28 de NOVIEMBRE – JUEVES –
34ª – SEMANA DEL T. O. – C –
Lectura
de la profecía de Daniel (6,12-28):
En aquellos días, unos hombres espiaron a Daniel y lo
sorprendieron orando y suplicando a su Dios.
Entonces
fueron a decirle al rey:
«Majestad,
¿no has firmado tú un decreto que prohíbe hacer oración, durante treinta días,
a cualquier dios o cualquier hombre fuera de ti, bajo pena de ser arrojado al
foso de los leones?»
El
rey contestó:
«El
decreto está en vigor, como ley irrevocable de medos y persas.»
Ellos
le replicaron:
«Pues
Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti, majestad, ni al
decreto que has firmado, sino que tres veces al día hace oración a su Dios.»
Al
oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar la manera de salvar a Daniel, y
hasta la puesta del sol hizo lo imposible por librarlo.
Pero
aquellos hombres le urgían, diciéndole:
«Majestad,
sabes que, según la ley de medos y persas, un decreto o edicto real es válido e
irrevocable.»
Entonces
el rey mandó traer a Daniel y echarlo al foso de los leones.
El
rey dijo a Daniel:
«¡Que
te salve ese Dios a quien tú veneras tan fielmente!»
Trajeron
una piedra, taparon con ella la boca del foso, y el rey la selló con su sello y
con el de sus nobles, para que nadie pudiese modificar la sentencia dada contra
Daniel. Luego el rey volvió a palacio, pasó la noche en ayunas, sin mujeres y
sin poder dormir. Madrugó y fue corriendo al foso de los leones.
Se
acercó al foso y gritó afligido:
«¡Daniel,
siervo del Dios vivo! ¿Ha podido salvarte de los leones ese Dios a quien
veneras tan fielmente?»
Daniel
le contestó:
«¡Viva
siempre el rey! Mi Dios envió su ángel a cerrar las fauces de los leones, y no
me han hecho nada, porque ante él soy inocente, como tampoco he hecho nada
contra ti.»
El
rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. Al sacarlo, no tenía
ni un rasguño, porque había confiado en su Dios. Luego mandó el rey traer a los
que habían calumniado a Daniel y arrojarlos al foso de los leones con sus hijos
y esposas.
No
habían llegado al suelo, y ya los leones los habían atrapado y despedazado.
Entonces
el rey Darlo escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra:
«¡Paz
y bienestar! Ordeno y mando que en mi imperio todos respeten y teman al Dios de
Daniel. Él es el Dios vivo que permanece siempre. Su reino no será destruido,
su imperio dura hasta el fin. Él salva y libra, hace signos y prodigios en el
cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel de los leones.»
Palabra
de Dios
Salmo: Dn
3,68.69.70.71.72.73.74
R/.
Ensalzadlo con himnos por los siglos
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor. R/.
Témpanos y hielos,
bendecid al Señor. R/.
Escarchas y nieves,
bendecid al Señor. R/.
Noche y día,
bendecid al Señor. R/.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor. R/.
Rayos y nubes,
bendecid al Señor. R/.
Bendiga la tierra al Señor. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (21,20-28):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando
veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción.
Entonces,
los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que
se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán
días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito.
¡Ay
de las que estén encintas o criando en aquellos días!
Porque
habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo.
Caerán
a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será
pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora.
Habrá
signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las
gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje.
Los
hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene
encima al mundo, pues los astros se tambalearán.
Entonces
verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando
empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra
liberación.»
Palabra
del Señor
1.
Es muy dudoso que Jesús pronunciase este discurso tal y como aquí quedó
recogido por el evangelio de Lucas (J. A. Fitzmyer).
Este es un punto en el que los
estudiosos de este evangelio están generalmente de acuerdo. Lo más razonable es pensar que, si este evangelio,
redactó así el presunto discurso de Jesús, eso se debe a que el tema de la
destrucción de Jerusalén por las legiones de Roma, en la guerra del año 70, se
asociaba (en aquel tiempo) con el tema del fin del mundo.
