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DE ENERO - SÁBADO
1ª
- SEMANA DEL T.O.-A
San
Juan de Rivera, obispo
Evangelio
según san Marcos 2, 13-17
En
aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago, la gente acudía a él y
les enseñaba. Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los
impuestos y le dijo:
"Sígueme".
Se
levantó y lo siguió.
Estando
Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían un grupo de recaudadores
y otra gente de mala fama se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Algunos
letrados fariseos, al ver que comía con recaudadores y otra gente de mala fama,
le dijeron a los discípulos:
"¡De
modo que come con recaudadores y pecadores!"
Jesús lo oyó y les dijo:
"No
necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar justos,
sino pecadores”.
1. Jesús fue un
hombre conflictivo. Sus conflictos fueron constantes con los "hombres de
la religión". Unas veces, porque sanaba a los enfermos en sábado, cuando
eso estaba prohibido por las leyes religiosas que dictaban los rabinos. Otras
veces, porque comía con pecadores y gentes de mala vida. Y es que, para las
religiones, lo primero son sus normas y su buena imagen. Por eso los
profesionales de la religión (y sus fieles más incondicionales), suelen anteponer
sus observancias a lo que hace felices a los demás y, por supuesto, a todo lo
que sea juntarse con "malas compañías".
2. En las iglesias,
conventos y comunidades de fieles se suelen fustigar las "amistades peligrosas".
Y es verdad que, a personas sin la debida formación y madurez, les puede
perjudicar la convivencia con gentes que se desenvuelven en ambientes donde
cunde el mal ejemplo. Pero esto no
justifica, en modo alguno, que haya individuos que se ven a sí mismos como los
"buenos" y que, precisamente por eso, tienen que alejarse de los que
ellos consideran como los "malos".
Este maniqueísmo religioso es diametralmente opuesto
al Evangelio. Esas "purezas" y esas "espiritualidades", en
el fondo, son el talante de los "selectos", los que se ven superiores
a los demás, los que no quieren manchar su apellido o su imagen, su buen nombre
y su conducta "intachable".
3. Jesús no pensaba así. Todo lo contrario:
Jesús estaba persuadido de que, mediante el contagio de la convivencia, es como
se da vida y felicidad.
Así es como se sana a los "enfermos", a los
que todo el mundo desprecia y de los que todos nos alejamos.
Las parroquias, los conventos, las comunidades,
tendrían que ser "la casa de todos", sobre todo la casa en la que los
más despreciados de este mundo encontraran, ni más ni menos, lo que los pecadores
y gentes de mala fama encontraron en Jesús.
¿Es que
nosotros vamos a ser más puros y
puritanos
que el mismísimo Hijo de Dios?
¿Es que nuestra "imagen pública" va a
pretender ser mejor que la suya?
No nos damos cuenta de lo desorientados
que
andamos quienes nos decimos cristianos.
San
Juan de Rivera, obispo
San Juan nació en Sevilla. Sus padres se
llamaban Pedro y Teresa, familia que se distinguía entre la nobleza por su
generosidad. Enviaron a Juan a estudiar a Salamanca, donde se convirtió en
discípulo de Vitoria y de otros teólogos que brillaban a la vez en Trento. No
tenía aún 30 años cuando fue nombrado por el Papa Pio IV Obispo de Badajoz,
dedicándose de lleno a la santificación de sus ovejas, enviando misioneros por
toda la diócesis.
A la edad de 36 años fue trasladado a la sede
de Valencia, donde pronto advirtió las necesidades de esta gran arquidiócesis.
Al santo, entre otras cosas, le tocó aplicar las reformas de Trento en su
jurisdicción, así como también la catequización de los moriscos, pero con pocos
frutos, siendo éstos expulsados en 1609 por el rey Felipe III. Frente a esto,
San Juan fue nombrado virrey de Valencia; el santo aceptó este cargo a ruegos
del rey, y Valencia disfrutó largos años de paz y de mejor administración de la
justicia.
San Juan recorrió varias veces la diócesis y
entre 1570 y 1610 llevó a cabo 2.715 visitas pastorales, y celebró siete
sínodos. Fundó el Colegio de Corpus Christi para la formación del clero y
honrar solemne al Santísimo Sacramento.
San Juan de Ribera falleció en enero de 1611.
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