27
DE ENERO - VIERNES –
3ª
- SEMANA DEL T.O.-A
STª
– ANGELA DE MERICI, virgen
Evangelio según san Marcos 4, 26-34
En
aquel tiempo, decía Jesús a las turbas:
"El Reino de Dios se
parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche, y se
levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.
La tierra va produciendo
la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano.
Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega".
Dijo también:
"¿Con qué podemos
comparar el Reino de Dios?
¿Qué parábola usaremos?
Con un grano de mostaza:
al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después, brota, se
hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes, que los
pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas".
Con muchas parábolas parecidas
les exponía la Palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con
parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
1. Jesús presenta aquí el Reino de Dios utilizando
dos parábolas: la de la semilla automática y la de la pequeñez. Así, Jesús nos
enseña dos cosas importantes:
1)
El Reino de Dios crece por sí solo y aunque nosotros ni nos demos cuenta de tal
crecimiento.
2)
El Reino de Dios, en todo caso y como realidad atribuible a Dios, es y será
siempre algo muy pequeño, que pasará quizá inadvertido y, en todo caso, será
una cosa insignificante.
2. Estas dos parábolas nos ayudan a superar
todos los pesimismos y desalientos. Con frecuencia, pensamos que el asunto del
Reino de Dios está en crisis, sufre un declive y ya no interesa a nadie. Este
tipo de catastrofismo es
propio de personas o
grupos que identifican el Reino de Dios con el triunfo de la religión. Pero
Jesús no lo presentó así.
El
Evangelio relaciona el Reino de Dios con la curación de enfermos y el alivio de
penas y sufrimientos (Mt 4, 23-24) y con la expulsión de demonios (Mt 12, 28).
El
crecimiento del Reino no es el crecimiento de la religiosidad, sino el
crecimiento de la felicidad, dignidad y libertad de las personas.
3. Si le damos la razón al Evangelio -y no a los
fanáticos de la religión-, tenemos motivos para el optimismo cristiano. El
ejemplo más claro es la creciente preocupación por las víctimas. En este
sentido, estamos asistiendo a un "gran estreno antropológico" (R.
Girard).
Nuestra
sociedad ha abolido primero la
esclavitud y después la servidumbre.
A continuación, ha llegado la protección de la infancia, la promoción y
liberación de la mujer, el cuidado de los ancianos, los extranjeros, la lucha
contra la miseria y el hambre, los derechos humanos. Nuestro mundo no ha
inventado la compasión, pero sí la ha universalizado. Y nos hemos convencido de
que el poder de transformación más eficaz no es la violencia revolucionaria,
sino la moderna preocupación por
víctimas. Se ha puesto en
marcha un proceso que ya es imparable. Lo importante ahora es acelerarlo. El
dolor que nos queda es que vemos que todavía el problema de la codicia (por el
dinero y la riqueza) sigue teniendo más fuerza que el sufrimiento de los
refugiados, que huyen de la violencia, de la muerte y del dolor insoportable.
STª
– ANGELA DE MERICI, virgen
Nació en Desenzano, cerca de Brescia,
norte de Italia, el 21 de Marzo de 1470 o 1474; murió en Brescia, el 27de enero
de 1540; canonizada en 1807;
"Si alguna
persona, por su estado de vida, no puede vivir sin riquezas y posición, que al
menos mantenga su corazón vacío del amor a estas" --Sta, Angela Merici.
Como a menudo ocurre, Angela creció
gracias a muchas dificultades. Huérfana a los 10 años, Angela, su hermana y
hermano fueron criados por un tío rico, Biancozi, at Salo. En su primera
experiencia de éxtasis, se le apareció la Virgen Santísima con su hermana mayor
quien había muerto de repente sin los sacramentos. Ella había estado preocupada
por la salvación de esta hermana.
