Día del Santísimo Nombre de Jesús. “Éste es aquel santísimo nombre anhelado por los patriarcas, esperado con ansiedad, demandado con gemidos, invocado con suspiros, requerido con lágrimas, donado al llegar la plenitud de la gracia”, decía San Bernardino de Siena.

La palabra Jesús es la forma latina del griego “Iesous”, que a su vez es la transliteración del hebreo “Jeshua” o “Joshua” o también “Jehoshua”, que significa “Yahveh es salvación”.
El Santísimo Nombre de Jesús comenzó a ser venerado en las celebraciones litúrgicas del siglo XIV. San Bernardino de Siena y sus discípulos propagaron el culto al Nombre de Jesús. En 1530 el Papa Clemente VII concedió por primera vez a la Orden Franciscana la celebración del Oficio del Santísimo Nombre de Jesús.
San Bernardino solía llevar una tablilla que mostraba la Eucaristía con rayos saliendo de ella y, en el medio, se veía el monograma “IHS”, abreviación del Nombre de Jesús en griego (ιησουσ).
Más adelante la tradición devocional le añade un significado a las siglas: "I", Iesus (Jesús), "H", Hominum (de los hombres), "S", Salvator" (Salvador). Juntos quieren decir “Jesús, Salvador de los hombres”. 
San Ignacio de Loyola y los jesuitas hicieron de este monograma el emblema de la Compañía de Jesús.



No hay comentarios:

Publicar un comentario