jueves, 29 de octubre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 30 de Octubre - VIERNES – XXXª – Semana del Tiempo Ordinario



                                   

30 de Octubre  - VIERNES –
XXXª – Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lc 14,1-6

   Un sábado entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.    Jesús se encontró delante un hombre  enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los letrados y fariseos, preguntó: “¿Es lícito curar los sábados o no?”    Ellos se quedaron callados.    Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió.    Y a ellos les dijo: “Si a uno de vosotros se le cae al pozo el burro o el buey,  ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?”     Y se quedaron sin respuesta.

1.   El capítulo 14 de Lucas está dedicado (menos el final, a partir del v. 25) al tema de la comida, que culmina con la gran parábola del banquete (v. 15-24).     En el evangelio de Lucas, el hecho de la comensalía, “la mesa compartida” (R. Aguirre), es central.     Jesús no distingue ni categorías, ni ideologías, ni clases de personas.     Come con todos, y enseña así que a nadie se debe excluir del banquete del Reino, que culminará en la cena de despedida, la Cena del Señor.     Al proceder así en los banquetes y comidas,
Jesús cambió de forma radical el estricto orden social que se exigía en el banquete o “simposio” de la cultura greco-romana: el orden y la jerarquía en la comida y el puesto que se ocupaba eran el indicador de un rango social que diferenciaba a los comensales (Dennis E. Smith).    Jesús acabó con estas degradaciones en la mesa compartida de los cristianos.

2.   El centro de este relato no es la curación del hidrópico, sino la presentación de las diferencias que caracterizan a la religiosidad de los integristas, frente a la religiosidad de Jesús.     Lo determinante está en que lo primero para los integristas es la observancia de las normas religiosas y
sus interpretaciones, mientras que lo primero para Jesús es lo que alivia
el sufrimiento de las personas y las hace felices.     A todos por igual y sin tolerar diferencias o exclusiones.


3.   Por eso, en este caso, lo que hace Jesús es ir a compartir la mesa con uno de los principales fariseos, con los que no estaba de acuerdo en muchas cosas.    Sin embargo, en este caso, lo que hacen los fariseos es “espiar” a Jesús, para ver si era observante o no se sometía a las normas religiosas.    Está claro que, para Jesús, era más importante compartir la mesa que coincidir en ideas y prácticas religiosas.     O sea, para Jesús, lo primero era lo humano, mientras que, para los integristas religiosos lo primero era lo sagrado.     Ahora bien, una vez que se acepta esta postura en la vida, se llegan a cometer actos de auténtica barbarie, con la conciencia de que eso es lo que agrada a Dios.     Por eso Jesús les echa en cara que son capaces de cuidar mejor a un burro o a un buey que a un ser humano enfermo.

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