martes, 31 de enero de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 1 DE FEBRERO - MIÉRCOLES – 4ª - SEMANA DEL T.O.-A Santa Brígida de Irlanda



1 DE FEBRERO - MIÉRCOLES –
4ª - SEMANA DEL T.O.-A
Santa Brígida de Irlanda

Evangelio según san Marcos 6,1-6
         En aquel tiempo, fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga: la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: 
"¿De dónde saca todo eso?
¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado?
¿Y esos milagros de sus manos?
¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simeón?
Y sus hermanas
      ¿no viven con nosotros aquí?"
Y desconfiaban de él.
Jesús les decía:
"No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa".
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

1. Lo primero, que salta a la vista leyendo este episodio, es que los evangelios de la infancia de Jesús no pueden ser relatos históricos. Aquí queda en evidencia que Jesús y su familia eran gente poco estimada en el pequeño pueblo de Nazaret. En un pueblo  así, todo el mundo se conoce. Y allí
que haber gente que vivía y recordaba los años del nacimiento y la infancia de Jesús. Y sí aquellas gentes sabían que aquel vecino, el carpintero del pueblo nació tan milagrosamente, con apariciones de ángeles, adoración de pastores visita sorprendente de magos de Oriente, matanza de inocentes por parte de Herodes, etc.,
¿cómo se explica que aquellas mismas gentes se "sorprendieran", "desconfiaran" y hasta "despreciaran" a Jesús? No pudo ser así.
Y lo que tiene más trazas de invento al servicio de una "teología edificante" es todo lo que relatan los evangelios de la infancia. Con ellos, se hizo "teología edificante", no "historia creíble".

2.  Jesús enseñaba "con sabiduría".  No transmitía "conocimientos", sino todo un "pensamiento   simbólico", fruto de su experiencia espiritual. Y sobre todo fruto de su vida tan profundamente humana. 
Cuando uno trasmite lo que vive, eso es lo único que impresiona y llega a la "inteligencia emocional" de la gente. Esta forma de predicación es lo que echamos en falta en la mayoría de las homilías y sermones.

3.  Los "hermanos" (adelphoi) de Jesús eran hermanos de sangre. No eran simplemente   "parientes". Siempre que, en el Nuevo Testamento, se utiliza esa palabra, para indicar relaciones de parentesco, se refiere a "hermanos de carne y sangre" (J. P. Meier). Esto no es contrario a la fe de la Iglesia. La "virginidad" de María no es un hecho fisiológico, sino una verdad teológica, que nos enseña que de María nació el Hijo de Dios. No un hombre que no era más que eso, un mero   hombre. No hay más que eso en el dogma   de la virginidad.
Y esto no nos tiene que escandalizar, sino admirar. Así son los caminos de Dios.
Ya indicó el conocido teólogo Karl Rahner que una mujer, a la que se le hace una inseminación artificial y luego se le practica una cesárea, es virgen. Pero eso, para la calidad religiosa de esa mujer, ¿de qué sirve?
Nuestra fe en Dios y en la devoción a María tienen que ser más serias y bien argumentadas.

Santa Brígida de Irlanda

Vida de Santa Brígida de Irlanda
Patrona de Irlanda junto con San Patricio y Santa Columba.
Parece una contradicción, pero a pesar de su gran fama que la hace pasar por la santa más conocida de Irlanda y de estar unidos a su figura gran cantidad de elementos festivos y folclóricos se conocen muy pocos hechos históricos sobre su vida.
Fue Cogitosus que vivió del 620 al 680 su primer biógrafo, pero -lastimosamente- poco escribe acerca de la vida terrena de la santa; su escrito se pierde en descripciones sociales y religiosas en torno al monasterio de Kindale, probablemente mixto y con jurisdicción quasi-episcopal, fundado por Brígida.
También existen himnos y poemas irlandeses de los siglos VII y VIII que en sí mismos testimonian el culto que se tributaba a la santa irlandesa.
Un poco más adelante, el obispo de Fiésole, Donatus, a mitad del siglo IX, escribe su vida en verso y este debió ser el vehículo de la rápida difusión de su culto por Europa.
Pero de esta carencia de datos que impiden el diseño de un perfil hagiográfico completo; la religiosidad popular y el calor de las gentes por su santa ha suplido con creces la grandeza de su vida fiel al Evangelio y entregada a su vocación religiosa.
Del hecho de pertenecer Brígida a una tribu inferior en su tiempo, concretamente la de Forthairt, la fantasía la hace nacer del fruto de la unión -extraña al matrimonio- de su padre, Duptaco, con una bellísima esclava, con todos los problemas que esto produce en el entorno familiar legítimo, desde el disgusto de la esposa hasta la proposición de su venta. Claro que de esto se sacará la noble lección de que Dios puede tener planes insospechados para los espúreos inculpables que pueden llegar a las cimas más altas de la santidad y dejar tras de sí una estela de bien para la gente.
Heredada la extrahermosura de su madre, para no ser ocasión de pecado y no ser ya más pedida en matrimonio, pide a Dios que la haga fea. ¿Para qué quiere la hermosura quien sólo piensa en Dios? Ha decidido entrar en religión. Derrama lágrimas abundantes y son escuchados sus ruegos con un reventón del ojo; por este favor da gracias a Dios que luego le devuelve todo su esplendor. La lección está clara: quien posee al Amor desprecia lo que a tantas vuelve locas y vanas para alcanzar un amor.
También los pobres están presentes en el relato; no podría concebirse santidad sin caridad. Y ahora es la vaca su cómplice; nunca se secaron las ubres, una y otra vez ordeñadas por Brígida, cuando había que remediar a un menesteroso. La vaca ha quedado presente, como emblema, en las representaciones pictóricas de los artistas, junto a la imagen de la santa.
Y aún hay más; sí, son inagotables los relatos de bondades. Se habla de leprosos curados y de monjas tibias descubiertas; la muda Doria comienza a hablar y termina sus días como religiosa en el convento; frustra asesinatos; da vista a ciegos y... como expresión del estilo de un pueblo ¡convierte el agua de su baño en cerveza para apagar la sed!
Los himnos, versos, poemas y canciones populares -con sencillez y regocijo- muestran el calor de un pueblo por su santa y dice con sus leyes lo que las de la crítica histórica ni puede ni debe decir.


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