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DE ENERO – MARTES –
2ª
- SEMANA DEL T.O.-A
San
Antonio (San Antón), abad
Evangelio
según san Marcos 2, 23-28
Un
sábado atravesaba el Señor un sembrado, mientras andaban, los discípulos iban
arrancando espigas. Los fariseos le dijeron:
"Oye,
¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?"
Él
les respondió:
"¿No
habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos
y con hambre?
Entró
en la casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, comió de los panes
presentados, que solo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus
compañeros".
Y añadió:
"El
sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado, así que el Hijo
del Hombre es señor también del sábado".
1. La observancia del
sábado, como día dedicado por
completo a obedecer los preceptos
religiosos y en el que (por eso) no se puede hacer nada, se fundamenta en la Biblia (Gen 2, 2-3; Ex 20, 8-11; 31,
16-17 Deut 5, 12-15...). Pero fue desarrollado por los maestros de la Ley hasta
límites casi ridículos y agobiantes. Así, decían los rabinos, quedaba patente
la sumisión total a Dios. Este criterio sigue tan vivo hasta hoy, que los
judíos "ortodoxos fundamentalistas", si ven, en el actual Estado de
Israel, a alguien haciendo lo que ellos desaprueban, no dudan en agredirlo
incluso físicamente. Se sabe que actualmente, algunos barrios de Jerusalén, si
una familia de fundamentalistas ortodoxos compra una vivienda, las demás viviendas de la
calle (en la que eso suceda bajan de precio.
2. La idea de
fondo que sustenta estos comportamientos
se basa en que lo religioso está antes que lo humano. Es más, "lo
humano" se tiene que someter a "lo religioso" hasta el extremo
de que, para asegurar la primacía de la religión, si es necesario, se humilla,
se ofende, se sacrifica y hasta (en casos límites) se mata todo lo que no es
religión, y hasta se mata la vida misma.
Esta argumentación
ha justificado -y sigue justificando- las atrocidades de todas las violencias
de las religiones. Y sigue adelante, en este momento, en los ataques que los
religiosos más ortodoxos hacen contra los divorciados, las madres solteras, los
homosexuales, las mujeres que abortan, los que usan preservativos...
Lo más dramático, en toda esta problemática, es que
quienes tienen esta mentalidad le conceden más importancia a estas observancias
religiosas que, por ejemplo, el respeto a las personas, la libertad y la
tolerancia, la humildad y el amor al prójimo.
3. Jesús no
pudo tolerar esta mentalidad religiosa, que antepone la religión a las
necesidades humanas. "El sábado se
hizo para el hombre": es decir, la religión se hizo para potenciar la vida
y la felicidad del ser humano, para que todo hombre y toda mujer se sienta más estimado/a, más
valorado/a, y más amado/a.
Una religión
que no sirve para eso debe ser denunciada, como un peligro público contra los
derechos fundamentales de las personas. Si es
amamos sinceramente a nuestros semejantes.
San
Antonio (San Antón), abad
San Antonio Abad es conocido por todos como
el patrón de los animales. Cada año, el 17 de enero, el calendario indica que
es su día y el santo de todos los que se llaman Antonio. Pero conozcamos algo
de su vida que, según los que hablaron de él en sus escritos, alcanzó los 105
años de edad
“Es costumbre en la Comunidad Valenciana que
en algunas localidades la bendición de los animales se vea acompañada de un
porrate”.
Los escritos de San Atanasio son la principal
fuente de los hechos que marcaron la vida de este santo. Antonio Abad nació en
el pueblo de Comas, una localidad próxima a Heraclea situado en el Alto Egipto.
Su ejemplar vida comenzó, según relata en sus escritos San Atanasio, cuando
cumplió los veinte años de edad.
Antonio
vendió todas sus posesiones y repartió el dinero entre los necesitados. Nuestro
protagonista se propuso llevar una vida consagrada a la austeridad en una
comunidad local y se dice que dormía en el interior de un sepulcro.
Antonio también pasó muchos años ayudando a
los ermitaños a orientar su vida espiritual en el desierto al que
posteriormente se retiró para vivir en completa soledad.
Los relatos dicen que Antonio recibió en múltiples
ocasiones las tentaciones del diablo, hecho que ha sido representado en
numerosas obras pictóricas en honor a Antonio Abad.
A Antonio Abad se le considera fundador de la
tradición monacal cristiana. Nunca le atrajo la vida en comunidad y volvió a
Monte Colzim como ermitaño, aunque en el año 311 dC se trasladó a Alejandría
para predicar contra el arrianismo.
A la muerte de Pablo El Simple, un anacoreta
(persona que ha decidido vivir alejada de la comunidad) egipcio, Antonio lo
enterró con la ayuda de dos leones y otros animales, de ahí, que sea reconocido
como patrón de los sepultureros y los animales. También se cuenta que en una
ocasión se le acercó una hembra de jabalí con sus jabatos aquejados de ceguera.
Antonio Abad los curó y su madre, en agradecimiento, nunca se separó del santo
al tiempo que le defendió de todo peligro. San Antonio Abad trataba a los
cerdos con el mismo amor que los hindúes tratan a las vacas. Él desarrolló un
medicamento para tratar el ergotismo (enfermedad producida por la ingesta de
alimentos infectados por una micotóxina) a base de la grasa del cerdo y que daba
muy buen resultado.
Es costumbre representar a San Antonio con un
cerdo a sus pies.
Este animal es símbolo de impureza y su
posición en las imágenes indica que el santo es dominador de las impurezas. En
la Edad Media para alimentar a los enfermos de los hospitales la gente soltaba
cerdos por las eras que cuidaban y alimentaban entre todos. Para que los amigos
de lo ajeno no se los apropiara les pusieron campanitas además de ponerlo bajo
el patrocinio del famoso San Antonio. En la teología, colocar los animales
junto a la figura de un cristiano era decir que esa persona había entrado en la
vida bienaventurada, esto es, en el Cielo, puesto que dominaba la creación.
Es costumbre en la Comunidad Valenciana que
en algunas localidades la bendición de los animales se vea acompañada de un
porrate, como el que podemos encontrar en el barrio de San Antón de Alicante,
que no es otra cosa que un mercadillo de puestos en los que se vende frutos
secos.
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