20 MARZO -
LUNES –
SOLEMNIDAD DE SAN
JOSE, esposo de la Virgen
2 Samuel 7,4-5a.12-14a.16
En aquellos días, recibió Natán la siguiente palabra
del Señor:
"Ve y dile a mi siervo David: "Esto
dice el Señor: Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres,
afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré
su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de
su realeza para siempre. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa
y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre.
—
Salmo
88
R// Su linaje será perpetuo.
Cantaré eternamente las misericordias
del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades. R//
Porque dije: "Tu misericordia
es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad." R//
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Romanos (4,13.16-18):
Hermanos: No fue la observancia de la Ley, sino la
justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su descendencia
la promesa de heredar el mundo.
Por eso, como todo depende de la fe, todo
es gracia; así, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no
solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la fe de
Abrahán, que es padre de todos nosotros.
Así, dice la Escritura:
«Te hago padre de muchos pueblos.»
Al encontrarse con el Dios que da vida a
los muertos y llama a la existencia lo que, no existe, Abrahán creyó. Apoyado
en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de
muchas naciones, según lo que se le había dicho: «Así será tu descendencia.»
Lectura del santo evangelio según san Mateo
(1,16.18-21. 24a):
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual
nació Jesús, llamado Cristo.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta
manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos,
resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió
repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le
apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
- «José, hijo de David, no tengas reparo
en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de los pecados.»
Cuando José se despertó, hizo lo que le
había mandado el ángel del Señor.
Por razón de haber caído en domingo de Cuaresma el 19
de marzo, se celebra hoy a san José.
Las lecturas lo entroncan en la fe del patriarca Abraham
y en la dinastía de David.
El esposo de María, la Madre de Jesús, es el hombre
justo, que nos demuestra con su comportamiento la actitud que nos corresponde
adoptar ante aquello que nos cuesta aceptar y hasta creer, que es la confianza
y el abandono a la Providencia divina.
La obediencia de san José es testimonio
y
ejemplo para seguir.
El texto de san Pablo
contextualiza
la respuesta del esposo de María. "Abrahán creyó. Apoyado en la esperanza,
creyó
contra toda esperanza".
Hay una extraña la parquedad de datos sobre quien gozó
de la mayor confianza de Dios, al encomendarle la tutela y custodia de la
Virgen Nazarena y de su hijo. Sin embargo, el evangelista san Mateo lo hace depositario
de la bendición más esperada, al confiarle la vida de las personas más sagradas
de la historia. Para siempre, el silencio, la obediencia, la confianza, la fe
de san José serán referencia evangélica.
Pidámosle a San José que interceda por nosotros, que
nos alcance esa obediencia y disponibilidad que él tuvo al proyecto de
salvación del Padre. Que cuide y proteja a la gran familia de los hijos e hijas
de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario