domingo, 6 de septiembre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 7 de Septiembre – LUNES - 23ª – Semana del Tiempo Ordinario





7 de Septiembre – LUNES -
23ª – Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lc 6, 6-11

Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho. Los letrados y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de que acusarlo. Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: “Levántate y ponte ahí en medio". Él se levantó y se quedo de pie. Jesús les dijo: “Os voy a hacer una pregunta: ¿qué está permitido en sábado, hacer el bien o emal, salvar a uno o dejarlo morir?”. Y echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre: “Extiende el brazo". Él lo hizo, y su brazo quedó restablecido. Ellos se pusieron furiosos y discutian qué había que hacer con Jesús.


1. Hay estudiosos de los evangelios que consideran “razonable que los fariseos se opusieran a esta acción (la curación) cuando la vida no estaba en peligro” (Geza Vermes). En cualquier caso, parece razonable decir que las transgresiones del sábado, que se cuentan en los evangelios, no son importantes (R. Pesch). Este caso del manco es muy claro en ese sentido.

2. Pero es que el problema serio, que se plantea en estos relatos, no esta en saber si Jesús transgredió o no la Ley de Moisés y sus interpretaciones oficiales. El problema está en saber qué era importante para Jesús y que cosas no tenían importancia para él. Es importante tener esto en cuenta. Por más que las cosas, que se relaten, sean cosas de poca importancia. En la vida diaria, lo que nos hace felices o desgraciados, son muchas veces cosas (aparentemente) de poca importancia.

3. Planteado así el problema, lo que está claro es que para Jesús era más importante la felicidad de los seres humanos que la observancia de los rituales religiosos. Como también está claro que para los observantes fariseos era más importante el fiel cumplimiento de las normas religiosas que la salud y el bienestar de las personas. Por eso Jesús desplazó el centro de la religión. Jesús descolocó a la gente religiosa. Porque hizo que el centro de la acción religiosa pasara del ritual (fielmente observado) a la conducta honradamente vivida.



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