lunes, 14 de septiembre de 2015

Párate un momento: lecturas del día 15 de Septiembre -MARTES- Ntra. Sra, La Virgen de los DOLORES





15 de Septiembre -MARTES-
Ntra. Sra, La Virgen de los DOLORES

Primera lectura: 1 Timoteo 3, 1-13

Querido hermano: Esta muy bien dicho que quien aspira a ser obispo no es poco lo que desea, porque el obispo tiene que ser irreprochable, fiel a su mujer, sensato, equilibrado, bien educado, hospitalario,
hábil para enseñar, no dado al vino ni amigo de reyertas, comprensivo, no agresivo ni interesado. Tiene que gobernar bien su propia casa y hacerse obedecer de sus hijos con dignidad. Uno que no sabe gobernar su casa ¿cómo va a cuidar de una asamblea de Dios? Que no sea recién convertido, por si se le sube a la cabeza y lo condenan como al diablo.
Se requiere, además, que tenga buena fama entre los de fuera, para evitar el descrédito y que lo atrape el diablo. También los diáconos tienen que ser respetables hombres de palabra, no aficionados a beber mucho ni a negocios sucios, conservando la fe revelada con una conciencia limpia. También estos tienen que ser probados primero, y cuando se vea que son irreprensibles, que empiecen su servicio. Las mujeres lo mismo, sean respetables, no chismosas, sensatas y de fiar en todo. Los diáconos sean fieles a su mujer y gobiernen bien sus casas y sus hijos, porque los que se hayan distinguido en el servicio progresarán y tendrán mucha libertad para exponer la fe cristiana.

Salmo 100, 1-2ab. 2cd-3ab. 5. 6

R// - Andaré con rectitud de corazón.

Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi música, Señor;
voy a explicar el camino perfecto:
¿cuándo vendrás a mí? R//

Andaré con rectitud de corazón
dentro de mi casa;
no pondré mis ojos en intenciones viles;
aborrezco al que obra mal. R//
Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar; ojos engreídos,
corazones arrogantes,
no los soportaré. R//

Pongo mis ojos en los que son leales,
ellos vivirán conmigo;
el que sigue un camino perfecto
ese me servirá. R//

Evangelio: Juan 19, 25-27

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto querías dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”.
Luego, dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

1. Si ayer celebrábamos la fiesta de la Exaltación de la Cruz donde Jesús, en obediencia al Padre y como mayor gesto de amor entrega su vida por nosotros, hoy miramos a su madre en su advocación de Ntra. Sra. De los Dolores. No sé si existe un dolor más grande que el de ver morir a un hijo. Probablemente es la experiencia más dramática de encajar. La Madre de Dios ha sido y siempre será un modelo de fe para todos aquellos que seguimos al Hijo. Lo es porque en ella vemos las actitudes esenciales del seguimiento de Jesús: la confianza, la espera, la valentía, el decir sí, la disponibilidad incondicional, etc. Por eso la llamamos "maestra" y la veneramos y nos encomendamos a ella como máxima y principal intercesora. Si el Cristianismo fuera una ideología no necesitaríamos una madre, pero como el Cristianismo es el encuentro con una persona, Jesucristo, quien mejor que su madre para llevarnos a Él.


2. Desde el origen de su misión María ya recibe el aviso del arcángel Gabriel de que no será nada fácil: ...una espada te atravesará el alma. Lo que Dios le pide a través de su mensajero no es fácil, ella no se siente digna ni del todo preparada, pero acepta, se fía de Dios:...hágase. Estoy convencido que al pie de la cruz María se acordó del aviso de Gabriel, pero aún sufriendo el dolor ella sabía que el mal no tenía la última palabra; en medio de sus lágrimas su esperanza no había desaparecido.

3. Hoy miramos a María. Deberíamos mirarla más porque de ella tenemos mucho que aprender. En la cruz Jesús nos da lo último que le quedaba antes de entregar su vida, nos regaló en Juan a su madre, nos lo dio todo: ...le dijo al discípulo, ahí tienes a tu madre. A ella acudimos, a ella le rogamos que interceda por nosotros para aprender en el camino de la fe, para aprender a esperar en medio de los dolores de la vida, para saber que el mal nunca tiene la última palabra, para saber estar con dignidad al pie de la cruz, al pie de las adversidades de la vida, para saber esperar contra todo pronóstico, para no perder la luz del amor que guía nuestra vida en medio de las tormentas.


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