26 de NOVIEMBRE – MARTES –
34ª – SEMANA DEL T. O. – C –
Lectura
de la profecía de Daniel (2,31-45):
En aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor:
«Tú,
rey, viste una visión: una estatua majestuosa, una estatua gigantesca y de un
brillo extraordinario; su aspecto era impresionante.
Tenia
la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos
de bronce, las piernas de hierro y los pies de hierro mezclado con barro. En tu
visión, una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de
hierro y barro de la estatua y la hizo pedazos. Del golpe, se hicieron pedazos
el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro, triturados como tamo de una
era en verano, que el viento arrebata y desaparece sin dejar rastro. Y la
piedra que deshizo la estatua creció hasta convertirse en una montaña enorme
que ocupaba toda la tierra.
Éste
era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido:
Tú,
majestad, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha concedido el reino y el
poder, el dominio y la gloria, a quien ha dado poder sobre los hombres,
dondequiera que vivan, sobre las bestias del campo y las aves del cielo, para
que reines sobre ellos, tú eres la cabeza de oro.
Te
sucederá un reino de plata, menos poderoso. Después un tercer reino, de bronce,
que dominará todo el orbe. Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el
hierro. Como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará a
todos. Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de
alfarero, representan un reino dividido; conservará algo del vigor del hierro,
porque viste hierro mezclado con arcilla.
Los
dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a la vez poderoso y débil.
Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se mezclarán los linajes,
pero no llegarán a fundirse, lo mismo que no se puede alear el hierro con el
barro. Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será
destruido ni su dominio pasará a otro, sino que destruirá y acabará con todos
los demás reinos, pero él durará por siempre; eso significa la piedra que viste
desprendida del monte sin intervención humana y que destrozó el barro, el
hierro, el bronce, la plata y el oro.
Éste
es el destino que el Dios poderoso comunica a su majestad. El sueño tiene
sentido, la interpretación es cierta.»
Palabra
de Dios
Salmo: Dn
3,57.58.59.60.61
R/.
Ensalzadlo con himnos por los siglos
Criaturas todas del Señor,
bendecid al Señor. R/.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor. R/.
Cielos, bendecid al Señor. R/.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor. R/.
Ejércitos del Señor,
bendecid al Señor. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (21,5-11):
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la
calidad de la piedra y los exvotos.
Jesús
les dijo:
«Esto
que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo
será destruido.»
Ellos
le preguntaron:
«Maestro,
¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para
suceder?»
Él
contestó:
«Cuidado
con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo:
"Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras
ellos.
Cuando
oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso
tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.»
Luego
les dijo:
«Se
alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y
en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos
en el cielo.»
Palabra
del Señor
1.
En los tiempos que vivimos, cuando
estamos asistiendo a tantos y tan
profundos cambios en casi todos los ámbitos de
la vida, de la sociedad y de las costumbres, cuando sobre todo la crisis
económica nos está golpeando a todos tan despiadadamente, el tema de las
desgracias -y "de la que está cayendo"- es el tema que invade
nuestros pensamientos, nuestras preocupaciones y el asunto más recurrente en
las conversaciones de medio mundo.
Tenemos la impresión de que las
desgracias y catástrofes, que aquí indica el Evangelio, se están cumpliendo.
2.
Jesús es muy claro: "Cuidado que nadie os engañe... no vayáis tras
ellos".
En su famoso discurso de apertura del
Concilio Vaticano II (11 de octubre de
1962), Juan XXIII nos recordó la actualidad de
lo que dijo Jesús: "parece necesario decir que disentimos de esos profetas
de calamidades que siempre están
anunciando infaustos sucesos como si fuese inminente el fin de los
tiempos".
El Evangelio es muy claro: este tipo
de discursos es falso y no lo quiere Dios.
Solo el Señor sabe cuándo será el fin del
mundo.
3.
Es frecuente que, en situaciones
como la que vivimos, los que más provecho intentan sacar de estos
estados de cosas son los grupos más integristas,
los más conservadores, los más fundamentalistas. Ellos se ven como
"tradición acorralada" (A. Giddens).
