lunes, 20 de marzo de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 21 DE MARZO – MARTES – 3ª - SEMANA DE CUARESMA SAN NICOLAS DE FLEU, profeta y eremita




21 DE MARZO – MARTES –
3ª - SEMANA DE CUARESMA
SAN NICOLAS DE FLEU, profeta y eremita

Evangelio según san Mateo 18, 21-35
    En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús:
"Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarle? ¿Hasta siete veces?"
Jesús le contesta:
"No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete".
Y les propuso esta parábola:
"Se parece el Reino de los Cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El empleado, arrojándose a sus pies le suplicaba diciendo:
"Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo'.
El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole  la deuda. Pero al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien mil denarios, y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo:
"Págame lo que me debes".
El compañero, arrojándose a sus pies, le
    rogaba diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo".
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido.
Entonces el señorío llamó y le dijo:
"¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No deberías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?"
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano".

1.  Con frecuencia se confunde "perdonar" con "olvidar". Pero sabemos que en la vida hay cosas que no se pueden olvidar. Por la sencilla razón de que el olvido no depende de nosotros.
Las heridas hondas que nos hacen dejan cicatriz, una señal que nunca quizá se nos borra.
Sin embargo, el perdón es una decisión que depende del que ha sido ofendido o lesionado en sus derechos o intereses.
-Perdonar es no hacer nada malo para el que me ha dañado.
-Perdonar no es suprimir sentimientos. Es no dañar al enemigo.
-El perdón es el bien que está por encima del mal.  Cuando el bien vence al mal, por más que
eso cueste o resulte desagradable.

2.  Con demasiada frecuencia nos ocurre lo que al protagonista de esta parábola: tenemos una facilidad asombrosa para borrar del recuerdo el bien que recibimos. Y tenemos también una inclinación peligrosa (muy peligrosa) para recordar el mal que nos han hecho. Además, el desequilibrio entre estas dos tendencias es tan sobrecogedor como repugnante. Y es el origen de casi todos los males que causamos a los demás.

3.  Esto ocurre constantemente. Lo mismo en los individuos, que en los grupos humanos: familias, religiones, instituciones políticas, estamentos sociales, económicos...  En todos los ámbitos de la vida.
La consecuencia —también aquí y sobre todo aquí— es la violencia.
Los sentimientos se convierten en resentimientos, en odios inconfesables, en deseos de venganza, en envidias infantiles.
Es la ruptura del tejido social. Y, sobre todo, es la descomposición de nuestra propia humanidad.  Lo peor que nos puede ocurrir en la vida.

SAN NICOLAS DE FLEU, profeta y eremita
(1417-1487)
San Nicolás de Flue nace el año 1417 en Sachseln, Suiza, el mismo año en que el concilio de Constanza puso fin al cisma de Occidente con la elección de Martín V. Nicolás trabajaba en el campo. Al regreso del campo se retiraba al silencio y a la oración. Se imponía severas penitencias. A los treinta años contrae matrimonio con la joven de dieciséis años Dorotea Wiss. Tienen diez hijos. El primero será presidente de Suiza.
Era muy amante de su patria y promotor de paz y reconciliación. Pero eran tiempos turbulentos en que abundaban las rencillas y revueltas, por lo que se ve obligado a intervenir en varias guerras.
Estaba empapado el ambiente de fuertes corrientes ascéticas y místicas. Nicolás participa plenamente en este misticismo. Nunca ha sido extraña la existencia de grandes místicos que se mezclan en actividades políticas, como San Bernardo, Santa Catalina de Siena, Santa Juana de Arco. Igualmente, Nicolás es el salvador de la patria y a la vez un gran santo.
A los cincuenta años, con el consentimiento de su mujer y de sus hijos, se retira a la vida eremítica, a la garganta de Ranft, donde vive en una ermita, entregado a la meditación y a las más duras penitencias. La capilla que hay junto a la ermita se convertirá en el centro espiritual de toda la Confederación Helvética. Ríos de gentes acudirán a él.
De él se cuentan muchos milagros, como el prolongado ayuno de muchos años, durante los cuales su único alimento fue la Eucaristía. "Si durante veinte años, dice Pío XII, él no se alimentó más que del pan de los ángeles, este carisma fue el cumplimiento y la recompensa de una larga vida de dominio de sí mismo y de mortificación por amor de Cristo".
A pesar del retiro no consigue aislarse de los asuntos temporales. Fue juez y consejero de su cantón, diputado, y rechazó el cargo de jefe de Estado. Tuvo importante papel en el tratado de paz perpetua con Austria.
La Confederación, a raíz de la guerra contra Carlos el Temerario, duque de Borgoña, estuvo en gran peligro de división. Como antes con Austria, cuando la intervención del legendario Guillermo Tell. Nicolás logró el milagro de la reconciliación. Consiguió de nuevo la unidad de Suiza, por lo que se le concedió el título de "padre de la patria", fundador de la Confederación y primer confederado. Su influencia fue muy fecunda.
En medio de estas actividades políticas, tan intensas y variadas, el ermitaño de Ranft cultiva su vida interior, profunda y transcendente. Tienen lugar ahora sus visiones divinas, frecuentes y enriquecedoras, con una concepción grandiosa del misterio trinitario que Nicolás saboreó gozosamente. Tuvo gran amor a la Eucaristía, a la Pasión del Señor, a la Trinidad.
Nicolás es un caso típico de vida mixta, contemplación y acción, en constante y vibrante equilibrio. Había decidido prescindir de los negocios temporales, pero ellos no pueden prescidir de él. Él lo asume, pero no le agobian, los eleva de clave. Es un titán de la oración y un líder de la acción.
Unió maravillosamente el amor de lo infinito y el amor de lo finito, la inquietud por el reino celestial y el servicio generoso a la patria terrestre. "Nicolás de Flue, dice Pío XII, encarna con una plenitud admirable, la unión de la libertad terrestre y de la libertad celeste".
La vida de Nicolás se cierra con una terrible enfermedad cargada de dolor y de sufrimiento. Después de ocho días de intenso dolor recibe el Cuerpo y Sangre de Cristo, para unirse definitivamente con Él. Era el 21 de marzo de 1487.


No hay comentarios:

Publicar un comentario