8 de NOVIEMBRE – VIERNES –
31ª – SEMANA DEL T. O. – C –
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (15,14-21):
Respecto a vosotros, hermanos, yo personalmente estoy convencido
de que rebosáis buena voluntad y de que os sobra saber para aconsejaros unos a
otros. A pesar de eso, para traeros a la memoria lo que ya sabéis, os he
escrito, a veces propasándome un poco.
Me
da pie el don recibido de Dios, que me hace ministro de Cristo Jesús para con
los gentiles: mi acción sacra consiste en anunciar la buena noticia de Dios,
para que la ofrenda de los gentiles, consagrada por el Espíritu Santo, agrade a
Dios.
Como
cristiano, pongo mi orgullo en lo que a Dios se refiere. Sería presunción
hablar de algo que no fuera lo que Cristo hace por mi medio para que los
gentiles respondan a la fe, con mis palabras y acciones, con la fuerza de
señales y prodigios, con la fuerza del Espíritu Santo. Tanto, que, en todas
direcciones, a partir de Jerusalén y llegando hasta la Iliria, lo he dejado
todo lleno del Evangelio de Cristo.
Eso
sí, para mí es cuestión de amor propio no anunciar el Evangelio más que donde
no se ha pronunciado aún el nombre de Cristo; en vez de construir sobre
cimiento ajeno, hago lo que dice la Escritura: «Los que no tenían noticia lo
verán, los que no habían oído hablar comprenderán.»
Palabra
de Dios
Salmo:
97
R/. El
Señor revela a las naciones su victoria
Cantad al Señor un cántico nuevo
porque ha hecho
maravillas:
su diestra le ha dado la
victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su
justicia:
se acordó de su
misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de
Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro
Dios.
Aclama al Señor, tierra
entera;
gritad, vitoread, tocad.
R/.
Lectura
del santo Evangelio según san Lucas (16,1-8):
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
«Había
una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él
de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo:
"¿Es
cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante
ya no serás administrador."
Entonces
el administrador se puso a pensar:
"¿Qué
voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la
tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a
alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan."
Entonces
fue llamando uno por uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó:
"¿Cuánto
le debes a mi amo?"
El
hombre respondió:
"Cien
barriles de aceite."
El
administrador le dijo:
"Toma
tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta."
Luego
preguntó al siguiente:
"Y
tú, ¿cuánto debes?"
Éste
respondió:
"Cien
sacos de trigo."
El
administrador le dijo:
"Toma
tu recibo y haz otro por ochenta."
El
amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad.
Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los
que pertenecen a la luz».
Palabra
del Señor
1.
¿Se puede poner como ejemplo a un
canalla que roba a su amo y luego, además, lo engaña?
Es decir, un indeseable que roba por
dos veces. - ¿Qué felicitación
puede merecer un tipo así? - ¿Es que no habría otro ejemplo para
ponderar que los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la
luz?
¿Qué lectura hay que hacer de
todo esto para que tenga algún sentido?
2.
Como es lógico, Jesús no elogia el robo y la mentira. Ni siquiera para
poner
tales vicios como ejemplos de astucia. Los
entendidos en la interpretación de las parábolas han dado, en este caso, las
más diversas explicaciones, sin llegar a un acuerdo común. Se ha pensado que la explicación más
plausible es la que toma como clave de
interpretación, no la tramposa conducta del administrador,
sino los criterios que rigen el pensamiento
del rico. Y es así. Pero esto necesita una cuidadosa aclaración.
Estamos de acuerdo en que el
administrador, tal como lo presenta el relato, era un sinvergüenza sin escrúpulos.
Y eso lo entiende cualquiera. Pero más
sinvergüenza era el rico, que no solo había acumulado una fortuna, en un país
donde la mayoría de la población se moría de hambre, sino que además era un
tipo que valoraba sumamente el negocio (incluso sucio) y la ganancia. Y no contento con eso, además elogiaba al canalla
que le ha robado.
Para el rico, lo único que tiene valor
en la vida es ganar, aunque eso se haga con trampas, falsificando documentos y
mintiendo a todas horas.
3.
La riqueza -hoy diríamos el sistema capitalista puro y duro- pervierte a
las personas. Y cuando el beneficio es
lo único que interesa en la vida, todo se
descompone y huele a podrido. Es lo peor que el sistema capitalista ha hecho con todos
nosotros.
La canallada del sistema ha llegado a
tal extremo, que los que más roban son los que más votos ganan cuando llegan
unas elecciones.
En el fondo, todos estamos
elogiando al administrador injusto.
Esta manera de pensar es la que nos ha hundido en la crisis. Porque es la
manera de pensar de la burbuja inmobiliaria, de los banqueros que han
facilitado la compra de viviendas, de quienes las han vendido y de quienes las
han comprado, de los gobernantes que
han permitido semejante sistema
económico, que ha destrozado el ambiente, las costas, los montes y las
playas.
El sistema que ha llevado a tantos
millones de españoles (sobre todo a los jóvenes) al paro. Y el sistema que alimenta
la voracidad de los mercados y los mercaderes, con el silencio cómplice de quienes no se debían haber callado,
conociendo el desastre en el que todos nos hemos hundido.
Y nuestros obispos (y quienes les aconsejan)
calladitos, para no poner en peligro los privilegios que la Iglesia
obtiene del sistema vigente.
¡Qué vergüenza!
Beato Juan Duns Escoto
En Colonia, de la
Lotaringia, en Germania, beato Juan Duns Escoto, presbítero de la Orden de los
Hermanos Menores, el cual, oriundo de Escocia, enseñó las disciplinas
filosóficas y teológicas en Cantorbery, Oxford, París y, finalmente, en
Colonia, como maestro preclaro de sutil ingenio y fervor admirable. Se le llama
doctor sutil y mariano
Vida
de Beato Juan Duns Escoto
Juan
Pablo II aprobó su culto el 20 de marzo de 1993.
Juan
Escoto nació en Duns, en Escocia, hacia 1265, entró en la Orden de los Hermanos
Menores hacia 1280 y fue ordenado sacerdote el 17 de abril de 1291. Completó
los estudios entre 1291 y 1296 en París.
Luego
enseñó en Cambridge, Oxford y París, como bachiller, comentaba las “Sentencias”
de Pedro Lombardo.
Tuvo
que abandonar la universidad, por no haber querido firmar una apelación al
Concilio contra Bonifacio VIII, promovida por Felipe el Hermoso, rey de
Francia.
Regresó
allí el año siguiente para obtener el doctorado, con una carta de presentación
del ministro general de la Orden, Padre Gonzalo Hispánico, que había sido su
maestro, en la cual lo recomendaba como plenamente docto “sea por la larga
experiencia, sea por la fama que se había extendido por todas partes, de su
vida laudable, de su ciencia excelente y del ingenio sutilísimo” del candidato.
A fines
de 1307 Juan Duns Escoto estaba en Colonia, donde enseñó. Quizás no hay doctor
medieval más sobresaliente que este franciscano escocés, que estudió en Oxford,
enseñó en París, fue expulsado por Felipe el Hermoso porque no quiso firmar la
apelación antipapal y murió en Colonia, a la edad en que los otros filósofos
comienzan a producir, como si la llama del pensamiento le hubiese quemado la
juventud.
El
título de “Doctor Sutil” que le dieron, dice toda su sublimidad. Sus teorías
sobre la Virgen y sobre la encarnación obtienen después de siglos la
confirmación en el dogma de la Inmaculada Concepción y en el culto a la realeza
de Cristo.
Elabora
el misticismo pensante de San Buenaventura. Escoto es un metafísico y un
teólogo.
Empleó
su agudeza de ingenio en la sistematización de los grandes amores de San
Francisco: Jesucristo y la Virgen Santísima. La posteridad también lo ha
llamado “Doctor del Verbo Encarnado” y “Doctor Mariano”.
Tuvo
numerosos discípulos y muy pronto llegó a ser y siguió siendo el jefe de la
escuela franciscana, que se inició con el Beato Alejandro de Hales, se
desarrolló con San Buenaventura, doctor Seráfico de la Iglesia, y llegó a su
culminación en el Beato Juan Duns Escoto.
Su
doctrina está en perfecta armonía con su espiritualidad.
Después
de Jesús, la Virgen Santísima ocupó el primer puesto en su vida. Duns Escoto es
el teólogo por excelencia de la Inmaculada Concepción.
El
estudio de los privilegios de María ocupó un puesto importantísimo en su vida.
En una disputa pública, permaneció silencioso hasta que unos 200 teólogos
expusieron y probaron sus sentencias de que Dios no había querido libre de
pecado original a la Madre de su Hijo.
Por
último, después de todos, se levantó Juan Duns Escoto, tomó la palabra, y
refutó uno por uno todos los argumentos aducidos contra el privilegio mariano;
y demostró con la Sagrada Escritura, con los escritos de los Santos Padres y
con agudísima dialéctica, que un tal privilegio era conforme con la fe y que
por lo mismo se debía atribuir a la gran Madre de Dios. Fue el triunfo más
clamoroso en la célebre Sorbona, sintetizado en el célebre axioma: “Potuit,
decuit, ergo fecit (Podía, convenía, luego lo hizo)”.
En
Colonia, donde enseñaba, murió el 8 de noviembre de 1308.
Fuente:
http://es.catholic.net/santoral/
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