lunes, 31 de marzo de 2025

Párate un momento: El Evangelio del dia 2 - DE ABRIL – MIERCOLES – 4ª – SEMANA DE CUARESMA - C San Francisco de Paula

 

 


 

2 - DE ABRIL – MIERCOLES –

4ª – SEMANA DE CUARESMA - C

San Francisco de Paula

 

  Lectura del libro de Isaías (49,8-15):

 

ESTO dice el Señor:

«En tiempo de gracia te he respondido, en día propicio te he auxiliado; te he defendido y constituido alianza del pueblo,para restaurar el país, para repartir heredades desoladas, para decir a los cautivos: “Salid”, a los que están en tinieblas: “Venid a la luz”.

Aun por los caminos pastarán, tendrán praderas en todas las dunas; no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los conduce el compasivo y los guía a manantiales de agua.

Convertiré mis montes en caminos, y mis senderos se nivelarán. Miradlos venir de lejos; miradlos, del Norte y del Poniente, y los otros de la tierra de Sin. Exulta, cielo; alégrate, tierra; romped a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de los desamparados».

Sion decía:

«Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado».

¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta, no tener compasión del hijo de sus entrañas?

Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 144,8-9.13cd-14.17-18

 

R/. El Señor es clemente y misericordioso

 

 El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones.

El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan. R/.

 El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones.

Cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (5,17-30):

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:

«Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo».

Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.

Jesús tomó la palabra y les dijo:

«En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro.

Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.

Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.

En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.

En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.

Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.

No os sorprenda esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.

Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».

 

Palabra del Señor

 

1.- El Profeta Isaías nos habla del amor de Dios por su pueblo, de cómo no lo abandona, de cómo se preocupa de sus hijos, aún en los peores momentos. Frente a la idea antigua de un Dios duro, terrible y lejano, el Profeta nos presenta a un verdadero Padre cercano y cariñoso que cuida de los hombres: “Alégrate tierra... porque el Señor consuela a su pueblo”.

El pueblo judío había pasado grandes penalidades (éxodos, cautiverios, guerras…) pero Dios siempre estaba ahí, no lo abandonó. Igual que el hijo pródigo se alejó de su casa y de su familia, llevando una mala vida y dilapidando su herencia, mientras su padre esperaba todos los días su regreso, así el pueblo (nosotros) puede andar en la oscuridad y la deslealtad que el Padre aguardará con los brazos abiertos y el perdón en el corazón. Así de infinita es la misericordia de Dios.

La Cuaresma es un buen momento para examinar nuestra relación con el Padre. Tal vez estemos atravesando un mal momento, quizá nuestras ocupaciones diarias nos tengan alejados de las cosas de Dios. La vida no es fácil y podemos caer en el desánimo, pero el Señor siempre está ahí “lento a la cólera y rico en piedad” como dice el Salmo de hoy. Aprovechemos este tiempo para meditar ante el Sagrario y pongamos nuestra vida en las manos del Padre con la seguridad de que Él cuidará de nosotros.

 

2.- El Hijo es uno con el Padre.

Los judíos (escribas y fariseos) no soportaban que Jesús llamara a Dios “Padre” ya que para ellos era una blasfemia. Y Cristo les explica el porqué de esa afirmación: al fin y al acabo Él es uno con su Padre, y nosotros somos partícipes de esa filiación, somos hijos de Dios. Esta es la gran revolución de la Nueva Alianza: el sabernos amados por el Padre y superar la muerte del pecado a través de la Pasión de Jesús: “Mors morten superavit”, la muerte venció a la muerte. “Los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán” nos dice Cristo.

Jesús nos enseñó como teníamos que tratar a Dios, como debía ser nuestra relación con Él. Cuando los Discípulos le piden que les enseñe a rezar Él les dice: “Padre Nuestro que estás en el cielo…” Aún hoy puede que a muchos nos cueste ver a Dios como nuestro “Abba”, nuestro papá cercano y cariñoso, pero es así. Somos sus hijos, sus criaturas ¿Cómo no iban a querer los judíos matar a Jesús si le estaba dando la vuelta a todo? Incluso se igualaba a Dios y decía ser uno con Él y obrar en su nombre.

