viernes, 23 de octubre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 24 de Octubre -SÁBADO- XXIXª - Semana del Tiempo Ordinario




24 de Octubre  -SÁBADO-
XXIXª - Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lc 13, 1-9

    En aquella ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilatos con la de los sacrificios que ofrecían, Jesús les contestó: “¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo.    Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén?    Os digo que no.   Y si nos os convertís, todos pereceréis de la misma manera”. Y les dijo esta parábola: “Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?    Pero el viñador contestó: “Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto.    Si no, el año que viene la cortarás”.

1.   Se sabe que Galilea fue, en tiempo de Jesús, patria de numerosos grupos disidentes antirromanos.    En Hech 5, 37 se menciona a Judas el Galileo.    Y en el relato de hoy nos encontramos con un grupo de galileos que fueron asesinados por el procurador romano Poncio Pilatos.    Además, el hecho se produjo con la especial crueldad de que el asesinato fue cometido por los legionarios romanos en el templo, en un acto religioso.    El crimen, por tanto, fue una provocación muy grave para los sentimientos nacionalistas y religiosos de cualquier israelita.

2.   Era, pues, una situación que exigía una protesta enérgica y una denuncia pública contra los abusos criminales con los que la dominación romana humillaba a los israelitas.     Sin embargo, la respuesta de Jesús fue desconcertante.     No dijo ni media palabra contra Pilatos o contra los romanos.    Por el contrario, les advirtió a sus oyentes que, si no se convertían y cambiaban de vida, todos iban a terminar también asesinados. ¿No fue esto una cobardía que traicionaba los sentimientos más nobles y los derechos más evidentes de un pueblo sometido al gran tirano?
3.   Jesús no fue ni cobarde ni cómplice ante los romanos.    Prueba de ello es que lo crucificaron por motivos políticos, como quedó escrito en e
letrero que pusieron en la cruz (Mt 27,37 par).     Jesús no fue cobarde. Jesús fue al fondo del problema.    Jesús estaba convencido de que los conflictos políticos no se resuelven solamente cambiando a los gobernantes, aunque sean tiranos.    Los conflictos políticos se resuelven cuando cambian en su intimidad y se convierten en su corazón todos los agentes que son partes del conflicto. Los conflictos políticos dejan heridas que dividen y generan odios y resentimientos.    Mientras tales heridas no cicatrizan, el conflicto sigue en carne viva.    La solución es curar las heridas, no solo cambiar a los gobernantes.    Estamos cansados de ver países en conflicto, que cambian de régimen, pero la miseria y el conflicto siguen igual, y siempre se llevan la peor parte los mismos, los más pobres. Lo único que de verdad puede cambiar este mundo es la “bondad”, asimilada e integrada en la vida de quienes vamos por la vida diciendo que somos creyentes en Jesús.


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