La consecuencia es que se aferran a
sus observancias tradicionales y a la sumisión total a la letra de sus
catecismos y doctrinas. Con tales procedimientos no vamos a ninguna parte. Si
el pasado nos ha hundido en la miseria que vivimos, parece absurdo aferrarse
precisamente a un pasado, que no es el Evangelio, que no tiene garantías de ser
lo que Dios quiere, y que no hace sino dejarnos más rezagados en esta
inquietante marcha adelante de la
historia humana.
La cosa se ha puesto tan mal, que
el cambio no puede ser sino hacia
mejor. Pero lo mejor será el logro de quienes, con libertad y audacia, pierdan
el miedo ante cambios muy de fondo que
seguramente se avecinan.
Santiago Alberione, Beato, Presbítero y Fundador
En Roma, beato Santiago
Alberione, presbítero, que, solícito por la evangelización, se dedicó
enteramente a poner al servicio de la sociedad humana los instrumentos de
comunicación social para promover la verdad de Cristo, fundando, además, la
Congregación de la Pía Sociedad de San Pablo Apóstol (†1971).
Breve Biografía
Fundador de la Familia Paulina, fue uno de los apóstoles más
creativos del siglo XX. Nacido en San Lorenzo di Fossano (Cúneo, Italia) el 4
de abril de 1884, recibió el bautismo al día siguiente. La familia Alberione,
compuesta por Michele y Teresa Allocco más seis hijos, pertenecía a la clase
campesina, era profundamente cristiana y trabajadora.
El pequeño Santiago, cuarto de los hijos, experimenta pronto la
llamada de Dios: el primer año de la escuela elemental, al preguntarle la
maestra qué hará cuando sea mayor, respondió: “Quiero ser cura”. Los años de la
niñez se orientan en esa dirección.
Trasladada la familia al pueblecito de Cherasco, parroquia de San
Martín, diócesis de Alba, el párroco don Montersino ayuda al adolescente a
tomar conciencia y a responder a la llamada. A los 16 años, Santiago es
admitido en el seminario de Alba y enseguida se encuentra con quien le será
padre, guía, amigo y consejero durante 46 años: el canónigo Francisco Chiesa.
Al término del Año Santo 1900, habiéndose sentido interpelado por la
encíclica de León XIII “Tametsi futura”, Santiago vive la experiencia
determinante de su vida. La noche del 31 de diciembre de 1900, puente entre los
dos siglos, el joven seminarista reza cuatro horas seguidas ante el Stmo.
Sacramento y proyecta en la luz de Dios su futuro. Una “luz especial” le vino
de la Hostia, y desde aquel momento se siente “profundamente obligado a
prepararse para hacer algo por el Señor y por los hombres del nuevo siglo”:
“obligado a servir a la Iglesia” con los nuevos medios que el ingenio humano
presentaba.
El itinerario del joven Alberione prosigue intensamente durante los
años del estudio de la filosofía y la teología. El 29 de junio de 1907 es
ordenado sacerdote. Sigue una breve pero decisiva experiencia pastoral en
Narzole (Cúneo), como vicepárroco. Allí encuentra al jovencito José Giaccardo,
que para él será lo que fue Timoteo para el apóstol Pablo. Y también allí, el
P. Alberione madura la comprensión de lo que puede hacer la mujer implicada en
el apostolado.
En el seminario de Alba desempeña el cargo de Padre espiritual de los
seminaristas mayores y menores, y da clases de varias asignaturas. Se presta
para la predicación, catequesis y conferencias en diversas parroquias de la
diócesis. Dedica asimismo mucho tiempo al estudio sobre la situación de la
sociedad civil y eclesial de su tiempo y sobre las nuevas necesidades que se
entrevén.
Comprende que el Señor le guía a una misión nueva: predicar el
Evangelio a todos los pueblos, en el espíritu del apóstol Pablo, utilizando los
medios modernos de comunicación. Atestiguan tal orientación dos libros suyos:
Apuntes de teología pastoral (1912) y La mujer asociada al celo sacerdotal
(1911-1915).