 

3.- Con esta confianza de hijo a padre debemos caminar esta Cuaresma. Hagamos el propósito de tratar a Dios con el cariño y la familiaridad del que sabe que habla con su padre. Saquemos unos momentos al día para ponernos en oración, para contarle nuestras cosas, para pedirle consejo, para decirle lo que nos preocupa. Hagamos este camino con la mirada puesta en la Pascua en la que todos resucitaremos con Cristo, porque como Él mismo nos dice: “Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna” Jesús es uno con el Padre y nosotros debemos ser uno con Él.

 

San Francisco de Paula

 

 


 

  San Francisco de Paula, ermitaño, fundador de la Orden de los Mínimos en Calabria, prescribiendo a sus discípulos que viviesen de limosnas, no teniendo propiedad ni manipulando dinero, y que utilizasen sólo alimentos cuaresmales. Llamado a Francia por el rey Luis XI, le asistió en el lecho de muerte, y célebre por la austeridad de vida, murió a su vez en Plessis-les-Tours, junto a Tours.

 

Vida de San Francisco de Paula

 

  Nació en un pueblecito llamado Paula, en Italia, en 1416. Cuando tenía unos pocos años se enfermó gravemente de los ojos. Se encomendó junto con sus padres a San Francisco de Asís y este santo le obtuvo de Dios la curación. En acción de gracias se fue a los 14 años en peregrinación a Asís, y allá recibió la inspiración de convertirse en ermitaño, dedicado a rezar y a hacer penitencia.

  Se retiró a la montaña, y ahí permaneció durante cinco años, rezando, meditando y alimentándose solamente de agua y de yerbas silvestres y durmiendo sobre el duro suelo, teniendo por almohada una piedra. Pronto, varios hombres siguieron su ejemplo. Francisco tuvo que fundar varias casas para sus religiosos y, en todos sus conventos puso una consigna o ley que había que cumplir siempre. Decía así: "Cuaresma perpetua". Esto quiere decir que en la alimentación se debían hacer las mortificaciones que antiguamente se hacían en cuaresma con el fin de fortificar la voluntad.

  Miles de hombres decidieron abandonar la vida pecaminosa del mundo e irse a la Comunidad religiosa fundada por San Francisco de Paula. Así como San Francisco de Asís les había puesto a sus religiosos el nombre de "hermanos menores", San Francisco de Paula les puso a los que pertenecían a su comunidad el nombre de "hermanos Mínimos". El Divino Espíritu le concedió a San Francisco de Paula el don de hacer milagros, de hacer curaciones, y el don de profecía.

El Papa Pablo VI dijo en 1977 que San Francisco de Paula es un verdadero modelo para los que tienen que llamarles la atención a los gobernantes que abusan de su poder y que malgastan en gastos innecesarios el dinero que deberían emplear en favor de los pobres. Por muchos años nuestro santo recorrió ciudades y pueblos llevando los mensajes de Dios a las gentes. Y en aquellos tiempos (como ahora) había alcaldes, gobernadores, ministros y hasta jefes de Estado que abusaban de su poder y gastaban los dineros públicos para enriquecerse o para hacer gastos inútiles y conseguir lujos, en vez de socorrer a los necesitados. A ellos les iba recordando San Francisco que a cada uno le dirá Cristo en el día del juicio aquellas palabras que dijo en el Evangelio: "Dame cuenta de tu administración".

  También les recordaba esta frase del Apocalipsis: "He aquí que tengo y traigo conmigo mi salario. Y le daré a cada uno según hayan sido sus obras". Todo esto hacía pensar muy seriamente a muchos gobernantes y los llevaba a corregir los modos equivocados de proceder que habían tenido en el pasado. El santo logró convertir a Luis XI antes de su muerte. Este quedó tan agradecido que nombró a Francisco de Paula como director espiritual de su hijo, el futuro Carlos VIII, rey de Francia.

  Murió el Santo, 2 de abril de 1507. El pueblo empezó inmediatamente a proclamarlo como santo y los milagros empezaron a sucederse. Doce años después de su muerte, fue proclamado santo por el Sumo Pontífice León X, en 1519.

 

Fuente: http://ewtn.com

 

 

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