jueves, 13 de marzo de 2025

Párate un momento: El Evangelio del dia 15 - DE MARZO – SÁBADO – 1ª – SEMANA DE CUARESMA – C San Raimundo de Fitero

 


 

15 - DE MARZO – SÁBADO –

1ª – SEMANA DE CUARESMA – C

San Raimundo de Fitero

 

       Lectura del libro del Deuteronomio (26,16-19):

 

  MOISÉS habló al pueblo, diciendo:

  «Hoy el Señor, tu Dios, te manda que cumplas estos mandatos y decretos. Acátalos y cúmplelos con todo tu corazón y con toda tu alma.

   Hoy has elegido al Señor para que él sea tu Dios y tú vayas por sus caminos, observes sus mandatos, preceptos y decretos, y escuches su voz. Y el Señor te ha elegido para que seas su propio pueblo, como te prometió, y observes todos sus preceptos.

Él te elevará en gloria, nombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho, y serás el pueblo santo del Señor, tu Dios, como prometió».

 

Palabra de Dios

 

  Salmo: 118,1-2.4-5.7-8

 

       R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.

 

  Dichoso el que, con vida intachable, camina en la ley del Señor; dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón. R/.

 

      Tú promulgas tus mandatos

para que se observen exactamente.

         Ojalá esté firme mi camino,

para cumplir tus decretos. R/.

 

   Te alabaré con sincero corazón cuando aprenda tus justos mandamientos.

         Quiero guardar tus decretos exactamente, tú no me abandones. R/.

 

         Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):

 

   EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

   «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.

   Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

 

Palabra del Señor

 

   1.-  Sorprende cómo Dios insta al pueblo, a través de Moisés, a cumplir sus mandamientos, y no de cualquier manera, no pasando de puntillas por encima de ellos, como algo superficial, sino “con todo el corazón y con toda el alma”. Ya sabemos que el corazón para los judíos era el lugar de las decisiones, así que invitó al pueblo, y hoy a nosotros, a ser determinantes, a tomar la decisión en lo más profundo de nuestro ser, a querer hacer la voluntad de Dios, a que nos la muestre a través de sus mandamientos.

  

  2.- La palabra “compromiso”, hoy en día, está muy devaluada, cada vez se usa menos, en especial en las relaciones humanas y a la hora de tomar decisiones serias. Vemos cómo cada vez hay menos matrimonios, no sólo católicos, sino civiles. La gente hoy no quiere adquirir compromisos, tampoco en la Vida Consagrada, hay mucho miedo a comprometerse, piensan que así perderían su libertad, cuando, en el fondo, es lo contrario, la libertad está en ser lo suficientemente maduro, y tal vez valiente, para adquirir los compromisos que la vida te vaya poniendo delante, como, por ejemplo, el matrimonio, la Vida Consagrada o el sacerdocio. La libertad está en poder escuchar y obedecer al otro libremente: “porque me siento libre, obedezco”

   Nos dice la lectura: “Hoy te has comprometido con el Señor a que Él sea tu Dios”, es decir, le has dado permiso a que sea él el que guíe y dirija tu vida. El Señor te insta a que seas consecuente con esta decisión. El salmo de hoy viene a corroborar que seremos “Dichosos si caminamos en la voluntad del Señor”. Eso sí, todo esto con la ayuda del Espíritu Santo, solos no podemos.

La palabra “Hoy” aparece varias veces en esta lectura, quiere decir, que esta promesa es “hoy”, es el momento en el que Dios actúa, en nuestro “hoy”, en el momento presente. Así que el tiempo de Dios y el nuestro para seguirlo y hacer su voluntad es “HOY”.

“Señor, concédenos el don de la obediencia y la fidelidad mientras aguardamos el cumplimiento de tus promesas”.

 

   3.- En este primer sábado de Cuaresma resuena con fuerza el mandado de Jesús: “Amad a vuestros enemigos”. Las palabras de Dios son claras, no son una opción, sino un mandato. Dice la Escritura en otro lugar que “Dios no nos llevará más allá de nuestras fuerzas”, bien sabe Dios cuáles son nuestras limitaciones. Pero, el Señor nos ayuda con su gracia, por nuestras fuerzas solas no podemos amar a los que nos hacen daño, pero con el Espíritu Santo todo se puede. “Todo lo puedo en Aquél que me da fuerzas”

 

   4.- El núcleo del cristianismo está en el amor, y concretamente en el amor a los enemigos. No pensemos que el enemigo es el que está lejos, en medio de guerras o en los que hacen leyes que nos perjudican, etc… el enemigo, muchas veces, vive con nosotros, son las personas que nos hieren, que nos quitan la paz, que nos hacen daño, etc… Y ante estas acciones, de nuestro corazón no sale instintivamente amar, tal vez todo lo contrario, por eso San Mateo nos explica cómo podemos amar a los enemigos: hacedles el bien y rezad por los que os persiguen y calumnian. Y la consecuencia de esto es que “seremos hijos de nuestro Padre que está en el cielo”

  La clave de este amor está en habernos sentido nosotros amados por Dios. Dios nos ha amado cuando hemos sido malvados y pecadores, Cristo ha dado su vida en la Cruz por los que lo mataron, por todos, y si queremos seguir a Cristo y ser hijos de Dios, estamos llamados a amar también así: a rezar por todos, a dar la vida por todos, en definitiva a amar a todos, como Cristo nos ha amado, es decir, a amar a todos en su debilidad y limitación, y con esto seremos semejantes a Dios, que hace salir el sol sobre buenos y malos, con este amor incondicional seremos hijos de Dios. Todo esto como una gracia, sabiendo, que por nosotros mismos no podemos, es la gracia la que transforma nuestro corazón y así cumpliremos la finalidad para lo que hemos sido creados, que no es otra que dar gloria a Dios.

