sábado, 31 de octubre de 2015

Párate un momento: Lecturas del dia 1 TODOS LOS SANTOS





1 de Noviembre  -DOMINGO-
SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

Primera lectura: Apocalipsis 7, 2-4. 9-14

   Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello de Dios vivo.  Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles: “No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios”.
Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.     Después, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del
Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.   Y gritaban con voz potente: “¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!”.     Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los
ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo: “Amén.    La alabanza y la gloria y la sabiduría  y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos.   Amén”. Y uno de los ancianos me dijo: “Esos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?”.   Yo le respondí: “Señor mío, tú lo sabrás” Él me respondió “Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus mantos en la sangre del Cordero”.

Salmo 23,1-2. 3-4ab. 5-6

   R// Este es el grupo que viene a tu presencia Señor.
•    Del Señor es la tierra y cuanto la llena
el orbe y todos sus habitantes
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.  R//
•    ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos.  R//
•    Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.  
 Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
    R//

Segunda lectura: 1 Juan 3, 1-3
      Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!  El mundo no nos conoce porque no le conoció a Él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos.
Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es.
Todo el que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, como él es puro.

Evangelio: Mateo 5, 1-12a
      En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar enseñándoles:    “Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos
es el reino de los cielos.
Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos  los que tiene hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa.   Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo”.

Fiesta de todos los Santos

1.- Ocho puertas para entrar en el Reino de Dios.

En la Fiesta de Todos los Santos, la lectura del evangelio recoge las bienaventuranzas. Es una forma de indicarnos el camino que llevó a tantos hombres y mujeres a lo largo de la historia a la santidad.   Resulta imposible comentar cada una de ellas en poco espacio.    Me limito a indicar algunos detalles fundamentales para entenderlas.

2.- Las bienaventuranzas no son una carrera de obstáculos.
 Muchos cristianos conciben las bienaventuranzas como una carrera de obstáculos, hasta que conseguimos llegar a la meta del Reino de Dios.    Y la carrera se hace difícil, tropezamos continuamente, nos sentimos tentados a abandonar cuando vemos tantas vallas derribadas. «No soy pobre material ni espiritualmente; no soy sufrido, soy violento; no soy misericordioso; no trabajo por la paz…    No hace falta que un juez me descalifique, me descalifico yo mismo.»    
Las bienaventuranzas se convierten en lo que no son: un código de conducta.

3.- Las bienaventuranzas son ocho puertas para entrar en el Reino de Dios
 El arquitecto de la basílica de las bienaventuranzas la concibió con ocho grandes ventanas que permiten ver el hermoso paisaje del lago de Galilea.
Prefiero concebir las bienaventuranzas no como ocho ventanas, sino como ocho puertas que permiten entrar al palacio del Reino de Dios.     Para entenderlas rectamente hay que advertir donde las sitúa Mateo: al comienzo del primer gran discurso de Jesús, el Sermón del Monte, en el que expone su programa e indica la actitud que debe distinguir a un cristiano de un escriba, de un fariseo y de un pagano.
            A diferencia de los políticos, capaces de mentir con tal de ganarse a los votantes, Jesús dice claramente desde el principio que su programa no va a agradar a todos.     Los interesados en seguirlo, en formar parte de la comunidad cristiana (eso significa aquí el «Reino de los cielos»), son las personas que menos podríamos imaginar: las que se sienten pobres ante Dios, como el publicano de la parábola; los partidarios de la no violencia en medio de un mundo violento, capaces de morir perdonando al que los crucifica; los que lloran por cualquier tipo de desgracia propia o ajena; los que tienen hambre y sed de cumplir la voluntad de Dios, como Jesús, que decía que su alimento era cumplir la voluntad del Padre; los misericordiosos, los que se compadecen ante el sufrimiento ajeno, en vez de cerrar sus entrañas al que sufre; los limpios de corazón, que no se dejan manchar con los ídolos de la riqueza, el poder, el prestigio, la ambición; los que trabajan por la paz; los perseguidos por querer ser fieles a Dios.
     Pero las bienaventuranzas son ocho puertas distintas, no hay que entrar por todas ellas.    Cada cual puede elegir la que mejor le vaya con su forma de ser y sus circunstancias.

4.- Evitar dos errores

    En conclusión, las bienaventuranzas no dicen: «Sufre, para poder entrar en el Reino de Dios».    Lo que dicen es: «Si sufres, no pienses que tu sufrimiento es absurdo; te permite entender el evangelio y seguir a Jesús».
      No dicen: «Procura que te desposean de tus bienes para actuar de forma no violenta».     Dicen: «Si respondes a la violencia con la no violencia, no pienses que eres estúpido, considérate dichoso porque actúas igual que Jesús».
   No dicen: «Procura que te persigan por ser fiel a Dios».    Dicen: «Si te persiguen por ser fiel a Dios, dichoso tú, porque estás dentro del Reino de Dios».
   Pero, al tratarse de los valores que estima Jesús, las bienaventuranzas se convierten también en un modelo de vida que debemos esforzarnos por imitar. Después de lo que dice Jesús, no podemos permanecer indiferentes ante actitudes como la de prestar ayuda, no violencia, trabajo por la paz, lucha por la justicia, etc. El cristiano debe fomentar esa conducta.   Y el resto del Sermón del Monte le enseñará a hacerlo en distintas circunstancias.

5.- Las puertas y el palacio

   Finalmente, no olvidemos que estas ocho puertas nos permiten entrar en el palacio y sentarnos en el auditorio en el que Jesús expondrá su programa a propósito de la interpretación de la ley religiosa, de las obras de piedad, del dinero y la providencia, de la actitud con el prójimo… Este gran discurso es lo que llamamos el Sermón del Monte.  
   Limitarse a las bienaventuranzas es como comprar la entrada del cine y quedarse en la calle. 
           



viernes, 30 de octubre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 31 de Octubre - SÁBADO – XXXª – Semana del Tiempo Ordinario




31 de Octubre  - SÁBADO –
XXXª – Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lc 14,1.7-11

   En aquel tiempo, entró Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso este ejemplo:
“Cuando te conviden a una boda no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro, y te dirá: Cédele el puesto a este. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.     Al revés, cuando te
conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba. Entonces quedarás muy bien ante todos tos comensales.     Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido”.

1.   Para comprender debidamente lo que representa este relato, es necesario recordar, una vez más, que el valor más apreciado, en las culturas mediterráneas del s. 1, no era la riqueza, sino el honor. Además, las distinciones y las categorías se manifestaban sobre todo con ocasión de las comidas y banquetes.    Se ha dicho con razón que “precisamente debido a la compleja interrelación de las categorías culturales, la comida es habitualmente una de las principales formas de marcar las diferencias entre los distintos grupos sociales” (G. Feeley-Harnik).
En el Banquete, de Platón, no es la misma la posición y la actividad de los esclavos que la de los invitados (177a)(W. A. Becker - H. Gi5ll).
Jesús invierte todos esos ordenamientos.  Y en la Cena de despedida se puso él mismo a lavar los pies a los comensales, es decir, hizo de esclavo, siendo el Señor y el Maestro (Jn 13, 12-14).

2.   Es importante también tener en cuenta que este evangelio comienza, como el de ayer, recordando que todo esto sucede en casa de uno de los principales fariseos y con asistencia de bastantes de ellos.    Es decir, lo que nota Jesús es que los observantes integristas, que eran tan rigurosos para el cumplimiento de las normas religiosas, se daban prisa para ponerse los primeros y, por tanto, para dejar a los demás detrás de ellos.     De nuevo nos encontramos con lo de siempre: la religiosidad integrista endurece el corazón humano.     Desde el momento que antepone la norma a la dignidad o felicidad del otro, el corazón del hombre, en la misma medida en que se sacralizo, en esa misma medida se deshumaniza.

3.   Decididamente, la vida que llevó Jesús, los valores que defendió,  los criterios que expuso, todo eso resulta insoportable, increíble, impracticable para todo el que no tiene la firme convicción de que lo primero y lo esencial en la vida es el ser humano, cada ser humano, el respeto, la dignidad, los derechos, la felicidad y el disfrute de la vida de cada persona.    Eso es lo primero y lo esencial porque solo haciendo eso podemos encontrarnos a nosotros mismos, podemos encontrar el sentido de la vida y, en definitiva podemos encontrar esa realidad última que los creyentes llamamos Dios.    Pero todo esto solo se puede realizar si el creyente en Jesús toma, como proyecto de vida, la “auto- estigmatización”,  que hace posible la bondad sin limitaciones.


jueves, 29 de octubre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 30 de Octubre - VIERNES – XXXª – Semana del Tiempo Ordinario



                                   

30 de Octubre  - VIERNES –
XXXª – Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lc 14,1-6

   Un sábado entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.    Jesús se encontró delante un hombre  enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los letrados y fariseos, preguntó: “¿Es lícito curar los sábados o no?”    Ellos se quedaron callados.    Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió.    Y a ellos les dijo: “Si a uno de vosotros se le cae al pozo el burro o el buey,  ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?”     Y se quedaron sin respuesta.

1.   El capítulo 14 de Lucas está dedicado (menos el final, a partir del v. 25) al tema de la comida, que culmina con la gran parábola del banquete (v. 15-24).     En el evangelio de Lucas, el hecho de la comensalía, “la mesa compartida” (R. Aguirre), es central.     Jesús no distingue ni categorías, ni ideologías, ni clases de personas.     Come con todos, y enseña así que a nadie se debe excluir del banquete del Reino, que culminará en la cena de despedida, la Cena del Señor.     Al proceder así en los banquetes y comidas,
Jesús cambió de forma radical el estricto orden social que se exigía en el banquete o “simposio” de la cultura greco-romana: el orden y la jerarquía en la comida y el puesto que se ocupaba eran el indicador de un rango social que diferenciaba a los comensales (Dennis E. Smith).    Jesús acabó con estas degradaciones en la mesa compartida de los cristianos.

