jueves, 23 de marzo de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 24 DE MARZO - VIERNES 3ª SEMANA DE CUARESMA SANTA CALINA DE SUECIA, virgen




24 DE MARZO - VIERNES
3ª SEMANA DE CUARESMA

Evangelio según san Marcos 12, 28 b-34
    En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
"¿Qué mandamiento es el primero de todos?"
Respondió Jesús:
"El primero es: "Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser".
El segundo es este:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
No hay mandamiento mayor que estos".
El letrado replicó: "Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es el único y no hay otro más que él y hay que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios".
    Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
"No estás lejos del Reino de los Cielos".
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

1.  La enseñanza central de este evangelio recoge una de las convicciones más fuertes del cristianismo naciente: el convencimiento de que el amor a Dios y el amor al prójimo no se pueden separar. Porque, en definitiva, son la misma  cosa. Y eso es cierto hasta tal punto que el amor a los demás es más importante que el culto sagrado, los rituales religiosos y los sacrificios sacerdotales más solemnes.
Estas ideas se repitieron y recalcaron frecuentemente en la Iglesia antigua (Rom 13, 8-10; Gal 5, 14; Sant 2, 8; Did. 1, 2; 2, 7; Ep. Ber. 19, 5; Ev Tom 25; cf. Jn 15, 2; Rom 12, 9-10; 15, 1-2; Fil 2, 1-5) (J. D. G. Dunn).

2.  Esta convicción ha estado siempre muy presente en el cristianismo. Pero
ha estado (y lo sigue estando), más como una exigencia espiritual y moral que como una afirmación central de nuestra fe. Porque el cristianismo, al igual que el judaísmo, ha seguido centrando y destacando más su fe en Dios que su fe en el hombre. Y por eso también se le ha seguido dando más importancia y poniendo más esmero en la Ley, el Templo y el Culto, que en el respeto a la dignidad y a los derechos de los seres humanos.

3.  La consecuencia es una Iglesia, una teología, una liturgia y un clero que han transmitido a la sociedad, a la cultura, a la conciencia de la gente una religiosidad, una espiritualidad y hasta una sensibilidad en la que Dios y la Religión son más determinantes en la vida que el enorme e indecible dolor del mundo,
el sufrimiento de tantas gentes, y la desesperanza de tantas criaturas que se han resignado a malvivir y esperar la muerte como un destino que les ha tocado en desgracia.
En la Curia Vaticana hay una Sagrada Congregación para la Fe, otra para los Ritos, otra para el Derecho Canónico, etc. Pero no hay una para vigilar la fiel observancia de lo más importante: el amor a los demás.

SANTA CALINA DE SUECIA, virgen

A Catalina de Suecia o de Vadstena nació alrededor del año 1331 del matrimonio formado por el príncipe Ulf Gudmarsson y Brigitta Birgesdotter; fue la cuarta de ocho hermanos. La educaron, como era frecuente en la época, al calor del monasterio; en este caso lo hicieron las monjas de Riseberga.
Contrajo matrimonio con el buen conde Egar Lyderson van Kyren con quien acordó vivir su matrimonio en castidad; ambos influyeron muy positivamente en los ambientes nobles plagados de costumbres frívolas y profanas.
Brígida, su madre, ha tenido la revelación de fundar la Orden del Santísimo Salvador que tenga como fin alabar al Señor y a la Santísima Virgen según la liturgia de la Iglesia, reparar por las ofensas que recibe de los hombres, propagar la oración contemplativa -preferentemente de la Pasión- para la salvación de las almas.
Madre e hija se encuentran juntas en Roma. Cuando Catalina tiene planes de regresar a su casa junto al esposo, Brígida comunica a su hija otra revelación sobrenatural de Dios: ha muerto su yerno. Esto va a determinar el rumbo de la vida de Catalina desde entonces. Ante el lógico dolor y la depresión anímica que sufre, es sacada de la situación por la Virgen. Es en estas circunstancias cuando muestra ante su madre la firme disposición interna a pasar toda suerte de penalidades y sufrimientos por Jesucristo. Las dos juntas y emprenden una época de oración intensa, de mortificación y pobreza extrema; sus cuerpos no conocen sino el suelo duro para dormir; visitan iglesias y hacen caridad. La joven viuda rechaza proposiciones matrimoniales que surgen frecuentes, llegando algunas hasta la impertinencia y el acoso. Peregrinan a los santuarios famosos y organizan una visita a Tierra Santa para empaparse de amor a Dios en los lugares donde padeció y murió el Redentor.
En el año 1373 han regresado, muere en Roma Brígida y Catalina da sepultura provisional en la Ciudad Eterna al cadáver de su madre en la iglesia de san Lorenzo. El traslado del cuerpo en cortejo fúnebre hasta Suecia es una continua actividad misionera por donde pasa. Catalina habla de la misericordia de Dios que espera siempre la conversión de los pecadores; va contando las revelaciones y predicciones que Dios hizo a su santa madre.
Söderkoping es el lugar patrio que recibe la procesión en 1374 como si fuera un acto triunfal. Se relatan conversiones y milagros que se suceden hasta depositar los restos en el monasterio de Vadstena, donde entra y se queda Catalina, practicando la regla que vivió durante veinticinco años con su madre.
Un segundo viaje a Roma durará cinco años; tendrá como meta la puesta en marcha del proceso de canonización de la futura santa Brígida y la aprobación de la Orden del Santísimo Salvador. A su regreso a Vadstena, muere el 24 de marzo de 1381.
Aparte de las revelaciones que tuvo y de las predicciones sobrenaturales que hizo la santa, se cuenta de ella la finura de alma que le llevó a la confesión diaria durante veinticinco años -no por ser escrupulosa- y que consiguió la confesión arrepentida de impenitentes a punto de morir. También se habla de luces que rodean el cuerpo inerte después de su muerte, de una estrella que pudo verse por un tiempo señalando el lugar del reposo y de luminosidades que refulgían junto al sarcófago. No es extraño que la leyenda haya querido dejar su huella intentando hacer que los sentidos descubran la magnanimidad de su alma que sólo es perceptible por lo externo. Por eso dijeron que nunca mamó la leche de la nodriza mundana mientras buscaba el pecho de su madre santa y de otras mujeres honestas. Igualmente contaron que libró a Roma de inundación entrando sus pies en el Tiber y hablaron de la liberación de una posesa.
De todos modos, los santos de ayer y de hoy, siempre han sido puntos de inflexión de la gracia para el bien de todos los hombres.



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