martes, 1 de septiembre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 2 de Setiembre – MIÉRCOLES - XXII – Semana del Tiempo Ordinario






2 de Setiembre – MIÉRCOLES -
XXII – Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lc 4,38-44

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron que hiciera algo por ella. Él de pie a su lado, increpó a la fiebre, y se le pasó: ella, levantándose enseguida, se puso a servirles. Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera, se los lleva ban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”. Los increpaba y no les dejaba hablar; porque sabían que él era el Mesías. Al hacerse de día salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese. Pero él les dijo: “También a otros pueblos tengo que anunciarles el Reino de Dios, para eso me han enviado". Y predicaba en las sinagogas deJudea".

1. Este evangelio, continuación del que se leyó ayer, es un resumen de lo que era la actividad de Jesús durante un día cualquiera, concretamente en un sábado. Ante todo, enseñaba en la sinagoga. Enseñanza que impresiona a la gente. Porque no se limitaba a repetir lo que venían enseñando los letrados, sino que decía cosas que aquellos sencillos galileos no podían imaginar. Hablar del Evangelio y aburrir a la gente es lo mismo que no hablar del Evangelio. Cuando se explica el Evangelio, el Evangelio produce admiración y entusiasmo. Si no se produce eso, hay que preguntarse qué es lo que se predica.

2. La otra actividad de Jesús era sanar a los enfermos, expulsar demonios, acoger a los que sufrían penas y desgracias. A veces, los sacerdotes no entusiasman, sino que atemorizan, infunden no sé qué respeto o cierto miedo. Y hay casos en los que el clero produce rechazo o recelo. Si la precencia de Jesús era motivo de atracción precisamente para todos los que sufrían, eso quiere decir que la humanidad, la bondad, la acogida de Jesús superaba toda ponderación.

3. Pero antes que ninguna otra cosa, Jesús se levantaba temprano y se retiraba a sitios solitarios. ¿Reflexión? ¿Oración? ¿Búsqueda de sosiego y paz interior? Seguramente todo eso. Lo necesitamos todos los humanos y Jesús lo necesitaba como todos. Precisamente porque vivía a fondo la existencia, por eso, porque no fue un hombre superficial, tenía la fuerza que siempre tuvo en su palabra y la acogida para todo achaque y toda dolencia.



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