2.   El centro de este relato no es la curación del hidrópico, sino la presentación de las diferencias que caracterizan a la religiosidad de los integristas, frente a la religiosidad de Jesús.     Lo determinante está en que lo primero para los integristas es la observancia de las normas religiosas y
sus interpretaciones, mientras que lo primero para Jesús es lo que alivia
el sufrimiento de las personas y las hace felices.     A todos por igual y sin tolerar diferencias o exclusiones.


3.   Por eso, en este caso, lo que hace Jesús es ir a compartir la mesa con uno de los principales fariseos, con los que no estaba de acuerdo en muchas cosas.    Sin embargo, en este caso, lo que hacen los fariseos es “espiar” a Jesús, para ver si era observante o no se sometía a las normas religiosas.    Está claro que, para Jesús, era más importante compartir la mesa que coincidir en ideas y prácticas religiosas.     O sea, para Jesús, lo primero era lo humano, mientras que, para los integristas religiosos lo primero era lo sagrado.     Ahora bien, una vez que se acepta esta postura en la vida, se llegan a cometer actos de auténtica barbarie, con la conciencia de que eso es lo que agrada a Dios.     Por eso Jesús les echa en cara que son capaces de cuidar mejor a un burro o a un buey que a un ser humano enfermo.

miércoles, 28 de octubre de 2015




29 de Octubre  - JUEVES-
XXXª – Semana del Tiempo Ordinario

Lc 13,31-35

   En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: “Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte”.
 Él contestó: “Id a decirle a ese zorro: “Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana soy consumado”.    Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!    ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas!    Pero no habéis querido.    Vuestra casa seos quedará vacía.    Os digo que no me volveréis a ver hasta que exclaméis:
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”.

1.   Los comentaristas de este evangelio reconocen, no solo su autenticidad, sino sobre todo su importancia para comprender lo que nos quiere enseñar el evangelio de Lucas (H. Conzelmann). Otros piensan que se trata de una “tradición sólida” (F. Bovon).
¿Por qué quería Herodes matar a Jesús? ¿Fue esta advertencia un invento de los fariseos?
Sea lo que sea de estas cuestiones, lo cierto es que Jesús respondió con una libertad provocativa.     Llamarle “zorro”, en público, a aquel tirano fue una osadía.    El zorro, en la literatura griega, designaba a la persona astuta y redomada (Píndaro, Platón), una connotación que influyó en el lenguaje hebreo (Strack - Billerbeck, II).    Pero, además de astucia, la metáfora del zorro indica el poco peso que tenía la amenaza de Herodes (A. W. Verrall).

2.   Jesús sabe que lo van a matar en la capital, en Jerusalén.    Porque hasta Jerusalén quiere ir él para denunciar allí, en el centro del sistema corrupto, las perversiones en que había incurrido la religión bajo la dirección de unos sacerdotes y teólogos corruptos.
 A Jesús no lo mató el judaísmo, sino sus dirigentes.
 Cuando en una religión los dirigentes se pervierten, con su perversión acarrean la desgracia para el hecho religioso y sus creyentes.    Y, por supuesto, para la institución que dirigen y representan.

3.   En su denuncia contra Jerusalén, Jesús hace una afirmación conmovedora.
Él se autopresenta en la metáfora de una gallina que protege bajo sus alas a sus polluelos.    La gallina cubre así a sus hijos para protegerlos de la amenaza de las grandes aves rapaces que los roban entre sus uñas, los matan y los devoran.
 La gallina prefiere morir ella, con tal que no toquen a sus pequeñas criaturas.
Así es Jesús.    Así es el Dios de Jesús.
 En el uso del español, decirle a uno que es “un gallina” es un insulto que indica cobardía y debilidad.    Y sin embargo, no hay mayor valentía, mayor grandeza y
nobleza más grande que la de la madre que protege y calienta con sus alas a sus pequeñas e indefensas criaturas.
Es la imagen perfecta de Jesús (Alberto Maggi, O. H. Steck).
No olvidemos que la imagen de las alas tiene una rica tradición en la Biblia (Deut 32, 11; SaI 16, 8; 56, 2; 60,5; 90, 4) (F.

Bovon).

martes, 27 de octubre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 28 de Octubre - MIÉRCOLES – DÍA DE SAN SIMÓN Y SAN JUDAS APÓSTOLES



28 de Octubre  - MIÉRCOLES –
DÍA DE SAN SIMÓN Y SAN JUDAS
APÓSTOLES
Para más información:

Evangelio: Lc 6, 12-19

   En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios.    Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso el nombre de Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el zelota, Judas el de Santiago y Judas
Iscariote, que fue el traidor.    Bajó del monte con ellos y se paró en el llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón.    Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos, quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos”.

1.   Es importante fijarse, ante todo, en el hecho con el que Lucas empieza este relato de la elección de los apóstoles.    Jesús pasó la noche entera en oración, en soledad, en la montaña.    Jesús necesitó de la oración, sobre todo en los momentos principales de su vida.    Jesús se sentía humano, débil, necesitado de la luz y la fuerza que solo Dios le podía dar.   Allí, en la montaña de Galilea, Jesús oró a Dios.    Era el momento de la elección de sus primeros seguidores, de los amigos, de los allegados.   Aquel fue el comienzo de una larga amistad.   Una amistad fundamentada en la oración.    Tal es el sentido y la importancia que la oración debe tener en la vida del creyente.
Y en esto descubrimos que el Evangelio es un “proyecto de vida”, pero no es simplemente un “proyecto solamente humano”.    Porque el Evangelio nos exige superar lo que da de sí nuestra sola humanidad.    Sin la fuerza que nos da Dios, no podremos llegar a ser plenamente humanos, ya que la deshumanización está fundida con nuestra humanidad.

2.   Al apóstol Simón se le califica como el “cananeo” (Mc 3, 18; Mt 10, 4) o como el “zelota” (Lc 6, 15; Hech 1, 13).   El llamarle “cananeo” no tenía otra finalidad que distinguirlo del otro Simón, que fue Pedro. Se ha pensado que el apodo de “zelota” quiere decir que este Simón perteneció a los zelotas, un grupo revolucionario que se opuso a los romanos.    Pero no parece que esto sea admisible, ya que los zelotas se organizaron años más tarde de la muerte de Jesús.    Quizá sea más explicable atribuir este mote a lo que dice Filón de Alejandría, que habla de los “celosos de las leyes” (zelotai nomon), que existieron en Galilea.    De ser esto así, tenemos el dato curioso según el cual Jesús no tuvo inconveniente en escoger como apóstol a un integrista de las observancias, al que Jesús educo de forma que pronto escandalizó a los observantes (Mc 2, 18 par; 2, 23-24 par; 7, 1-2 par).


3.   De este Judas, distinto del Iscariote, se sabe muy poco, ya que figura solamente en las listas de los Doce que proporciona Lucas (Lc. 6. 16;Hech 1, 13).    Como Judas de Santiago ocupa, en Lucas y Hechos, el puesto correspondiente a Tadeo en las listas de Marcos y Mateo, la imaginación cristiana produjo un Judas Tadeo mediante una armonización sin base alguna en la realidad (J. P. Meier).

domingo, 25 de octubre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 27 de Octubre - MARTES – XXXª – Semana del Tiempo Ordinario




27 de Octubre  - MARTES –
XXXª – Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lc 13, 18-21

   En aquel tiempo, Jesús decía: “¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé?    Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas”.   Y añadió: “¿A qué compararé el Reino de Dios?   Se parece a la levadura que una mujer toma y mete entre medidas de harina, hasta que todo fermenta”.

1.   Las parábolas del grano de mostaza y de la levadura no se refieren directamente al éxito y el triunfo final del Reino de Dios, que llegará a ser un árbol grande y acogedor y que terminará transformando la masa entera.    Estas dos parábolas no tienen su centro y clave de explicación en
el resultado final, sino en el medio o procedimiento con el que se podrá
alcanzar ese final feliz.

2.   Ahora bien, el procedimiento mediante el cual el Reino de Dios puede crecer y así transformar la masa entera de este mundo no es lo visible, sino lo invisible.    No es lo que brilla y luce, sino lo que se oculta y desaparece.    Porque la pequeñez del grano de mostaza tiene que ser sembrada
y sepultada debajo de tierra.    De la misma manera que la levadura tiene que perderse en la masa y fundirse con ella.    Solamente desapareciendo es como el grano de mostaza y la levadura transforman, dan vida, crecen y maduran.    Los afanes de subir, ser notorio, trepar..., todo eso no hace bien a nadie, sino que, a lo más que llega, es a engañar o sencillamente teatralizar la vida, la religión y la fe.

3.   Jesús no elogia aquí la humildad, la pequeñez o la sencillez.    Es decir, Jesús no elogia aquí esas virtudes cristianas.    Lo que Jesús afirma y exige es la laicidad. Porque reconoce y enseña que cuando el grano de mostaza se funde con la tierra; y cuando la levadura se funde con la masa, entonces es cuando producen su fruto o causan su efecto.    Las religiones tienen
la tendencia a destacar su presencia en la sociedad, a situarse por encima de las instituciones civiles, y a dictar las normas y valores que deben regir la vida y la convivencia social.     Porque “lo sagrado” es considerado como la última referencia a la que se tiene que subordinar “lo profano”, lo “civil” y lo “laico”.    Lo que así se consigue  -si es que se consigue -  es dominar en la sociedad, pero no transformar la sociedad.   Pero Jesús no quiere que el cristianismo sea un principio de dominación, sino una fuerza de transformación.



Párate un momento: Evangelio del Lunes





26 de Octubre –LUNES-
XXXª  - Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lc 13,10-17

   Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga.    Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar.    Al verla, Jesús la llamó y le dijo: “Mujer, quedas libre de tu enfermedad”.     Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha.    Y glorificaba a Dios.    Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: “Seis días tenéis para trabajar: venid esos días a que os curen, y no los sábados”.     Pero el Señor dirigiéndose a él dijo: “Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro, y lo lleva a abrevar aunque sea sábado?   Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?”.    A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.

1.   Por más discutibles que sean las obligaciones sobre el descanso del sábado, tal como las explicaban los rabinos del tiempo de Jesús, sabemos que siempre han existido (y existen) observantes integristas: en tiempos de Jesús, los fariseos hipócritas; en la actualidad los fundamentalistas ortodoxos.    Estos grupos son siempre peligrosos.    Porque anteponen las observancias de los rituales religiosos (tal como ellos las interpretan a la vida misma de las personas.    Esto es lo que queda patente en este relato.

2.   Por este motivo, Jesús se enfrenta directamente a la religión. Además, en este caso, lo que estaba en juego era la salud y la libertad de una mujer a la que Satanás “tenía encadenada”.    Jesús no toleraba el sufrimiento de los enfermos. Y cuando se trataba de mujeres, aún menos. Siempre las curaba (menos en casos excepcionales) sin que las mujeres se lo pidieran.

3.   Pero lo más fuerte que hay en este relato es que Jesús les echa en cara a los fundamentalistas religiosos que, con sus observancias integristas, en realidad lo que hacen es practicar una religión que trata a las personas peor que a los burros.    Porque no tienen dificultad en desatar al burro para que beba, pero no consienten desatar a una mujer esclavizada por las creencias que tienen su origen en el otro mundo.


viernes, 23 de octubre de 2015

Párate un momento: Lecturas del día 25 de Octubre – DOMINGO – XXXª – Semana del Tiempo Ordinario




25 de Octubre – DOMINGO –
XXXª – Semana del Tiempo Ordinario

Primera lectura: Jeremías 31, 7-9

   Así dice el Señor: “Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los pueblos; proclamad, alabad y decid: El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel.    Mirad que yo os traeré del país del norte, os congregaré de los confines de la tierra.    Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas: una gran multitud retorna.    Se marcharon llorando, los guiaré entre consuelos; los llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán.    Seré un padre para
Israel, Efraín será mi primogénito”.

Salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6

  R//  El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
• Cuando el Señor cambió la suerte de   Sión, nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.   R// 

• Hasta los gentiles decían:
“El Señor ha estado grande con ellos”.
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.  R// 

• Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Négueb.
Los que sembraban con lágrimas,
cosechan entre cantares.  R// 
·      Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.   R// 

Segunda lectura: Hebreos 5, 1-6

      Hermanos: Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados.    Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo
está envuelto en debilidades.    A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo.  Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: “Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy”, o, como dice otro pasaje de la Escritura: “Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec”.

Evangelio: Marcos 10, 46-52

   En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna.    Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: “Hijo de David, ten compasión de mí”.    Muchos le regañaban para que se callara.    Pero él gritaba más: “Hijo de David, ten compasión de mí”.  Jesús se detuvo y dijo: “Llamadlo”. Llamaron al ciego, diciéndole: “Ánimo, levántate, que te llama”.   Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.    Jesús le dijo: “¿Qué quieres que haga por ti?”.        El ciego le contestó: “Maestro, que pueda ver”.    Jesús le dijo: “Anda, tu fe te ha salvado”.    Y al momento recobró la vista y
lo seguía por el camino.

1.- El ciego Bartimeo y nuestra ceguera.
(Un relato aparentemente sencillo)

  El evangelio de este domingo (la curación del ciego Bartimeo) parece, a primera vista, muy fácil de entender: uno más de los milagros que hace Jesús a lo largo de su vida.
Pero con detalles curiosos
            1. Bartimeo llama a Jesús “hijo de David”.   Es la única persona que le da este título en el evangelio de Mc. “Hijo de David”, aplicado a Jesús, puede tener dos sentidos:   a) Jesús es el Mesías esperado, el rey de Israel; aunque inmediatamente antes haya hablado de su muerte, de que ha venido a servir, no a ser servido, el ciego confiesa su fe en la dignidad de Jesús y en su poder de curarlo.    b) Jesús es igual que Salomón (el hijo de David más famoso), al que las leyendas posteriores terminaron atribuyendo poder de curaciones; en este sentido se usa con más frecuencia en el evangelio de Mateo.
            2. La actitud del ciego, que grita cada vez más fuerte, aunque la gente le mande callar.    Marcos indica, con cierta ironía, que las mismas personas que lo mandan callar son las que luego lo animan a levantarse e ir hacia Jesús.    Pero lo importante es la petición que repite: “ten compasión de mí”, que se concretará luego en poder ver.
            3. Es curioso que se cuente que “soltó el manto” antes de acercarse a Jesús.    Parece un detalle innecesario.   Sin embargo, recuerda lo que se ha dicho al comienzo del evangelio a propósito de los primeros discípulos, que “dejando las redes, lo siguieron” (Mc 1,18).
            4. Aunque Bartimeo piensa que Jesús puede curarlo, Jesús le dice “tu fe te ha curado”, poniendo de relieve la importancia de la fe.
            5. Este es el único caso en todo el evangelio en el que una persona, después de ser curada, sigue a Jesús por el camino. Aunque el texto no lo dice, lo sigue hacia Jerusalén, hacia la muerte y la resurrección.

2.- El relato en el conjunto del evangelio.

            Cuando leemos este relato en el conjunto del evangelio de Marcos nos damos cuenta de que tiene una importancia enorme.
            1. Este episodio cierra una larga sección del evangelio en la que Jesús ha ido formando a sus discípulos sobre los temas más diversos: los peligros que corren (ambición, escándalo, despreocupación por los pequeños), las obligaciones que tienen (corrección fraterna, perdón) y el desconcierto que experimentan ante las ideas de Jesús a propósito del matrimonio, los niños y la riqueza.    Después de todas esas enseñanzas, el discípulo puede sentirse como ciego, incapaz de ver y pensar como Jesús.
            2. En este contexto, la actitud de Bartimeo, gritando insistentemente a Jesús que se compadezca de él, es un símbolo de la actitud que debemos tener cuando no acabamos de entender o no somos capaces de practicar lo que Jesús enseña.    Pedirle que seamos capaces de ver y de seguirle incluso en los momentos más difíciles.

1ª  lectura: una imagen vale más que mil palabras  

El texto de Jeremías pretende consolar al pueblo de Israel, desterrado primero por los asirios y luego por los babilonios, prometiéndole que volverá del norte y de los confines de la tierra. Incluso las personas menos capacitadas para moverse (ciegos, cojos, preñadas, recién paridas), volverán a la patria.     Las antiguas penas se transformarán en grandes consuelos.
   La relación de la primera lectura con el evangelio es muy escasa.    Este texto de Jeremías quizá se ha elegido porque habla de ciegos que vuelven a Jerusalén, igual que Bartimeo sigue a Jesús hacia Jerusalén.   Sin embargo, la actual tragedia de los refugiados ayuda a valorar ese mensaje de esperanza.  



Párate un momento: Evangelio del día 24 de Octubre -SÁBADO- XXIXª - Semana del Tiempo Ordinario




24 de Octubre  -SÁBADO-
XXIXª - Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lc 13, 1-9

    En aquella ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilatos con la de los sacrificios que ofrecían, Jesús les contestó: “¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo.    Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén?    Os digo que no.   Y si nos os convertís, todos pereceréis de la misma manera”. Y les dijo esta parábola: “Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?    Pero el viñador contestó: “Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto.    Si no, el año que viene la cortarás”.

1.   Se sabe que Galilea fue, en tiempo de Jesús, patria de numerosos grupos disidentes antirromanos.    En Hech 5, 37 se menciona a Judas el Galileo.    Y en el relato de hoy nos encontramos con un grupo de galileos que fueron asesinados por el procurador romano Poncio Pilatos.    Además, el hecho se produjo con la especial crueldad de que el asesinato fue cometido por los legionarios romanos en el templo, en un acto religioso.    El crimen, por tanto, fue una provocación muy grave para los sentimientos nacionalistas y religiosos de cualquier israelita.

2.   Era, pues, una situación que exigía una protesta enérgica y una denuncia pública contra los abusos criminales con los que la dominación romana humillaba a los israelitas.     Sin embargo, la respuesta de Jesús fue desconcertante.     No dijo ni media palabra contra Pilatos o contra los romanos.    Por el contrario, les advirtió a sus oyentes que, si no se convertían y cambiaban de vida, todos iban a terminar también asesinados. ¿No fue esto una cobardía que traicionaba los sentimientos más nobles y los derechos más evidentes de un pueblo sometido al gran tirano?
3.   Jesús no fue ni cobarde ni cómplice ante los romanos.    Prueba de ello es que lo crucificaron por motivos políticos, como quedó escrito en e
letrero que pusieron en la cruz (Mt 27,37 par).     Jesús no fue cobarde. Jesús fue al fondo del problema.    Jesús estaba convencido de que los conflictos políticos no se resuelven solamente cambiando a los gobernantes, aunque sean tiranos.    Los conflictos políticos se resuelven cuando cambian en su intimidad y se convierten en su corazón todos los agentes que son partes del conflicto. Los conflictos políticos dejan heridas que dividen y generan odios y resentimientos.    Mientras tales heridas no cicatrizan, el conflicto sigue en carne viva.    La solución es curar las heridas, no solo cambiar a los gobernantes.    Estamos cansados de ver países en conflicto, que cambian de régimen, pero la miseria y el conflicto siguen igual, y siempre se llevan la peor parte los mismos, los más pobres. Lo único que de verdad puede cambiar este mundo es la “bondad”, asimilada e integrada en la vida de quienes vamos por la vida diciendo que somos creyentes en Jesús.


miércoles, 21 de octubre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 22 de Octubre - JUEVES – XXIXª – Semana del Tiempo Ordinario “SAN JUAN PABLO – II “





22 de Octubre  - JUEVES –
XXIXª – Semana del Tiempo Ordinario
“SAN JUAN PABLO – II “

Lc 12,49-53

   En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “He venido a prender” fuego en el mundo: ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! .
Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla!  ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz?    No, sino división.     En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.

1.   Jesús utiliza la metáfora del fuego, que en la Biblia es la representación de una teofanía: hablar de fuego es hablar de una manifestación de Dios (Dn 7, 10; Hech 7, 30; Ap 1, 14; 15, 2).
Con esta imagen del fuego,  Jesús introduce el tema del bautismo, que, en la teología del evangelio de Lucas, es el “bautismo en el Espíritu y el fuego” (Lc 3, 16; 12,49s).
Jesús afirma de esta manera que él es/a manifestación de Dios en el mundo.
Pero lo manifiesta mediante el bautismo que el mismo Jesús recibió. ¿Cuándo?
¿Cómo?     En su muerte en la cruz (Mc 10, 39).     De ahí la “angustia” de Jesús hasta que llegara ese momento.     Por tanto, para Jesús, ser bautizado es ser crucificado, es decir, sufrir y morir por el pueblo (O. Cullmann).
El bautismo es el acto por el que el cristiano asume en la vida el mismo destino que asumió Jesús.

2.   Ahora bien, cuando este destino se toma en serio, inevitablemente sobrevienen los conflictos.     Por eso Jesús dice que él no ha venido a traer paz, sino división.
 ¿Por qué?  Las divisiones y los conflictos se producen por intereses económicos, por ideas políticas, por motivos éticos o por causa de las creencias religiosas.
Jesús se refiere a algo mucho más profundo y decisivo en la vida: cuando una persona asume en la vida el mismo destino que asumió Jesús, ponerse de parte de los últimos hasta llegar al enfrentamiento mortal con los poderes políticos y religiosos, esa persona entra en conflicto con su propia familia.    Lo tendrán por loco, como le pasó a Jesús (Mc 3, 21), lo despreciarán como a Jesús (Mc 6, 4) no se fiarán de él, como hicieron con Jesús sus parientes (Jn 7, 5).
Es duro optar en serio por el pueblo.
Es dura la condición del cristiano, que, como Jesús, revela a Dios en su opción por los últimos.    Es el destino de todos los que, a lo largo de la historia, han tomado en serio el dolor de los más desamparados de este mundo.

3.   En esto consiste la “auto-estigmatización” (G. Theissen) que define lo
que tiene que ser la condición cristiana”.
No es la auto-destrucción.
Todo lo contrario: es la condición indispensable para poder alcanzarla bondad
plena, que es lo que define el ser cristiano.
Jesús desplazó la religión: la sacó de “lo sagrado” y la puso en “lo laico”, en la vida diaria, en la convivencia de todos con todos.
Pero eso solo es posible cuando se vive la
bondad sin límites.



Párate un momento: Evangelio del día 23 de Octubre - VIERNES – XXIXª – Semana del Tiempo Ordinario




23 de Octubre  - VIERNES –
XXIXª – Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lc 12,54-59

   En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: “Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida: “Chaparrón tenemos”,  y así sucede.
Cuando sopla el sur decís: “Va a hacer bochorno”,  y lo hace.     Hipócritas:  si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?  ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?     Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino;  no sea que te arrastre ante el juez y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel.
Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo”.

1.   A todo el mundo le preocupa ahora el cambio climático.    Y son muchos los que se preguntan angustiados si no estamos asistiendo a una nueva era en la historia y en la vida de la humanidad.
Como se suele decir últimamente, “no vivimos en una época de cambio, sino en un cambio de época”.   
Un cambio acelerado y creciente que lo está trasformando todo: las costumbres, las formas de vida, los valores y, de un modo especial, las creencias, los usos y tradiciones religiosas.

2.   Por eso ahora, más que nunca, la Iglesia tiene “el deber apremiante de escrutar a fondo los “signos de los tiempos” e interpretarlos a la luz del Evangelio (Conc. Vaticano II. GS 4, 1).
¿Qué quiere decir esto ahora mismo?
Cuando se producen cambios tan rápidos y tan profundos, con tales cambios ocurren dos cosas:
1) Las religiones se quedan rezagadas, no pueden evolucionar con la misma rapidez con que cambia la sociedad.
2) Mucha gente se desconcierta y por eso, mientras unos abandonan las creencias, otros se aferran a lo que les da seguridad, lo tradicional, lo de siempre.
Así las cosas, surgen las divisiones, las tensiones, los conflictos.
El problema en este momento está en que, después de Pablo VI, el papado ha protegido y potenciado a los grupos de creyentes más fundamentalistas, al tiempo que grandes cantidades de cristianos abandonan masivamente las creencias y prácticas religiosas.
 Los “signos de los tiempos impulsan a poner los ojos en la humanidad sufriente que busca, y no encuentra, un mundo más humano.
Es urgente que todos en la Iglesia nos
esforcemos por humanizar este mundo a la luz del Evangelio.

3. La gran oferta, que Dios nos ha hecho, es el papa Francisco: un hombre de Dios, que no se limita a buscar el “bien”, sino que contagia “bondad”.
Porque es a partir de la bondad —corazón del Evangelio— desde donde
se puede cambiar este mundo.
Por eso el actual obispo de Roma ha llegado, en pocos meses, a ser considerado como el “hombre del año”.
Y su popularidad crece de día en día.
La bondad del actual Papa es lo que este
mundo necesita de forma más apremiante.
 ¿Cuándo se nos va a conocer —y reconocer— a los cristianos, precisamente, por nuestra bondad?



martes, 20 de octubre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 21 de Octubre – MIÉRCOLES – XXIXª – Semana del Tiempo Ordinario





21 de Octubre – MIÉRCOLES –
XXIXª – Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lc 12, 39-48

   En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.
 Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis, viene el Hijo del Hombre”.
 Pedro le preguntó: “Señor, ¿Has dicho esa parábola por nosotros o por todos?”.
 El Señor le respondió: ¿Quién  es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo al llegar lo encuentre portándose así.     Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: “Mi amo tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse;  llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo, a la
pena de los que no son fieles.    El criado que sabe lo que su amo quiere y, no está dispuesto a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le con fió, más se le exigirá”.

1.   En el ambiente de una comunidad, que vive en la impaciente expectativa de una posible e inminente llegada del final de la historia y de un juicio discriminatorio, se comprende esta recopilación de sentencias que el trabajo de redacción de Lucas atribuye a Jesús (D. Lührmann).
Por tanto, al leer este texto, hay que pensar más en los sentimientos de la comunidad para la que escribe Lucas, que en palabras originarias de Jesús (WG,mann).

2.   No resulta fácilmente comprensible la venida de Jesús, el Hijo del Hombre, como la vuelta de un patrono exigente que es visto por sus siervos como una posible amenaza.     Las palabras de este texto, que aluden a eso, tienen sentido como un llamamiento a la propia responsabilidad.
Sobre todo, la responsabilidad ante los que cada cual tiene como súbditos o inferiores.
Tratarlos con desprecio o dureza es algo que el Hijo del Hombre ve con desagrado y de ello pedirá cuentas a cada uno.
Pero, en  todo caso, nada de esto debe dar pie para pensar en Jesús, el Señor, como un patrono implacable. Eso jamás.

3.   Si realmente creemos que el Dios de Jesús es el Padre que nos quiere siempre y nos busca, por más extraviados que andemos, Io importante no es la preocupación por la propia fidelidad, sino la confianza inagotable en la misericordia del Padre.     Pero, sobre todo, no se puede olvidar que lo más fuerte, que reprueba aquí el Evangelio, es la postura de quienes
piensan que la muerte está lejos y que lo que importa es pasarlo bien y disfrutar de la vida, aunque eso lleva consigo pasarse la vida pegando a los demás y despreciando a quien me estorba.  
 Eso es lo que no soporta Jesús.


lunes, 19 de octubre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 20 de Octubre - MARTES – XXIXª – Semana del Tiempo Ordinario



20 de Octubre  - MARTES –
XXIXª – Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lc 12,35-38

    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:  “Tened ceñida la cintura y
encendidas las lámparas.
Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle, apenas venga y llame.
 Dichosos los criados a quienes el Señor, al llegar, los encuentre en vela: os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
Y si llega entrada la noche o de madrugada, y los encuentra así, dichosos ellos”.

1.   Esta llamada a la vigilancia quizá tenga su explicación en el hecho de que, como es sabido(1 Tes4, 13-18-5, 1-11),en la Iglesia naciente se tuvo la convicción de que el fin del mundo y la venida del Señor era inminente.
Seguramente, las palabras originales de Jesús, referidas a la fidelidad al Evangelio, se transformaron, al redactarlas, en esta recomendación apremiante en vista de la próxima venida del Señor.

2.   Es buena y recomendable, por supuesto, la vigilancia, ya que, cuando menos lo pensemos se nos puede venir encima el final de nuestros días.
Pero también es cierto que ni es bueno vivir en esa constante tensión, ni sobre todo es recomendable organizar la propia vida en función del premio que nos pueden dar después de la muerte.
Semejante conducta es mezquina.
Si somos buenas personas y queremos a los demás, eso nos debe nacer del respeto y del cariño que merecen los otros, no de los premios que yo pueda conseguir.

3.   Conviene caer en la cuenta de la insistencia del Evangelio, una vez más, en el tema del banquete de boda,  o la mesa compartida, que es el gozo y la alegría de verse sentado en una mesa bien preparada y servida nada menos que por el “señor”.
 Jesús insiste en lo que más felices nos hace a los humanos.
Si esa fuera también nuestra insistencia...