domingo, 30 de mayo de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 1 - DE JUNIO –MARTES – 9ª – SEMANA DEL T. O. – B – San Justino mártir

 



 


        1 - DE JUNIO –MARTES –

9ª – SEMANA DEL T. O. – B –

San Justino mártir

        

    Lectura del libro de Tobías (2,9-14):

 

    Yo, Tobías, la noche de Pentecostés, cuando hube enterrado el cadáver, después del baño fui al patio y me tumbé junto a la tapia, con la cara destapada porque hacía calor; yo no sabía que en la tapia, encima de mí, había un nido de gorriones; su excremento caliente me cayó en los ojos, y se me formaron nubes.

    Fui a los médicos a que me curaran; pero cuanto más ungüentos me daban, más vista perdía, hasta que me quedé completamente ciego. Estuve sin vista cuatro años.

    Todos mis parientes se apenaron por mi desgracia, y Ajicar me cuidó dos años, hasta que marchó a Elimaida. En aquella situación, mi mujer Ana se puso hacer labores para ganar dinero. Los clientes le daban el importe cuando les llevaba la labor terminada. El siete de marzo, al acabar una pieza y mandársela a los clientes, éstos le dieron el importe íntegro y le regalaron un cabrito para que lo trajese a casa. Cuando llegó, el cabrito empezó a balar.

    Yo llamé a mi mujer y le dije: «¿De dónde viene ese cabrito? ¿No será robado? Devuélveselo al dueño, que no podemos comer nada robado.»

    Ana me respondió:

    «Me lo han dado de propina, además de la paga.»

    Pero yo no la creía y, abochornado por su acción, insistí en que se lo devolviera al dueño.

    Entonces me replicó:

     «¿Y dónde están tus limosnas? ¿Dónde están tus obras de caridad? ¡Ya ves lo que te pasa!»

 

Palabra de Dios

 

    Salmo: 111,1-2.7-8.9

 

    R/. El corazón del justo está firme en el Señor

 

   Dichoso el que teme al Señor

y ama de corazón sus mandatos.

Su linaje será poderoso en la tierra,

la descendencia del justo será bendita. R/.

 

   No temerá la malas noticias,

su corazón está firme en el Señor.

Su corazón está seguro, sin temor,

hasta que vea derrotados a sus enemigos. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,13-17):

 

   En aquel tiempo, enviaron a Jesús unos fariseos y partidarios de Herodes, para cazarlo con una pregunta.

    Se acercaron y le dijeron:     «Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie; porque no te fijas en lo que la gente sea, sino que enseñas el camino de Dios sinceramente. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?»

    Jesús, viendo su hipocresía, les replicó:

    «¿Por qué intentáis cogerme? Traedme un denario, que lo vea.»

    Se lo trajeron.

    Y él les preguntó:

    «¿De quién es esta cara y esta inscripción?»

    Le contestaron:

    «Del César.»

    Les replicó:

    «Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios a Dios.»

    Se quedaron admirados.

 

Palabra del Señor

 

1.  Este relato tiene una actualidad muy importante, porque toca directamente el tema de la "corrupción", que es causa de tanto escándalo y de tanto sufrimiento.

La Iglesia primitiva le dio importancia a este episodio, ya que lo repiten los tres sinópticos (Mc 12, 17; Mt 22, 21; Lc 20, 25). Se sabe que, en tiempos de Jesús, Palestina estaba ocupada y dominada por Roma.   Y el Imperio sacaba todo el dinero, que podía, mediante los impuestos, que oprimían a la gente, sobre todo a los pobres. De ahí, la importancia del impuesto que había que pagar a los romanos.  - ¿Debían los cristianos pagarlo, sí o no?

 

2.  Todo esto es lo que se suele decir sobre este pasaje de los evangelios. Sin embargo, la explicación que hoy más se va imponiendo, entre los entendidos

en estos temas, es que la instrucción de Jesús no tiene nada que ver con el dinero o la moneda como tal.  Lo que aquí se expresa es un mandamiento global, que abarca la vida entera: sed honrados en vuestros deberes fiscales con el poder civil. Pero sed igualmente honrados y ejemplares cuando se trata de "devolver" a Dios todo lo que le debemos.

 

3.  Tengamos presente que el verbo apodidomi, que el evangelio pone aquí en imperativo, significa devolver. Dios se ha "humanizado" en cada ser humano. Lo que Dios nos manda es que le devolvamos lo que le debemos, dándole a cada ser humano lo que le debemos a Dios:  respeto, bondad, sinceridad...

Hay que dar a la autoridad civil lo que se nos exige para ser buenos ciudadanos. Pero igualmente le tenemos que devolver a Dios lo mucho (todo), que le debemos.  En el trato y convivencia con los otros.

 

San Justino mártir

 

Memoria de san Justino, mártir, que, como filósofo que era, siguió íntegramente la auténtica sabiduría conocida en la verdad de Cristo, la cual confirmó con sus costumbres, enseñando lo que afirmaba y defendiéndola con sus escritos. Al presentar al emperador Marco Aurelio, en Roma, su Apología en favor de la religión cristiana, fue conducido ante el prefecto Rústico y, por confesar que era cristiano, fue condenado a la pena capital (c. 165).

 

 

Vida de San Justino mártir

 

San Justino nació en Naplusa, la antigua Siquem, en Samaria, a comienzos del siglo Il. Si lo que él mismo nos narra tiene valor autobiográfico y no es —como pretenden algunos— mera ficción literaria, se habría dedicado desde joven a la filosofía, recorriendo, en pos de la verdad, las escuelas estoica, peripatética, pitagórica y platónica, hasta que, insatisfecho de todas ellas, un anciano le llamó la atención sobre las Escrituras de los profetas, "los únicos que han anunciado la verdad". Esto, junto a la consideración del testimonio de los cristianos que arrostraban la muerte por ser fieles a su fe, le llevó a la conversión.

 

Más adelante Justino pasa a Roma, donde funda una especie de escuela filosófico-religiosa, y muere martirizado hacia el año 165.

 

Se conocen los títulos de una decena de obras de Justino: de ellas sólo se han conservado dos Apologías (que quizás no son sino dos partes de una misma obra), y un Diálogo con un judío, por nombre Trifón.

 

Tanto por la extensión de sus escritos como por su contenido, Justino es el más importante de los apologetas. Es el primero que de una manera que pudiéramos decir sistemática intenta establecer una relación entre el mensaje cristiano y el pensamiento helénicos predeterminando en gran parte, bajo este aspecto, la dirección que iba a tomar la teología posterior.

 

La aportación más fundamental de Justino es el intento de relacionar la teología ontológica del platonismo con la teología histórica de la tradición judaica, es decir, el Dios que los filósofos concebían como Ser supremo, absoluto y transcendente, con el Dios que en la tradición semítica aparecía como autor y realizador de un designio de salvación para el hombre.

 

En el esfuerzo por resolver el problema de la posibilidad de relación entre el Ser absoluto y transcendente y los seres finitos, las escuelas derivadas del platonismo habían postulado la necesidad del Logos en función de intermediario ontológico: la idea se remonta al «logos universal» de Heraclito, y viene a expresar que la inteligibilidad limitada del mundo es una expresión o participación de la inteligibilidad infinita del Ser absoluto.

 

Justino, reinterpretando ideas del evangelio de Juan, identifica al Logos mediador ontológico con el Hijo eterno de Dios, que recientemente se ha manifestado en Cristo, pero que había estado ya actuando desde el principio del mundo, lo mismo en la revelación de Dios a los patriarcas y profetas de Israel, que en la revelación natural por la que los filósofos y sabios del paganismo fueron alcanzando cada vez un conocimiento más aproximado de la verdad.

 

De esta forma Justino presenta al cristianismo como integrando, en un plan universal e histórico de salvación, lo mismo las instituciones judaicas que la filosofía y las instituciones naturales de los pueblos paganos. Así intenta resolver uno de los problemas más graves de la teología en su época: el de la relación del cristianismo con el Antiguo Testamento y con la cultura pagana. Ambas son praeparatio evangelica, estadio inicial y preparatorio de un plan salvífico, que tendrá su consumación en Cristo.

 

Sin embargo, al identificar Justino al Logos con el mediador ontológico entre el Dios supremo y trascendente y el mundo finito, a la manera en que era postulado de los filósofos, introduce una concepción que inevitablemente tenderá hacia el subordinacionismo y, finalmente, hacia el arrianismo. Cuando Justino afirma que el Dios supremo no podía aparecerse con su gloria trascendente a Moisés y los profetas, sino sólo su Logos, implícitamente afirma que el Logos no participa en toda su plenitud de la gloria de Dios y que es en alguna manera inferior a Dios.

 

Los escritos de Justino son también importantes en cuanto nos dan a conocer las formas del culto y de la vida cristiana en su tiempo, principalmente en lo que se refiere a la celebración del bautismo y de la eucaristía.

 

(Fuente: mercaba.org

 

                               

 

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