15 - DE
MARZO – SÁBADO –
1ª –
SEMANA DE CUARESMA – C
San Raimundo de Fitero
Lectura del libro del
Deuteronomio (26,16-19):
MOISÉS habló al pueblo, diciendo:
«Hoy
el Señor, tu Dios, te manda que cumplas estos mandatos y decretos. Acátalos y
cúmplelos con todo tu corazón y con toda tu alma.
Hoy has elegido al Señor para que él sea tu Dios y tú vayas por sus
caminos, observes sus mandatos, preceptos y decretos, y escuches su voz. Y el
Señor te ha elegido para que seas su propio pueblo, como te prometió, y
observes todos sus preceptos.
Él te elevará en gloria, nombre y esplendor, por encima de todas las
naciones que ha hecho, y serás el pueblo santo del Señor, tu Dios, como
prometió».
Palabra de
Dios
Salmo:
118,1-2.4-5.7-8
R/. Dichoso el que camina en
la voluntad del Señor.
Dichoso el que, con vida intachable, camina en la
ley del Señor; dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón. R/.
Tú promulgas tus mandatos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus decretos. R/.
Te alabaré con sincero corazón cuando
aprenda tus justos mandamientos.
Quiero guardar tus decretos
exactamente, tú no me abandones. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Mateo (5,43-48):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu
enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os
persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su
sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo
mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué
hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto,
sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
Palabra del
Señor
1.- Sorprende cómo Dios insta al pueblo,
a través de Moisés, a cumplir sus mandamientos, y no de cualquier manera, no
pasando de puntillas por encima de ellos, como algo superficial, sino “con todo
el corazón y con toda el alma”. Ya sabemos que el corazón para los judíos era
el lugar de las decisiones, así que invitó al pueblo, y hoy a nosotros, a ser
determinantes, a tomar la decisión en lo más profundo de nuestro ser, a querer
hacer la voluntad de Dios, a que nos la muestre a través de sus mandamientos.
2.- La palabra “compromiso”, hoy en día, está muy devaluada, cada vez se
usa menos, en especial en las relaciones humanas y a la hora de tomar
decisiones serias. Vemos cómo cada vez hay menos matrimonios, no sólo
católicos, sino civiles. La gente hoy no quiere adquirir compromisos, tampoco
en la Vida Consagrada, hay mucho miedo a comprometerse, piensan que así
perderían su libertad, cuando, en el fondo, es lo contrario, la libertad está
en ser lo suficientemente maduro, y tal vez valiente, para adquirir los
compromisos que la vida te vaya poniendo delante, como, por ejemplo, el
matrimonio, la Vida Consagrada o el sacerdocio. La libertad está en poder
escuchar y obedecer al otro libremente: “porque me siento libre, obedezco”
Nos dice la lectura: “Hoy te has comprometido con el Señor a que Él sea
tu Dios”, es decir, le has dado permiso a que sea él el que guíe y dirija tu
vida. El Señor te insta a que seas consecuente con esta decisión. El salmo de
hoy viene a corroborar que seremos “Dichosos si caminamos en la voluntad del
Señor”. Eso sí, todo esto con la ayuda del Espíritu Santo, solos no podemos.
La palabra “Hoy” aparece varias veces en
esta lectura, quiere decir, que esta promesa es “hoy”, es el momento en el que
Dios actúa, en nuestro “hoy”, en el momento presente. Así que el tiempo de Dios
y el nuestro para seguirlo y hacer su voluntad es “HOY”.
“Señor, concédenos el don de la
obediencia y la fidelidad mientras aguardamos el cumplimiento de tus promesas”.
3.- En este primer sábado de Cuaresma resuena con fuerza el mandado de
Jesús: “Amad a vuestros enemigos”. Las palabras de Dios son claras, no son una
opción, sino un mandato. Dice la Escritura en otro lugar que “Dios no nos
llevará más allá de nuestras fuerzas”, bien sabe Dios cuáles son nuestras
limitaciones. Pero, el Señor nos ayuda con su gracia, por nuestras fuerzas
solas no podemos amar a los que nos hacen daño, pero con el Espíritu Santo todo
se puede. “Todo lo puedo en Aquél que me da fuerzas”
4.- El núcleo del cristianismo está en el
amor, y concretamente en el amor a los enemigos. No pensemos que el enemigo es
el que está lejos, en medio de guerras o en los que hacen leyes que nos
perjudican, etc… el enemigo, muchas veces, vive con nosotros, son las personas
que nos hieren, que nos quitan la paz, que nos hacen daño, etc… Y ante estas
acciones, de nuestro corazón no sale instintivamente amar, tal vez todo lo
contrario, por eso San Mateo nos explica cómo podemos amar a los enemigos:
hacedles el bien y rezad por los que os persiguen y calumnian. Y la
consecuencia de esto es que “seremos hijos de nuestro Padre que está en el
cielo”
La
clave de este amor está en habernos sentido nosotros amados por Dios. Dios nos
ha amado cuando hemos sido malvados y pecadores, Cristo ha dado su vida en la
Cruz por los que lo mataron, por todos, y si queremos seguir a Cristo y ser
hijos de Dios, estamos llamados a amar también así: a rezar por todos, a dar la
vida por todos, en definitiva a amar a todos, como Cristo nos ha amado, es
decir, a amar a todos en su debilidad y limitación, y con esto seremos
semejantes a Dios, que hace salir el sol sobre buenos y malos, con este amor
incondicional seremos hijos de Dios. Todo esto como una gracia, sabiendo, que
por nosotros mismos no podemos, es la gracia la que transforma nuestro corazón
y así cumpliremos la finalidad para lo que hemos sido creados, que no es otra
que dar gloria a Dios.
