viernes, 16 de octubre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 17 de Octubre - SÁBADO – XXVIIIª – Semana del Tiempo Ordinario



17 de Octubre  - SÁBADO –
XXVIIIª – Semana del Tiempo Ordinario

Lc 12,8-12

  En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:  “Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del Hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios.   Y si uno me niega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios.    Al que hable contra el Hijo del Hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.   Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo os vais a defender.   Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir”.

1.   Jesús fue un hombre controvertido. Y un hombre enjuiciado y juzgado.   De ahí que tuvo amigos y enemigos.    Los que se pusieron de su parte y los que lo negaron.
Es decir, ante Jesús no cabe quedarse indiferente.    Y, por tanto, la neutralidad es imposible.    Esto supuesto, lo importante para nosotros está en saber siempre que este proceso sigue adelante en la historia.    De forma que ahora mismo hay personas que se ponen de parte de  Jesús, lo mismo que hay quienes reniegan de él.     Evidentemente, esto no
se hace en un juicio.   Se hace en la vida. Hay quienes, con sus decisiones y sus hábitos de vida, afirman que Jesús tiene razón.   Lo mismo que hay quienes viven y hablan de forma que a todas horas están diciendo que Jesús se equivocó.   Los que organizan su vida para tener asegurada su
fama, su poder, su dinero, su buena imagen, su seguridad a toda costa,
todos los que hacemos eso (o algo de eso), quizá sin saber lo que hacemos, lo que realmente hacemos es decirle a todo el mundo que Jesús se equivocó.    Que no le hagan caso a Jesús, ya que lo que importa es lograr aquello que rechazó Jesús.    Así vamos por la vida...   iQué vergüenza y qué dolor¡.

2.   La blasfemia contra el Espíritu Santo consiste en la postura obstinada, ciega y firme de oposición y enfrentamiento al Evangelio (A. Plummer, T. W. Manson), es decir, de oposición y enfrentamiento al ser humano, que ocupa el centro de las preocupaciones evangélicas.
No olvidemos que, en la encarnación del Logos (que es Dios), el mismo Dios se ha fundido con el  ser humano.    Así las cosas, resulta lógico y coherente que blasfemar contra semejante proyecto sea imperdonable.    No porque el Padre no quiera perdonar, sino porque el que blasfema así no quiere ser perdonado .
¿Qué le importa a él el perdón de eso que dicen que es Dios?

3.   En este contexto de enfrentamiento y conflicto, Jesús advierte a sus discípulos que pueden ser conducidos  “a la sinagoga”.    Es decir, a un juicio religioso.
Porque también puede ocurrir (y ocurre) que la religión tome decisiones y asuma formas de comportamiento que son auténticas agresiones al ser humano, a personas concretas.    Y entonces, de acuerdo con lo que dice d Evangelio, se trata de agresiones contra el mismo Dios.



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