Dicha misión, para tener carisma y continuidad, debe ser asumida por
personas consagradas, pues “las obras de Dios se hacen con los hombres de
Dios”. Y así, el 20 de agosto de 1914, mientras en Roma muere el papa Pío X, en
Alba el P. Alberione da inicio a la “Familia Paulina” con la fundación de la
Pía Sociedad de San Pablo. El comienzo es pobrísimo, de acuerdo con la
pedagogía divina: “empezar siempre desde un pesebre”.
La familia humana —en la que el P. Alberione se inspira— está
compuesta de hermanos y hermanas. La primera mujer que sigue al P. Alberione es
una muchacha veinteañera de Castagnito (Cúneo): Teresa Merlo. Con su aporte,
Alberione da comienzo a la congregación de las Hijas de San Pablo (1915).
Lentamente la “Familia” se desarrolla, las vocaciones masculinas y femeninas
aumentan, el apostolado se delinea y toma forma.
En diciembre de 1918 se produce una primera partida de “hijas” hacia
Susa (Turín): empieza una intrépida historia de fe y de iniciativas, que
engendra incluso un estilo característico, denominado “a la paulina”. Este
camino parece interrumpirse en 1923, cuando el P. Alberione enferma gravemente
y el diagnóstico de los médicos no deja esperanzas. Pero el Fundador reemprende
milagrosamente el camino: “San Pablo me curó”, comentará después. Por entonces
aparece en las capillas paulinas la frase que, en sueño o en revelación, el
divino Maestro dirige al Fundador: “No temáis - Yo estoy con vosotros - Desde
aquí quiero iluminar - Caminad en continua conversión”.
Al año siguiente viene a la vida la segunda congregación femenina:
las Pías Discípulas del Divino Maestro, para el apostolado eucarístico,
sacerdotal, litúrgico. A guiarlas en la nueva vocación, el P. Alberione llama a
la joven Hna. Ma. Escolástica Rivata, que morirá a los noventa años en olor de
santidad.
En el campo apostólico, el P. Alberione promueve la impresión de
ediciones populares de los Libros Sagrados, y con las publicaciones periódicas
se lanza a las formas más rápidas para hacer llegar el mensaje de Cristo a los
lejanos. En 1912 ya había aparecido la revista Vida Pastoral destinada a los
párrocos; El Domingo, hojita semanal para la animación de la liturgia
dominical, sale en 1921; en 1931 nace Familia Cristiana, revista semanal con la
finalidad de alimentar la vida cristiana de las familias. Seguirán: La Madre de
Dios (1933), “para desvelar a las almas las bellezas y las grandezas de María”;
Pastor bonus (1937), revista mensual en latín; Camino, Verdad y Vida (1952),
revista mensual para dar a conocer y enseñar la doctrina cristiana; La Vida en
Cristo y en la Iglesia (1952), con el fin de hacer “conocer los tesoros de la
Liturgia, difundir cuanto sirve a la Liturgia, vivir la Liturgia según la
Iglesia”. El P. Alberione piensa también en los muchachitos: para ellos empieza
a publicar en 1924 Il Giornalino 1.
Se pone mano asimismo a la construcción del gran templo dedicado a
san Pablo en Alba. Seguirán los otros dos a Jesús Maestro (en Alba y Roma) y el
santuario a la Reina de los Apóstoles (Roma). Sobre todo, se mira a salir de
los confines locales y nacionales. En 1926 nace la primera Casa filial en Roma,
seguida en los años sucesivos por muchas fundaciones en Italia y en otras
naciones.
Entretanto crece el edificio espiritual: el Fundador inculca el
espíritu de entrega mediante “devociones” de fuerte dinamismo apostólico: a
Jesús Maestro y Pastor “Camino y Verdad y Vida”, a María Madre, Maestra y Reina
de los Apóstoles; a san Pablo apóstol. Es precisamente la referencia al Apóstol
lo que califica en la Iglesia a las nuevas instituciones como “Familia Paulina”.
La meta ansiada por el Fundador como primer empeño, es la conformación plena
con Cristo: acoger todo el Cristo Camino y Verdad y Vida en toda la persona,
mente, voluntad, corazón, fuerzas físicas. Orientación codificada en el librito
Donec formetur Christus in vobis (1932).
En octubre de 1938 el P. Alberione funda la tercera congregación
femenina: las Hermanas de Jesús Buen Pastor o “Pastorcitas”, destinadas al
apostolado pastoral directo en auxilio de los Pastores.
Durante el obligado paréntesis de la segunda guerra mundial
(1940-1945), el Fundador no se detiene en su itinerario espiritual. Va
acogiendo en medida creciente la luz de Dios en un clima de adoración y
contemplación. De ello son testimonio los Cuadernillos espirituales, en los que
anota las inspiraciones y los medios que adoptar para responder al proyecto de
Dios. En esta atmósfera espiritual nacen las meditaciones que cada día dicta a
los hijos e hijas, las directrices para el apostolado, la predicación de
incontables retiros y cursos de ejercicios (recogidos en sendos opúsculos). El
empeño del Fundador es siempre el mismo: hacer comprender a todos que “la
primera preocupación en la Familia Paulina será la santidad de la vida, la
segunda la santidad de la doctrina”. A la luz de esto hay que entender su
Proyecto de una enciclopedia sobre Jesús Maestro (1959).
En 1954, recordando el 40 aniversario de fundación, el P. Alberione
aceptó por primera vez que se escribiera de él en el volumen Mi protendo in
avanti 2, y consintió en facilitar algunos apuntes suyos acerca de los orígenes
de la fundación. Surgió así el librito Abundantes divitiæ gratiæ suæ, que se
considera como la “historia carismática de la Familia Paulina”. Familia que fue
completándose entre 1957 y 1960, con la fundación de la cuarta congregación
femenina, el Instituto Regina Apostolorum para las vocaciones (Hermanas
“Apostolinas”), y de los Institutos de vida secular consagrada: San Gabriel
Arcángel, Virgen de la Anunciación, Jesús Sacerdote y Santa Familia. Diez
instituciones (incluidos los Cooperadores Paulinos), unidos todos ellos por el
mismo ideal de santidad y de apostolado: la reafirmación de Cristo “Camino,
Verdad y Vida” en el mundo, mediante los instrumentos de la comunicación
social.
A lo largo de los años 1962-1965, el P. Alberione es protagonista
silencioso pero atento del Concilio Vaticano II, a cuyas sesiones participa
diariamente. Entre tanto, no faltan tribulaciones y sufrimientos: la muerte
prematura de sus primeros colaboradores, Timoteo Giaccardo y Tecla Merlo; la preocupación
por las comunidades en países con dificultades y, personalmente, una
martirizadora escoliosis, que le atormentaba noche y día.
Vivió 87 años. Cumplida la obra que Dios le había encargado, el 26 de
noviembre de 1971 dejó la tierra para ocupar su sitio en la Casa del Padre. Sus
últimas horas se vieron confortadas con la visita y la bendición del papa Pablo
VI, que nunca ocultó su admiración y veneración por el P. Alberione. Es
conmovedor el testimonio que dio de él en la audiencia concedida a la Familia
Paulina el 28 de junio de 1969 (el Fundador tenía 85 años):
“Miradlo: humilde, silencioso, incansable, siempre alerta, siempre
ensimismado en sus pensamientos, que van de la oración a la acción, siempre
atento a escrutar los “signos de los tiempos”, es decir, las formas más
geniales de llegar a las almas... Nuestro P. Alberione ha dado a la Iglesia
nuevos instrumentos para expresarse, nuevos medios para vigorizar y ampliar su
apostolado, nueva capacidad y nueva conciencia de la validez y de la posibilidad
de su misión en el mundo moderno y con los medios modernos. Deje, querido P.
Alberione, que el Papa goce de esta prolongada, fiel e incansable fatiga y de
los frutos por ella producidos para gloria de Dios y bien de la Iglesia”.
El 27 de Abril de 2003 fue beatificado por el papa Juan Pablo II.
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