Fundador de la Orden de Calatrava
Martirologio Romano: En la villa de Ciruelos, en la región española de Castilla la Nueva, san
Raimundo, abad de Fitero, que fundó la Orden de Calatrava y trabajó en favor de
la cristiandad (c. 1160).
Fecha de canonización: 1719 por el Papa Clemente XI. Abad del monasterio cisterciense de Fitero en
Navarra, y fundador de la Orden militar de Calatrava.
Se llamaba
Raymundo Sierra o Raymond Serrat. Aunque documentalmente no puede probarse, lo
más probable es que naciera en Saint Gaudens de Garona, en Francia, y que la
época fue a comienzos del siglo XII. Algunos autores sitúan su nacimiento en
Tarazona (Aragón), y otros afirman que fue en Barcelona.
Aparece como
canónigo en Tarazona, atestiguado documentalmente por testimonio de su primer
obispo, Don Miguel, monje benedictino. De aquí pasó a monje del monasterio
cisterciense de Nuestra Señora de Sacala Dei, en Gascuña, y de ahí fue enviado
como prior a la nueva fundación que Don Bernardo determinó hacer en España.
Se asentaron los
nuevos monjes en el monte que llaman Yerga, con consentimiento del rey. En 1140
Alfonso VII les donó la villa de Nienzabas que había quedado asolada por los
moros; aquí fundaron el monasterio de Nienzabas del que fue abad Raymundo a la
muerte de Durando, alrededor del año 1144. Lo eligieron abad por la fama que
tenía de santo y taumaturgo. Con el título y oficio de abad aparece ya en la
escritura del 1146, al donar el rey al monasterio los dominios de Serna de
Cervera y Baños de Tudescón, actuales balnearios de Fitero.
En 1148 asistió al
capítulo general de la orden del Císter, en calidad de abad; en ese concilio
estuvo presente el papa Eugenio III, que también era cisterciense.
Raymundo trasladó
ese mismo año el monasterio al mejor sitio de Castejón, recibió la donación
real del castillo de Tulungen y, en la heredad donada por Don Pedro Tizón y su
esposa Doña Toda, fundó en 1150 el de Santa María de Fitero del que será el
primer abad.
Raymundo y él se
encuentran en Toledo el año 1158. Diego ha escuchado al rey el gran peligro que
corre la plaza de Calatrava confiada años atrás por Alfonso VII a los
Templarios, pero que ahora está casi desguarnecida que es por el momento la
llave estratégica de Toledo. El peligro es grande por la proximidad de los
almohades. Raymundo y Diego piden al rey la defensa de la plaza y con los
monjes traídos de Fitero más un ejército formado por campesinos y artesanos
consiguen defender la plaza y ahuyentar a los moros. En premio, el rey Sancho
III les concede el dominio de Calatrava donde Raymundo funda el mismo año la
Orden mitad monjes obedientes al toque de la campana, mitad soldados obedientes
al toque de la trompeta que fue aprobada posteriormente por el papa Alejandro
III, por bula de 25 de setiembre de 1164, cuando ya había muerto su fundador.
Raymundo murió en
1163 en Ciruelos y allí se enterró. En 1471 se trasladaron sus restos al
monasterio cisterciense de Monte León de Toledo y, desde el siglo XIX, las
reliquias del santo se encuentran en la catedral de Toledo.
Si los creyentes
actuales quisiéramos imponer nuestra santa fe con la violencia, ya tendríamos
que empezar por gestionar quién quisiera vendernos una bomba de hidrógeno; pero
ese supuesto sería irreconciliable con la dignidad de las personas y el respeto
a su dignidad, seríamos calificados inmediatamente de fanáticos y
fundamentalistas; habríamos ciertamente perdido el norte de la caridad que
califica a los cristianos como auténticos discípulos de Cristo, y nuestro modo
de hacer supondría una renuncia total a los postulados de la convivencia
democrática.
Desde luego,
habríamos dejado de confiar en los medios de siempre oración, mortificación y
buen ejemplo para ser sembradores de paz y de alegría que es el vehículo normal
de transmisión de la fe, siempre don del Espíritu Santo. Pero, aunque hoy nos
pueda parecer impropio de un santo vivir con la espada en la mano por la mañana
y en oración adorante por la noche, la historia es así; juzgar los hechos
pasados con la mentalidad actual es caer en un anacronismo.
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