Por lo visto, había mucha gente que
pensaba que el fin de Jerusalén era como el fin del mundo.
2.
De todas formas tampoco parece que este discurso del evangelio de Lucas
sea una composición literaria redactada después de los acontecimientos de la
guerra del año 70. Porque esa guerra
nos es bien conocida por el historiador judío Flavio Josefo.
Y, sin embargo, el texto de Lucas no
recoge aquí datos muy importantes de lo que realmente ocurrió en aquella
contienda. Parece, pues, que esto, que se escribió antes de la destrucción de
Jerusalén, lo que nos viene a decir es que Jesús habló del tema tal como aquí
se indica, por más que lo hiciera con otras palabras.
3.
Por lo tanto, Jesús vio claramente que la ruina de Jerusalén, de su
Templo,
de aquella religión y de aquellas gentes, todo
eso era inevitable. Era algo que se veía venir.
Pero Jesús no termina ni se queda en
una visión negativa y pesimista de tantas desgracias. Jesús ve en todo eso el
comienzo de la liberación.
Es importante tener siempre una visión positiva de las cosas y del futuro,
incluso cuando las previsiones razonables producen la impresión de que todo se
hunde.
El optimismo de Jesús tiene que alimentar nuestra visión positiva de la
vida.
San Santiago de la Marca, Presbítero Franciscano
Predicador incansable
De este santo, cuyo nombre está
unido al de San Bernardino de Siena y al de San Juan de Capistrano, que lo
acompañó en sus peregrinaciones apostólicas por Europa, tenemos muchas
noticias: unas nos la refiere él mismo y otras el humilde fraile laico, Venancio
de Fabriano, que lo acompañó constantemente desde 1463.
Santiago de la Marca, cuyo nombre de pila era Domingo Gangali, nació
en Monteprandone (Ascoli Piceno) en 1394. Quedó huérfano de padre siendo
todavía muy niño, y a los siete años fue enviado a apacentar las ovejas;
asustado por la continua presencia de un lobo misterioso, que más tarde él
llamará ángel de Dios y no lobo como parecía abandonó el rebaño y huyó a Offida acogido por un sacerdote familiar suyo.
Siguió los estudios de derecho civil en Perusia; llegó a ser notario.
Después se estableció en Florencia, en donde fue elegido alcalde. Regresó a las
Marcas por asuntos familiares, se detuvo en Asís y aquí, después de un coloquio
con el prior de Santa María de los Ángeles, resolvió entrar a formar parte de
la familia franciscana.
Hizo su profesión religiosa el 1 de agosto de 1416 y seis años
después, ya sacerdote, fue encargado de la predicación, ocupación que abarcaría
toda su vida hasta la muerte, el 28 de noviembre de 1476 en Nápoles.
Durante más de medio siglo recorrió Europa oriental y centro
septentrional no sólo para predicar el nombre de Jesús (tema constante de sus
homilías, siguiendo el ejemplo de su maestro San Bernardino), sino también para
cumplir delicadas misiones encomendadas por los Papas Eugenio IV, Nicolás V y
Calixto III.
Este gran caminador parecía que sólo se detenía el tiempo necesario
para fundar un nuevo convento o para restablecer la observancia de la genuina
regla franciscana en los ya existentes. Los últimos 18 años de su vida los pasó
casi todos predicando en las varias regiones de Italia. Se encontraba en Aquila
cuando murió San Bernardino de Siena, en 1444, y a los seis años pudo
presenciar en Roma su solemne canonización. Lo seguía devotamente fray
Venancio, quien nos cuenta que durante una misión predicada en Lombardía le
propusieron a fray Santiago la elección para obispo de Milán; pero el humilde
fraile no aceptó. Fray Venancio, después de la muerte del maestro, escribió una
Vida en la que narra los muchísimos milagros que hizo en vida y después de la
muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario