domingo, 12 de marzo de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 13 DE MARZO - LUNES 2ª SEMANA DE CUARESMA Santos Rodrigo y Salomón, mártires




13 DE    MARZO -  LUNES
2ª SEMANA    DE      CUARESMA
Santos Rodrigo y Salomón, mártires

Evangelio según san Lucas 6, 36-38
      En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante.
La medida que uséis, la usarán con vosotros".

1.  Cuando los evangelios destacan cómo tiene que ser la conducta de los discípulos, Lucas se fija en la "misericordia", mientras que Mateo (5, 48) habla de la "perfección".
En realidad, así lo que los evangelios vienen a decir es que la perfección consiste en la misericordia.
Es perfecto y cabal el que es bueno de verdad y hasta el fondo de su ser. Jesús establece aquí cuál debe ser la actitud básica del creyente en la vida respecto a los demás. Se trata de la actitud que se define como "compasión" o "misericordia".
Esta actitud se propone mediante el adjetivo griego "oiktírmon", un término antiguo que aparece ya en el griego clásico, por ejemplo en Homero, para indicar al hombre que "tiene compasión" el que "compadece a alguien".
En definitiva, lo que Lucas viene a decir es que, de 35 dos atributos principales de Dios, la santidad y la compasión, Lucas escoge
 a compasión como cualidad que nos hace semejantes a Dios (F. Bovon).

2.  Aquí es importante advertir que "tener compasión" no es lo mismo que “tener lástima".
La com-pasión es participar de la misma pasión, que puede ser pasión de dolor o, por el contrario, pasión de alegría. En un sentido muy distinto, el que tiene lástima de otro es porque el otro es un desgraciado. Saber de personas que sienten lo que yo siento es fuente de alegría.
Saber de gente que me tiene por un desgraciado que da lástima, eso es terrible, es humillante en extremo. 
Lo que Jesús nos pide es que tengamos un corazón sensible a la sensibilidad de los demás: a sus alegrías y a sus penas, a sus éxitos y a sus fracasos.

3.  Lo más importante, cuando hablamos de este tema, está en caer en la cuenta de que la misericordia tiene que ser el principio determinante y rector de la ética. Porque una ética sin misericordia puede (y suele) terminar siendo una dictadura.
Todos los dictadores y hasta los tíranos, por lo general, han invocado principios éticos (la justicia, la libertad, el amor a la patria, la defensa de las clases trabajadoras...) Para justificar su autoritarismo, sus tiranías y los atropellos que han cometido para someter a los pueblos, a la gente, a los débiles e indefensos.
En la vida diaria hay personas que no paran de apelar a motivaciones éticas, pero de sobra sabemos que son personas insoportables.
Solo cuando la misericordia rige nuestra vida, podemos contagiar felicidad y bondad.

Santos Rodrigo y Salomón, mártires


San Rodrigo fue martirizado durante la persecución del emir  Mohamed I, hijo de Abderramán II.
    Había nacido junto a la ciudad de Egabro, llamada posteriormente Cabra, y cursó sus estudios eclesiásticos en Egabro, donde fue ordenado sacerdote.
   Rodrigo tenía dos hermanos, uno musulmán y otro mal cristiano, que prácticamente había abandonado su fe. Una noche, los dos hermanos tuvieron un altercado y se acaloraron tanto, que llegaron a las manos; Rodrigo se apresuró a separarlos y al punto, ellos se volvieron contra él y lo golpearon hasta dejarlo sin sentido. El mahometano lo puso sobre una camilla e hizo que lo llevaran por las calles, en tanto que él caminaba a su lado, proclamando a voces que Rodrigo había apostatado y que deseaba que se le reconociera públicamente como un mahometano antes de morir. En cuanto se presentó la oportunidad, Rodrigo logró huir. Poco después, su hermano el mahometano se lo encontró en las calles de Córdoba y acto seguido se precipitó sobre él, lleno de odio, y lo llevó a rastras ante el "kadi", acusándole de haber vuelto a la fe cristiana después de haberse declarado él mismo mahometano. Pese a las negativas de Rodrigo, el "kadi" no le creyó, y mandó que le encerraran en un siniestro calabozo. Por la misma causa estaba en la cárcel un cristiano mozárabe, de nombre Salomón. Los dos se alentaban mutuamente durante su largo y tedioso encierro, con el cual el "kadi" esperaba acabar con su constancia. A las promesas con las que el "kadi" quiere atraerlos, Rodrigo responde: «Haz propuestas, así, a quienes buscan antes conveniencias de esta tierra que felicidad eterna; nosotros sólo vivimos en Jesucristo; y morir por Él es la mejor ganancia». Finalmente, el "kadi" los condenó a morir decapitados.
Una contestación similar, consignada por San Eulogio, encuentran en San Rodrigo las amenazas del cadí: «No intentes luchar con nuestra alma, y superar nuestro espíritu, firme en la confesión; a más furor en el tormento, más feliz gloria nos deparas».
   Y el 13 de marzo del año 857, los santos Rodrigo y Salomón aprestan sus cuellos a la cimitarra con tanta firmeza como alegría.

   San Eulogio, que vio los cadáveres de Rodrigo y Salomón expuestos en la orilla del río, notó que los guardias arrojaban a la corriente los guijarros teñidos con la sangre de los mártires para que la gente no los recogiera y los conservara como reliquias.



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