martes, 22 de septiembre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 23 de Septiembre - MIÉRCOLES - XXVª – Semana del Tiempo Ordinario






23 de Septiembre - MIÉRCOLES -
XXVª – Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lc. 9, 1-6

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.
Luego los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles:
No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero, tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa. Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes".

1. Según este evangelio, sin duda alguna, lo que más preocupaba a Jesús era el sufrimiento humano. Por eso, lo primero que destaca en este relato es que Jesús toma verdaderamente en serio el sufrimiento de los atormentados por malos espíritus y el dolor de los enfermos. La misión de los apóstoles, que es el anuncio primero de la misión de la Iglesia, es ir a los que padecen y remediar su padecimiento. Para eso, y solo para eso, es para lo que Jesús dio a su iglesia “potestad” y “autoridad". No es un poder doctrinal. Ni potestad sagrada. Ni autoridad sagrada. No. Nada de eso. Jesús era más laico que nosotros. Y vio, en la condición laica y en la actividad laica, el medio capital para realizar su proyecto.

2. Para realizar esta misión y, por lo tanto, para ser efectivos en la tarea de aliviar el sufrimiento humano, Jesús manda a los apóstoles con lo puesto, sin comida y sin dinero encima, y además sin repuesto alguno. ¿Por que este radicalismo? Seguramente en ello influyó la llamada fuente Q (Ch.Tuckett). Pero no se trata aquí de estudiar esa cuestión. Lo que interesa es el mensaje que nos deja el Evangelio, a saber: la civilización nació en Oriente Próximo durante el III Milenio (a., C.) y nació al parecer la tecnología. Con ello desapareció el “hombre -no- ecónómico", que vivía en contacto directo y en armonía con la naturaleza, y entonces aparecieron las desigualdades económicas y el poder de unos hombres sobre otros.
Así dio sus primeros pasos la apasionante y terrible historia del dinero y de la economía, que ha resuelto muchos problemas, pero ha creado otros casi siempre ligados al sufrimiento de los pobres. Jesús no está en contra del progreso económico. No puede estarlo. Pero Jesús no quiere que sus apóstoles se sirvan del dinero para “hacer apostolado”. La misión que quiere Jesús se hace con humanidad, bondad, respeto, tolerancia y cariño. Con eso es con lo que quiere Jesús que se anuncie el Reino.



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