26 DE MAYO – MIERCOLES –
8ª – SEMANA DEL T. O. – B –
SAN FELIPE NERI
Lectura del libro del
Eclesiástico36,1. 4-5a. 10-17
Ten piedad de nosotros,
sálvanos, Dios del universo, y muéstranos la luz de tu misericordia; infunde tu
terror a todas las naciones. Para que sepan, como nosotros lo sabemos, que no
hay Dios fuera de ti.
Renueva los
prodigios, repite los portentos. Reúne a todas las tribus de Jacob y dales su
heredad como antiguamente.
Ten compasión
del pueblo que lleva tu nombre, de Israel, a quien nombraste tu primogénito;
ten compasión de tu ciudad santa, de Jerusalén, lugar de tu reposo. Llena a
Sion de tu majestad, y al templo, de tu gloria. Da una prueba de tus obras
antiguas, cumple las profecías por el honor de tu nombre, recompensa a los que
esperan en ti, y saca veraces a tus profetas, escucha la súplica de tus
siervos, por amor a tu pueblo, y guíanos por la vía de la justicia, y
reconozcan los confines del orbe que tú eres Dios eterno.
Palabra de Dios.
Salmo 78
Muéstranos, Señor, la luz de
tu misericordia.
No recuerdes contra
nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/
Socórrenos, Dios,
Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/
Llegue a tu presencia
el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso,
salva a los condenados a muerte.
Nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
cantaremos tus alabanzas
de generación en generación. R/
Lectura del santo evangelio según san Marcos
(10,32-45):
En aquel tiempo, los discípulos iban
subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se
extrañaban, y los que seguían iban asustados.
Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que
le iba a suceder:
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a
ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y
lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo
matarán; y a los tres días resucitará.»
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le
dijeron:
«Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó:
«¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron:
«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu
izquierda.»
Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo
he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron:
«Lo somos.»
Jesús les dijo:
«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis
con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a
mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.»
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y
Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo:
«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos
los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que
quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea
esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan,
sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»
Palabra del Señor
1. Lo más fuerte que queda
patente en este relato, es el contraste entre la conducta de Jesús y la
conducta de los discípulos. Jesús va deprisa al fracaso y a la muerte. A los
discípulos, mientras tanto, y estando, así las cosas, lo que les interesa y les
preocupa es subir, asegurarse que ellos van a estar los primeros, que
serán los más importantes, para tener poder y mandar sobre los
demás.
No puede ser mera casualidad que Marcos
haya organizado así el relato, uniendo la prisa de Jesús por
llegar a la pasión, que le espera en Jerusalén, y la prisa de los discípulos
por tener seguro un futuro de honor, poder y mando.
Este Evangelio en el que conocemos, por medio de
2. En la lectura y estudio de los evangelios, tenemos
el peligro de que el árbol nos tape el
bosque. Analizamos cada palabra, cada frase, cada giro
gramatical. Discutimos cada detalle, le damos la razón a un autor, se la
quitamos a otro. Y, al final, nos quedamos sin saber dónde y en qué está el
fondo del asunto y la enseñanza capital que Jesús nos dejó en cada relato y,
sobre todo, en el conjunto del Evangelio.
Aquí, la cosa está clara: si Jesús es el que nos revela a Dios,
el que nos da a conocer quién es Dios y cómo es Dios, lo que este relato nos
dice es que Dios no es ni está en el poder y la gloria, sino en aquello y
aquellos
3. Pues bien, siendo esto tan central y decisivo, la
Iglesia -en muchos de sus dirigentes- ha tomado el camino de los Apóstoles y ha
abandonado el camino que llevó a Jesús a la Pasión y a la muerte. Así las
cosas, quienes leemos y queremos creer en el Evangelio no podemos seguir con
los brazos cruzados. Si nos callamos o nos quedamos como estamos, nos hacemos
cómplices del sufrimiento de las víctimas.
SAN FELIPE NERI
Nació en Florencia en
1515; marchó a Roma y se dedicó al cuidado de los jóvenes; destacó en el camino
de la perfección cristiana y fundó una asociación para atender a los pobres.
Ordenado sacerdote en 1551 fundó la Congregación del
Oratorio, en la que se cultivaba especialmente la lectura espiritual, el canto
y las obras de caridad. Brilló por sus obras de caridad con el prójimo, por su
sencillez y su alegría. Murió en el año 1595.
“Quien quiera algo que no sea Cristo, no sabe lo que
quiere; quien pida algo que no sea Cristo, no sabe lo que pide; quien no
trabaje por Cristo, no sabe lo que hace”, decía San Felipe Neri, patrono de
educadores y humoristas, así como fundador del Oratorio en Roma.
San Felipe Neri nació en Florencia (Italia) en 1515.
Muy pronto quedó huérfano de madre, pero la segunda esposa de su padre fue para
él y sus hermanos una verdadera mamá.
A los 17 años fue enviado a San Germano para que
aprendiera de negocios y tuvo una experiencia mística que el Santo llamaría su
“conversión”. Se fue a Roma sin dinero y sin proyecto alguno confiando en la
Divina Providencia.
Obtuvo trabajo educando a los hijos de un aduanero
florentino, quienes se portaban muy bien con la dirección de Felipe. En sus
ratos libres se dedicaba a la oración. Más adelante realizó estudios de
filosofía y teología, pero cuando se le abría una brillante carrera, abandonó
los estudios y se entregó al apostolado.
En la Víspera de Pentecostés de 1544 pedía en oración
los dones del Espíritu Santo cuando del cielo bajó un globo de fuego que se
dilató en su pecho. San Felipe cayó al suelo pidiendo al Señor que se detenga,
pero cuando recuperó plenamente la conciencia, tenía un bulto en el pecho del
tamaño de un puño, que jamás le causó dolor.
Más adelante fundó la Cofradía de la Santísima
Trinidad, conocida como la cofradía de los pobres. Fue ordenado sacerdote y
ejerció el apostolado del confesionario varias horas al día. Con frecuencia
caía en éxtasis en Misa y algunos llegaron a verlo levitando.
Organizó las conversaciones espirituales que solía
terminar con la visita al Santísimo. El pueblo los llamaba los “oratorianos”
porque se tocaba la campana para llamar a los fieles a rezar en su oratorio.
Como quería irse de misionero a la India, San Juan Evangelista se le apareció y
le dijo que su misión estaba en Roma.
Posteriormente inició la Congregación del Oratorio. La
Virgen se le apareció y lo curó de una enfermedad de la vesícula. El Santo
además tenía el don de la curación, de leer los pensamientos y de la profecía.
Al final de su vida, el 25 de mayo de 1595, día del
Corpus Christi, San Felipe Neri estaba desbordante de alegría y no se le había
visto tan bien en los últimos años. Confesó durante todo el día y recibió a los
visitantes. Hacia la medianoche sufrió un ataque agudo y partió a la Casa del
Padre.
San Felipe decía: “¿Oh Señor que eres tan adorable y me
has mandado a amarte, por qué me diste tan solo un corazón y este tan pequeño?”
Tras la autopsia, se reveló que el Santo tenía dos costillas rotas y que
estaban arqueadas para dejar más sitio al corazón. Sus restos reposan en la
Iglesia de Santa María en Vallicela.
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