 

San Raimundo de Fitero

 

 

Fundador de la Orden de Calatrava

 

Martirologio Romano: En la villa de Ciruelos, en la región española de Castilla la Nueva, san Raimundo, abad de Fitero, que fundó la Orden de Calatrava y trabajó en favor de la cristiandad (c. 1160).

 

  Fecha de canonización: 1719 por el Papa Clemente XI. Abad del monasterio cisterciense de Fitero en Navarra, y fundador de la Orden militar de Calatrava.

  Se llamaba Raymundo Sierra o Raymond Serrat. Aunque documentalmente no puede probarse, lo más probable es que naciera en Saint Gaudens de Garona, en Francia, y que la época fue a comienzos del siglo XII. Algunos autores sitúan su nacimiento en Tarazona (Aragón), y otros afirman que fue en Barcelona.

  Aparece como canónigo en Tarazona, atestiguado documentalmente por testimonio de su primer obispo, Don Miguel, monje benedictino. De aquí pasó a monje del monasterio cisterciense de Nuestra Señora de Sacala Dei, en Gascuña, y de ahí fue enviado como prior a la nueva fundación que Don Bernardo determinó hacer en España.

  Se asentaron los nuevos monjes en el monte que llaman Yerga, con consentimiento del rey. En 1140 Alfonso VII les donó la villa de Nienzabas que había quedado asolada por los moros; aquí fundaron el monasterio de Nienzabas del que fue abad Raymundo a la muerte de Durando, alrededor del año 1144. Lo eligieron abad por la fama que tenía de santo y taumaturgo. Con el título y oficio de abad aparece ya en la escritura del 1146, al donar el rey al monasterio los dominios de Serna de Cervera y Baños de Tudescón, actuales balnearios de Fitero.

  En 1148 asistió al capítulo general de la orden del Císter, en calidad de abad; en ese concilio estuvo presente el papa Eugenio III, que también era cisterciense.

  Raymundo trasladó ese mismo año el monasterio al mejor sitio de Castejón, recibió la donación real del castillo de Tulungen y, en la heredad donada por Don Pedro Tizón y su esposa Doña Toda, fundó en 1150 el de Santa María de Fitero del que será el primer abad.

  Raymundo y él se encuentran en Toledo el año 1158. Diego ha escuchado al rey el gran peligro que corre la plaza de Calatrava confiada años atrás por Alfonso VII a los Templarios, pero que ahora está casi desguarnecida que es por el momento la llave estratégica de Toledo. El peligro es grande por la proximidad de los almohades. Raymundo y Diego piden al rey la defensa de la plaza y con los monjes traídos de Fitero más un ejército formado por campesinos y artesanos consiguen defender la plaza y ahuyentar a los moros. En premio, el rey Sancho III les concede el dominio de Calatrava donde Raymundo funda el mismo año la Orden mitad monjes obedientes al toque de la campana, mitad soldados obedientes al toque de la trompeta que fue aprobada posteriormente por el papa Alejandro III, por bula de 25 de setiembre de 1164, cuando ya había muerto su fundador.

  Raymundo murió en 1163 en Ciruelos y allí se enterró. En 1471 se trasladaron sus restos al monasterio cisterciense de Monte León de Toledo y, desde el siglo XIX, las reliquias del santo se encuentran en la catedral de Toledo.

  Si los creyentes actuales quisiéramos imponer nuestra santa fe con la violencia, ya tendríamos que empezar por gestionar quién quisiera vendernos una bomba de hidrógeno; pero ese supuesto sería irreconciliable con la dignidad de las personas y el respeto a su dignidad, seríamos calificados inmediatamente de fanáticos y fundamentalistas; habríamos ciertamente perdido el norte de la caridad que califica a los cristianos como auténticos discípulos de Cristo, y nuestro modo de hacer supondría una renuncia total a los postulados de la convivencia democrática.

  Desde luego, habríamos dejado de confiar en los medios de siempre oración, mortificación y buen ejemplo para ser sembradores de paz y de alegría que es el vehículo normal de transmisión de la fe, siempre don del Espíritu Santo. Pero, aunque hoy nos pueda parecer impropio de un santo vivir con la espada en la mano por la mañana y en oración adorante por la noche, la historia es así; juzgar los hechos pasados con la mentalidad actual es caer en un anacronismo.

 

 

 

 

 

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