Angela se hizo terciaria franciscana a
la edad de 13 años y vivió en gran austeridad, a veces comiendo solo pan y
vegetales. Desde entonces no quiso poseer nada, ni siquiera una cama (porque el
Hijo del Hombre no tenía donde recostar su cabeza)
Al morir su tío, Angela con 20 años,
vuelve a su pueblo natal y da catecismo a los pobres. Pequeña en estatura, pero
muy grande en amor y entusiasmo por servir a Dios, Angela compartió con sus
amigas su gran preocupación por la ignorancia religiosa de tantos niños.
Pronto, con un grupo de terciarias organizó la formación de jovencitas. Una
familia adinerada le invitó a abrir una escuela en Brescia.
Angela tenía el don de recordar todo
lo que leía. Hablaba bien en latín y conocía el significado de algunos de los
pasajes mas difíciles de la Biblia. En Brescia conoció a las familias mas
influyentes y comenzó un grupo de personas devotas.
En un viaje a la Tierra Santa, de
repente perdió la vista en Creta. Continuó con devoción el viaje y en el
regreso recuperó la vista en el mismo lugar que la había perdido.
En su visita a Roma para el año santo
1525, el Papa Clemente VII le pidió que se hiciese cargo de un grupo de
hermanas enfermeras en Roma, pero ella le dijo de una visión que ella había
tenido años antes de doncellas ascendiendo al cielo en una escalera de luz.
Esta visión la inspiró a formar un noviciado informal. En la visión, las santas
vírgenes era acompañadas en la escalera por ángeles gloriosos que tocaban
dulces melodías con arpas doradas. Todas llevaban preciosas coronas decoradas
con piedras preciosas. Después de un tiempo, la música paró y el Salvador en
persona la llamó por su nombre para crear una sociedad de mujeres. El Santo
Padre le dio permiso para formar la comunidad.
Poco tiempo después, se le apareció
Santa Ursula, quien desde entonces fue la patrona de la comunidad. Un día
Angela cayó en éxtasis y se dice que levitó.
Poco
después de su retorno a Brescia, tuvo que retirarse a Cremona por la guerra.
Carlos V estaba a punto de hacerse con Brescia y los civiles debían abandonar
la ciudad. Angela mas tarde regresó para el gran gozo de la población que ya la
tenía por santa y profeta.
En la Iglesia de San Afra en Brescia,
el 25 de Noviembre de 1535, Angela y 28 compañeras mas jóvenes se unieron ante
Dios para dedicarse el resto de sus vidas a su servicio, especialmente para la
educación de niñas. Angela puso al grupo bajo la protección de Santa Ursula,
patrona de las universidades medievales y veneradas como lider de mujeres. Este
fue el comienzo de la Compañía de las Ursulinas, la primera orden de mujeres
dedicada a la enseñanza. Esto era una idea novedosa que tomó tiempo en ser
aceptada. Sta. Angela no lo vio ya que murió cuatro años después de fundar.
La orden no usaba hábito (solo un
sencillo vestido negro), no hacía votos, no tenía vida de clausura, ni votos ni
vida comunitaria. Su trabajo era la educación religiosa de niñas, especialmente
las pobres, y el cuidado de los enfermos. Las Ursulinas fueron reconocidas
formalmente por el Papa Pablo III cuatro años después de la muerte de Sta. Angela
(1544) y se organizaron como Congregación en 1565.
Al comienzo mucha de la enseñanza la
hacían en las casas de los niños. Angela tenía una gran paciencia y amabilidad.
Atendía con esmero a los pobres, enfermos e ignorantes. Pronto tuvo 150
hermanas.
Al momento de morir, rodeada de sus
hermanas, un hermoso rayo de luz brilló sobre la santa. Murió con en nombre de
Jesus en sus labios.
EN 1568, San Carlos Borromeo llamó a
las Ursulinas a Milán y las persuadió a entrar en la vida de clausura. En un
sínodo provincial dijo a sus obispos vecinos que no conocía mejor forma de
reformar una diócesis que introducir a las Ursulinas en las comunidades muy
pobladas.
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