9
de Septiembre - MIÉRCOLES -
XXIIIª
- Semana del Tiempo Ordinario
Lc
6, 20-26
En
aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les
dijo: “Dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Dichosos los que ahora lloráis porque reiréis. Dichosos vosotros
cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y
proscriban vuestro nombre como
infame
por causa del Hijo del Hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo:
porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que
hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡Ay de vosotros,
los ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros los
que estáis saciados porque tendréis hambre! ¡Ay de los que
ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis! ¡Ay si todo el mundo
habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con
los falsos profetas".
1. Como
es sabido, el evangelio de Mt, en el Sermón del Monte (5, 1),
recuerda ocho bienaventuranzas (5, 3-10), mientras que el evangelio
de Lc, en el Sermón de la Llanura (6, 17), menciona solo cuatro
bienaventuranzas (6, 20-23). Se discute entre los expertos en el
estudio de los evangelios cuál de estas dos redacciones de las
bienaventuranzas es la más original. Parece lo más probable que las
tres primeras del evangelio de Lucas (6, 20b. 21) son las más
originales, tal como fueron transmitidas por la fuente Q (U. Luz).
También es de resaltar que la redacción de Mateo parece aludir a la
subida de Moisés al monte Sinaí (Ex 19, 3. 12; 24, 15. 18;
34,
1 s.4). El “monte” tiene en la Biblia una referencia casi
“sagrada", mientras que la “llanura” suprime tal
referencia. Lucas piensa en la tierra donde trabajamos y vive la
gente, sin más.
2.. Según
la redacción más antigua y original que ha llegado a nosotros,
Jesús
no habló de “pobres de espíritu", sino de “pobres",
sin más. Jesús, por tanto, no habla de los que “espiritualmente
están desprendidos” de las riquezas que poseen. Jesús se
refiere a los pobres, sin más. Los pobres eran la inmensa mayoría
de los ciudadanos de la Palestina del tiempo de Jesús. Como son
ahora también la inmensa mayoría de los habitantes del planeta
tierra. Teniendo en cuenta que la brecha entre ricos y pobres se
va haciendo más grande a medida que va pasando el tiempo. Y es
que la economía mundial está pensada y organizada para que produzca
ese resultado. Así, el poder y el dominio de unos pocos se impone
a todos los demás.
¿Tiene
esto solución?
3.
La solución de este aterrador problema no va a venir del sistema
económico y político) que está causando el problema. La solución
solo puede venir de otras convicciones. El Evangelio las propone.
El
Reino de Dios es de los pobres porque el Reino de Dios es la fuerza
que puede cambiar este mundo. Ahora bien, esa fuerza no la tienen
los ricos. Sencillamente porque a los ricos les interesa que esto
siga como está y como va.
Los
pobres son los que están abajo en la historia. Y, desde abajo, la
vida se ve de manera completamente distinta a como se ve desde
arriba. Los que están abajo ven la política, la economía, la
religión.., desde los que sólo tienen su humanidad. Los que
están abajo luchan por defender lo minimamente humano. El Reino
de Dios, antes de darnos el cielo, tiene que hacer este mundo más
humano. Y eso, solamente los pobres lo pueden hacer. Si las
convicciones del Evangelio rigen nuestras vidas. Así se crea el
dinamismo de la “bondad” y de la “justicia”.
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