lunes, 17 de marzo de 2025

Párate un momento: El Evangelio del dia 18 - DE MARZO – MARTES – 2ª – SEMANA DE CUARESMA – C San Cirilo de Jerusalén

 

 


 

18 - DE MARZO – MARTES –

2ª – SEMANA DE CUARESMA – C

San Cirilo de Jerusalén

 

       Lectura del libro de Isaías (1,10.16-20):

 

  OÍD la palabra del Señor, príncipes de Sodoma, escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.

  «Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones.

Dejad de hacer el mal, aprended a hacer el bien. Buscad la justicia, socorred al oprimido, proteged el derecho del huérfano, defended a la viuda.

Venid entonces, y discutiremos —dice el Señor—.

  Aunque vuestros pecados sean como escarlata, quedarán blancos como nieve; aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como lana.

  Si sabéis obedecer, comeréis de los frutos de la tierra; si rehusáis y os rebeláis, os devorará la espada —ha hablado la boca del Señor—».

 

Palabra de Dios

 

 Salmo: 49,8-9.16bc-17.21.23

 

  R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

 

  V/. No te reprocho tus sacrificios, pues siempre están tus holocaustos ante mí.

       Pero no aceptaré un becerro de tu casa, ni un cabrito de tus rebaños. R/.

 

  V/. ¿Por qué recitas mis preceptos y tienes siempre en la boca mi alianza, tú que detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis mandatos? R/.

 

  V/. Esto haces, ¿y me voy a callar? ¿Crees que soy como tú? Te acusaré, te lo echaré en cara.

       El que me ofrece acción de gracias, ése me honra; al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios». R/.

 

  Lectura del santo evangelio según san Mateo (23,1-12):

 

  EN aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos, diciendo:

  «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.

    Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

        Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.

  Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.

       Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

   No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.

   El primero entre vosotros será vuestro servidor.

   El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

 

Palabra del Señor

 

  1.- En no pocas ocasiones hemos escuchado este pasaje y hemos concluido que, para ser mejor cristiano, para tener los mismos sentimientos de Cristo es necesario humillarse. Siempre me he preguntado si esta cita de Mateo 23, 1-12 está bien traducida. No soy exégeta, ni sé griego o hebrero para poder dar una respuesta adecuada a esta cuestión. Pero si echamos una mirada al diccionario de la RAE vemos que humillarse tiene un significado más de desprecio, de burla, de vejación, deshonra entre otras muchas. Mientras que el término humildad nos abre al conocimiento de nuestras propias limitaciones, a la modestia, sencillez, recato, moderación.

 

  2.- Por el contexto de este evangelio, creo que Jesús se refiere más a servir con humildad que a humillarse.

De ahí que su crítica vaya hacia quienes se visten con grandes galas y olviden el obrar con humildad, o desprecien el servicio a los hermanos imponiendo más cargas sobre ellos de la que pueden soportar.

Humillarse está también en el sentido cristológico de abajarse, de hacerse pequeño, pero lo dice del hijo del hombre que está sentado en su trono. Aquí, cuando se utiliza el término humildad se está hablando de un hacer y obrar desde lo que se muestra como virtud.

 

  3.- Es cierto que Jesús dice que hay que negarse a sí mismo, pero no lo dice con la intención de olvidar la práctica de la virtud de la humildad. Uno se puede humillar y ser el mismo soberbio de siempre. Mientras que uno que actúa desde la humildad deja a un lado su altivez y se muestra amigo de cuantos lo necesitan.

 

San Cirilo de Jerusalén

 

San Cirilo de Jerusalén Doctor de la Iglesia

(año 386)

 

  San Cirilo, obispo de Jerusalén y doctor de la Iglesia, que a causa de la fe sufrió muchas injurias por parte de los arrianos y fue expulsado con frecuencia de la sede. Con oraciones y catequesis expuso admirablemente la doctrina ortodoxa, las Escrituras y los sagrados misterios.

  San Cirilo nació cerca de Jerusalén y fue arzobispo de esa ciudad durante 30 años, de los cuales estuvo 16 años en destierro. 5 veces fue desterrado: tres por los de extrema izquierda y dos por los de extrema derecha.

  Era un hombre suave de carácter, enemigo de andar discutiendo, que deseaba más instruir que polemizar, y trataba de permanecer neutral en las discusiones. Pero por eso mismo una vez lo desterraban los de un partido y otra vez los del otro.

  Aunque los de cada partido extremista lo llamaban hereje, sin embargo, San Hilario (el defensor del dogma de la Santísima Trinidad) lo tuvo siempre como amigo, y San Atanasio (el defensor de la divinidad de Jesucristo) le profesaba una sincera amistad, y el Concilio general de Constantinopla, en el año 381, lo llama "valiente luchador para defender a la Iglesia de los herejes que niegan las verdades de nuestra religión".

  Una de las acusaciones que le hicieron los enemigos fue el haber vendido varias posesiones de la Iglesia de Jerusalén para ayudar a los pobres en épocas de grandes hambres y miserias. Pero esto mismo hicieron muchos obispos en diversas épocas, con tal de remediar las graves necesidades de los pobres.

  El emperador Juliano, el apóstata, se propuso reconstruir el templo de Jerusalén para demostrar que lo que Jesús había anunciado en el evangelio ya no se cumplía. San Cirilo anunció mientras preparaban las grandes cantidades de materiales para esa reconstrucción, que aquella obra fracasaría estrepitosamente. Y así sucedió y el templo no se reconstruyó.

  San Cirilo de Jerusalén se ha hecho célebre y ha merecido el título de Doctor de la Iglesia, por unos escritos suyos muy importantes que se llaman "Catequesis". Son 18 sermones pronunciados en Jerusalén, y en ellos habla de la penitencia, del pecado, del bautismo, y del Credo, explicándolo frase por frase. Allí instruye a los recién bautizados acerca de las verdades de la fe y habla bellísimamente de la Eucaristía.

  En sus escritos insiste fuertemente en que Jesucristo sí está presente en la Santa Hostia de la Eucaristía. A los que reciben la comunión en la mano les aconseja: "Hagan de su mano izquierda como un trono en el que se apoya la mano derecha que va a recibir al Rey Celestial. Cuidando: que no se caigan pedacitos de hostia. Así como no dejaríamos caer al suelo pedacitos de oro, sino que los llevamos con gran cuidado, hagamos lo mismo con los pedacitos de Hostia Consagrada".

  Al volver de su último destierro que duró 11 años, encontró a Jerusalén llena de vicios y desórdenes y divisiones y se dedicó con todas sus fuerzas a volver a las gentes al fervor y a la paz, y a obtener que los que se habían pasado a las herejías volvieran otra vez a la Santa Iglesia Católica.

  A los 72 años murió en Jerusalén en el año 386.

  En 1882 el Sumo Pontífice lo declaró Doctor de la Iglesia.

 

 

 

 

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