4 de NOVIEMBRE – LUNES –
31ª – SEMANA DEL T. O. – C –
SAN CARLOS
BORROMEO
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (11,29-36):
Los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Vosotros, en
otro tiempo, erais rebeldes a Dios; pero ahora, al rebelarse ellos, habéis
obtenido misericordia. Así también ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión
de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán misericordia. Pues Dios
nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos.
¡Qué
abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué
insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la
mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que
él le devuelva? Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por
los siglos. Amén.
Palabra
de Dios
Salmo:
68,30-31.33-34.36-37
R/. Que
me escuche, Señor, tu gran bondad
Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación
me levante.
Alabaré el nombre de
Dios con cantos,
proclamaré su grandeza
con acción de gracias. R/.
Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y
revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a
sus pobres,
no desprecia a sus
cautivos. R/.
El Señor salvará a Sión,
reconstruirá las
ciudades de Judá,
y las habitarán en
posesión.
La estirpe de sus
siervos la heredará,
los que aman su nombre
vivirán en ella. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (14,12-14):
En aquel tiempo, dijo Jesús a uno de los principales fariseos que
lo había invitado:
«Cuando
des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus
parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y
quedarás pagado.
Cuando
des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque
no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.»
Palabra
del Señor
1.
Es cierto que la primera gran
preocupación de Jesús fue el tema de la
salud, que es el problema que más nos preocupa
a todos los seres humanos.
Pero, junto a la salud, a Jesús le
interesó especialmente el tema de la
comida
compartida.
Salud y alimentación, dos pilares
básicos de la vida de los mortales. Por eso, se comprende que el capítulo 14 de
Lucas gira alrededor de temas
relacionados con la mesa, con la comida
compartida, el "simposio" o banquete, uno de los grandes temas de la
literatura, las costumbres y la religión en la cultura judía, griega y
romana.
Esto explica que en el capítulo 14 se
trata: el tema de la disposición de la
mesa (14, 7-11), los invitados al banquete (14, 12-14) y la gran cena
(14, 15-24) (D. E. Smith).
Nada tiene de extraño que este capítulo
tiene una notable semejanza con el Banquete de Platón: el conflicto entre Jesús
y los fariseos es paralelo del conflicto entre Sócrates y los sofistas
(X. de Meeús).
2.
Si el simposio, en las culturas griega y romana, marcaba el orden social
que debía dominar en la sociedad, en este
evangelio queda patente que el orden en la comunidad de Jesús tiene que
estar marcado por la invitación
preferente a los marginados.
Jesús viene a decir: los que yo quiero
ver en primer lugar, en el sitio preferente, no son los que la sociedad pone
los primeros, sino al revés, los que yo quiero ver en el mejor sitio, en los
puestos de preferencia, son aquellos a los que nadie quiere. En esto, que se dice tan pronto, pero que es
tan fuerte, consistía el modelo de estratificación social que Jesús plantea.
3.
Si el Evangelio plantea las diferentes capas sociales de la convivencia de una forma tan nueva y revolucionaria, es porque
Jesús vio que en eso se expresaba algo
muy determinante para la vida en su conjunto.
Mediante este nuevo modelo de
estratificación, Jesús viene a decir esto: vuestras relaciones interpersonales
no
han de estar determinadas por el
"interés", sino por la "acogida", sin poner condiciones ni
buscar otras conveniencias o
ganancias.
Jesús vio, sin duda alguna, que este
criterio era el principio base para arreglar este mundo, suprimir de raíz el
atropello de los débiles por parte de los fuertes, y hacer posible una convivencia
en paz, respeto y armonía.
Así entendía Jesús la religiosidad, la
espiritualidad, la mística. Todo lo que no sea eso, es puro engaño.
Por eso da pena que, con frecuencia,
las costumbres eclesiásticas se parecen más a las que impone este mundo que a
las que nos enseña el Evangelio.
SAN CARLOS BORROMEO
Nació en
Arona (Lombardía) en el año 1538; después de haberse graduado en ambos
derechos, fue agregado al colegio cardenalicio por su tío Pío IV y nombrado
obispo de Milán. Fue un verdadero pastor de su grey; visitó varias veces toda
su diócesis, convocó sínodos, decretó muchas disposiciones orientadas a la
salvación de las almas y fomentó en gran manera las costumbres cristianas.
Murió el día 3 de noviembre
del año 1584.
San
Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en serio las palabras de Jesús; "Quien
ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su vida por Mí, la ganará".
Era de
familia muy rica. Su hermano mayor, a quien correspondía la mayor parte de la
herencia, murió repentinamente al caer de un caballo. El consideró la muerte de
su hermano como un aviso enviado por el cielo, para estar preparado porque el
día menos pensado llega Dios por medio de la muerte a pedirnos cuentas.
Renunció a sus riquezas y fue ordenado sacerdote y más tarde arzobispo de
Milán. Aunque no faltan las acusaciones de que su elección fue por nepotismo
(era sobrino del Papa), sus enormes frutos de santidad demuestran que fue una
elección del Espíritu Santo.
Como
obispo, su diócesis que reunía a los pueblos de Lombardía, Venecia, Suiza,
Piamonte y Liguria. Los atendía a todos. Su escudo llevaba una sola palabra:
"Humilitas", humildad. El, siendo noble y riquísimo, vivía
cerca del pueblo, privándose de lujos. Fue llamado con razón "padre de los
pobres"
San
Carlos Borromeo Decía que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue
llegar a ser santo y que a todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle
trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder.
Para
con los necesitados era supremamente comprensivo. Para con sus colaboradores
era muy amigable y atento, pero exigente. Y para consigo mismo era exigentísimo
y severo.
Fue el
primer secretario de Estado del Vaticano (en el sentido moderno).
Fue
blanco de un vil atentado, mientras rezaba en su capilla, pero salió ileso,
perdonando generosamente al agresor.
Fundó
seminarios para formar sacerdotes bien preparados, y redactó para esos
institutos unos reglamentos tan sabios, que muchos obispos los copiaron para
organizar según ellos sus propios seminarios.
Fue
amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe Neri, San Félix de
Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios santos más.
Murió
joven y pobre, habiendo enriquecido enormemente a muchos con la gracia. ……murió
diciendo: "Ya voy, Señor, ya voy". En Milán casi nadie durmió esa noche,
ante la tremenda noticia de que su queridísimo Cardenal arzobispo, estaba
agonizando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario