martes, 19 de noviembre de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 21 de NOVIEMBRE – JUEVES – 33ª – SEMANA DEL T. O. – C – Presentación de santa María Virgen




21 de NOVIEMBRE – JUEVES –
33ª – SEMANA DEL T. O. – C –
Presentación de santa María Virgen

Lectura del segundo libro de los Macabeos 2, 15.29

En aquellos días, los funcionarios reales encargados de hacer apostatar por la fuerza llegaron a Modín, para que la gente ofreciese sacrificios, y muchos israelitas acudieron a ellos. Matatías se reunió con sus hijos, y los funcionarios del rey le dijeron: «Eres un personaje ilustre, un hombre importante en este pueblo, y estás respaldado por tus hijos y parientes.
Adelántate el primero, haz lo que manda el rey, como lo han hecho todas las naciones, y los mismos judíos, y los que han quedado en Jerusalén. Tú y tus hijos recibiréis el título de grandes del reino, os premiarán con oro y plata y muchos regalos.»
Pero Matatias respondió en voz alta:
«Aunque todos los súbditos en los dominios del rey le obedezcan, apostatando de la religión de sus padres, y aunque prefieran cumplir sus órdenes, yo, mis hijos y mis parientes viviremos según la alianza de nuestros padres. El cielo nos libre de abandonar la ley y nuestras costumbres. No obedeceremos las órdenes del rey, desviándonos de nuestra religión a derecha ni a izquierda.»
Nada más decirlo, se adelantó un judío, a la vista de todos, dispuesto a sacrificar sobre el ara de Modin, como lo mandaba el rey. Al verlo, Matatias se indignó, tembló de cólera y en un arrebato de ira santa corrió a degollar a aquel hombre sobre el ara. Y entonces mismo mató al funcionario real, que obligaba a sacrificar, y derribó el ara. Lleno de celo por la ley, hizo lo que Fineés a Zinirí, hijo de Salu.
Luego empezó a gritar a voz en cuello por la ciudad:
«El que sienta celo por la ley y quiera mantener la alianza, ¡que me siga!»
Después se echó al monte con sus hijos, dejando en el pueblo cuanto tenía. Por entonces, muchos bajaron al desierto para instalarse allí, porque deseaban vivir según derecho y justicia.

Sal 49,1-2.5-6.14-15 R/.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios
El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece. R/.

«Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio.»
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R/.

«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria.» R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 41-44
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando:
«¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos.
Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida.»

Palabra de Dios

1.  Hay autores que piensan que este relato no corresponde a algo que realmente ocurrió al llegar Jesús a Jerusalén. Y la razón que dan, los que   piensan así, es que aquí se refiere un hecho (la toma de Jerusalén por los romanos) que ya se había producido cuando se redactó el texto que se recoge en este evangelio.
¿Tienen razón quienes ponen en duda la historicidad de este relato?
Lo más seguro es que no la tienen.    Porque la guerra de los romanos contra los judíos es bien conocida, sobre todo   por la detallada descripción que de ella
hace Flavio Josefo en el De Bello Judaico. Pero resulta que los datos más importantes de aquella guerra no quedan   ni insinuados en lo que dice el evangelio
de Lucas.
No parece, pues, que esto fuera un vaticinium ex evento, contar como profecía lo que ya había sucedido.

2.  Es seguro que Jesús, al ver la ciudad, el magnífico símbolo de Jerusalén
como centro de la religiosidad de Israel, se emocionó hasta el punto de echarse a llorar. Y llorar con la más profunda tristeza.
Por otra parte, Jesús sabía que allí
le esperaba el fin de sus días. Y de la forma más trágica posible. Jesús veía como inevitable, no solo su dramático final, sino además la dispersión de su pueblo y las mil persecuciones de que ese pueblo ha sido víctima y a costa de tantas víctimas humanas.  
Jesús lloraba como ser humano    amenazado de la más brutal de las torturas mortales. Y como israelita, lloraba por el final desastroso de su patria y de una historia que, a partir de entonces, quedó quebrada para siglos y siglos.

3.  Es dramático, pero desgraciadamente real: la ciudad más religiosa del mundo es también la ciudad que concentra y que simboliza tanta violencia y acumula tantos dramas humanos y religiosos.
¿Por qué se produce la contradictoria relación -la casi constante relación- entre religión y violencia?
Si hacemos de la religión la forma de presencia, en el mundo, del Dios Único, del Absoluto sobre todos los demás dioses   imaginables, es evidente que eso conduce sin remedio a la violencia.
Dos, tres, "dioses únicos y absolutos" no pueden coexistir. Son excluyentes. Y   lucharán hasta destruirse. No. Por ese camino no vamos a ninguna parte. O mejor dicho: vamos a la autodestrucción total.
Decididamente, tenemos que entender la religión de otra manera. La religión es siempre la representación inmanente que los mortales nos hacemos del trascendente.  Por tanto, es y será siempre una representación incompleta
(nadie puede abarcar totalmente a Dios). Y, entonces, la tarea de las religiones no es la defensa de la Verdad, sino la búsqueda del Trascendente, al que progresivamente nos vamos acercando, si es que lo buscamos sinceramente.



Ana y Joaquín, en un acto de fe quisieron darle gracias a Dios por el nacimiento de esta niña.

Esta fiesta arranca desde el lejano año 543. Fue el tiempo en que se dedicó una basílica a “La Virgen María la Nueva”.
Se levantó en el mismo monte Sión en la explanada del Templo.
Las Iglesias orientales, muy sensibles ante las fiestas marianas, conmemoran este día la Entrada de María en el Templo para indicar que, aunque era purísima, no obstante, cumplía con los ritos antiguos de los judíos para no llamar la atención.
La liturgia bizantina la trata como "la fuente perpetuamente manante del amor, el templo espiritual de la santa gloria de Cristo Nuestro Señor".
En Occidente, se la presenta como el símbolo de la consagración que la Virgen Inmaculada hizo de sí misma al Señor en los albores de su vida consciente.
Este episodio de la Virgen María no se encuentra en los cuatro evangelios. Sí que aparece, por el contrario, en un libro apócrifo, el “Protoevangelio de Santiago”.
Pero, como siempre, quien manda es el pueblo cristiano. Desde siempre la espiritualidad y la piedad popular han estado marcadas y han subrayado la disponibilidad de María la Virgen ante los mandatos e insinuaciones mínimas del Señor Dios.
Por eso, tanto en Occidente como en Oriente esta fiesta tuvo en seguida un éxito resonante entre todos los cristianos.
María estaba destinada a ser un templo vivo de la divinidad. Según este evangelio apócrifo, la escena no puede ser más sencilla:" Ana y Joaquín, en un acto de fe y de cortesía, quisieron darle gracias a Dios por el nacimiento de esta niña".
No pensaron una cosa mejor que consagrársela de por vida. Cuando tenía tres años, la llevaron al Templo, la cogió un sacerdote mediante unas palabras que recuerdan el Magnificat, el himno del Virgen María en acción de gracias por lo que el Señor había hecho con ella.
Esta fiesta data del siglo VI.
¡Felicidades a quienes lleven este nombre y las Hermanas de la Presentación!

Fuente: Catholic.net


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