sábado, 16 de noviembre de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 17 de NOVIEMBRE – DOMINGO – 33ª – SEMANA DEL T. O. – C –






17 de NOVIEMBRE – DOMINGO –
33ª – SEMANA DEL T. O. – C –

Lectura de la profecía de Malaquias (3,19-20a):

HE aquí que llega el día, ardiente como un horno, en el que todos los orgullosos y malhechores serán como paja; los consumirá el día que está llegando, dice el Señor del universo, y no les dejará ni copa ni raíz.
Pero a vosotros, los que teméis mi nombre, os iluminará un sol de justicia y hallaréis salud a su sombra.

Palabra de Dios

Salmo: 97,5-6.7-9a.9bc

R/. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.

V/. Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R/.

V/. Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes. R/.

V/. Al Señor, que llega
para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R/.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (3,7-12):

Hermanos:
Ya sabéis vosotros cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: No vivimos entre vosotros sin trabajar, no comimos de balde el pan de nadie, sino que, con cansancio y fatiga, día y noche, trabajamos a fin de no ser una carga para ninguno de vosotros.
No porque no tuviéramos derecho, sino para daros en nosotros un modelo que imitar.
Además, cuando estábamos entre vosotros, os mandábamos que, si alguno no quiere trabajar, que no coma.
Porque nos hemos enterado de que algunos viven desordenadamente, sin trabajar, antes bien metiéndose en todo.
A esos les mandamos y exhortamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con sosiego para comer su propio pan.

Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,5-19):

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:
«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él dijo:
«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Entonces les decía:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes.
Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.
Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Palabra del Señor


1.- En estos días finales del Año litúrgico, recordamos que el Señor ha de volver y que hemos de estar preparados para su venida. La celebración de la Eucaristía nos invita a volver nuestra mirada hacia Cristo sabiendo que, junto con toda la Iglesia, caminamos a su encuentro. También hoy se celebra la Jornada Mundial de los Pobres, instituida por el papa Francisco.
En el evangelio, Jesús señala que en la historia no van a faltar momentos de incertidumbre: anuncia desastres naturales, epidemias, guerras, y habla de la contradicción y persecución que sufrirán los cristianos. Sin embargo, de todo ello puede salir algo positivo porque «servirá de ocasión para dar testimonio».
A tantos años de distancia de las palabras de Cristo, encontramos en la historia momentos de profunda oscuridad en que muchos cristianos han dado ese testimonio. No solo los mártires, en los que se hace especialmente patente, sino también en las vidas de tantos hombres y mujeres en las que, en momentos de calamidad, ha brillado la caridad. ¡Cuántas veces un gesto de amor no ha llenado de luz la oscuridad producida por la guerra, el hambre o la enfermedad! No sabemos cuándo va a volver el Señor, pero sí que la historia es conducida por su amor providente y que debemos confiar en él, que nunca nos deja. Por ello nos llama a perseverar en su amor.

2,- Las palabras de Cristo, que arrojan luz sobre el curso de la historia, iluminan también nuestra realidad singular. San Ambrosio, por ejemplo, se preguntaba de qué podía servir saber que el Señor vendrá un día si no dejamos que Cristo viva en nosotros. Y san Agustín señalaba que no debíamos temer la segunda venida de Cristo si antes acogíamos la primera. Ambos autores apuntan a que la manera de vivir la historia no está en la elucubración sobre cuándo o cómo van a suceder las cosas, que, por otra parte, puede llevar a los falsos mesianismos de que habla Jesús o a la actitud de los cristianos de Tesalónica, que habían dejado de trabajar. Se trata de acoger el amor misericordioso de Jesús y de vivir confiando en su palabra y su gracia.

3.- En esa perspectiva, la Jornada Mundial de los Pobres nos recuerda que nosotros también podemos colaborar con Cristo en la venida de su reino. El mal y el pecado le oponen resistencia. Cada día hemos de afrontar la vida desde el amor providente de Dios, que también nos llama a ser providentes para con el prójimo. Jesús, con su ejemplo, nos ha enseñado que la vida se afronta auténticamente desde el amor, y que este se manifiesta en gestos concretos con los que mostramos compasión, ayuda o afecto hacia alguien.
Dios conduce la historia y toda ella se dirige hacia Cristo. Acogiendo su enseñanza y viviendo la caridad preparamos su venida. Es más, a la luz de ese amor, descubrimos aun en los momentos más oscuros que Dios está cerca y que no nos abandona. Señaló Benedicto XVI que Jesucristo «garantiza que en cada pequeño, pero genuino, acto de amor está todo el sentido del universo, y que quien no duda en perder su vida por él, la encontrará en plenitud». Solo desde el amor que recibimos de Dios y que transforma nuestro corazón podemos vivir plenamente cada momento de nuestra historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario