26 de Octubre –LUNES-
XXXª - Semana
del Tiempo Ordinario
Evangelio: Lc
13,10-17
Un sábado, enseñaba Jesús en una
sinagoga. Había una mujer que desde
hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba
encorvada, sin poderse enderezar. Al
verla, Jesús la llamó y le dijo: “Mujer, quedas libre de tu enfermedad”. Le impuso las manos, y enseguida se puso
derecha. Y glorificaba a Dios. Pero
el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a
la gente: “Seis días tenéis para trabajar: venid esos días a que os curen, y no
los sábados”. Pero el Señor
dirigiéndose a él dijo: “Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del
pesebre al buey o al burro, y lo lleva a abrevar aunque sea sábado? Y a
esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no
había que soltarla en sábado?”. A estas
palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de
los milagros que hacía.
1. Por más discutibles que sean las obligaciones
sobre el descanso del sábado, tal como las explicaban los rabinos del tiempo de
Jesús, sabemos que siempre han existido (y existen) observantes integristas: en
tiempos de Jesús, los fariseos hipócritas; en la actualidad los fundamentalistas
ortodoxos. Estos grupos son siempre
peligrosos. Porque anteponen las observancias
de los rituales religiosos (tal como ellos las interpretan a la vida misma
de las personas. Esto es lo que queda
patente en este relato.
2. Por este motivo, Jesús se enfrenta
directamente a la religión. Además, en este caso, lo que estaba en juego era la
salud y la libertad de una mujer a la que Satanás “tenía encadenada”. Jesús no toleraba el sufrimiento de los
enfermos. Y cuando se trataba de mujeres, aún menos. Siempre las curaba (menos
en casos excepcionales) sin que las mujeres se lo pidieran.
3. Pero lo más fuerte que hay en este relato es
que Jesús les echa en cara a los fundamentalistas religiosos que, con sus
observancias integristas, en realidad lo que hacen es practicar una religión
que trata a las personas peor que a los burros. Porque no tienen dificultad en desatar al burro
para que beba, pero no consienten desatar a una mujer esclavizada por las creencias
que tienen su origen en el otro mundo.
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