martes, 14 de marzo de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 16– DE MARZO - JUEVES – 3ª SEMANA DE CUARESMA – A SAN HERIBERTO

 



16– DE MARZO - JUEVES –

3ª SEMANA DE CUARESMA – A

SAN   HERIBERTO

 

Lectura del libro de Jeremías (7,23-28):

ESTO dice el Señor:

«Esta fue la orden que di a mi pueblo:

“Escuchad mi voz, Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo. Seguid el camino que os señalo, y todo os irá bien”.

Pero no escucharon ni hicieron caso. Al contrario, caminaron según sus ideas, según la maldad de su obstinado corazón. Me dieron la espalda y no la cara.

     Desde que salieron vuestros padres de Egipto hasta hoy, os envié a mis siervos, los profetas, un día tras otro; pero no me escucharon ni me hicieron caso. Al contrario, endurecieron la cerviz y fueron peores que sus padres.

     Ya puedes repetirles este discurso, seguro que no te escucharán; ya puedes gritarles, seguro que no te responderán.

Aun así, les dirás:

“Esta es la gente que no escuchó la voz del Señor, su Dios, y no quiso escarmentar. Ha desaparecido la sinceridad, se la han arrancado de la boca”».

 

Palabra de Dios

 

Salmo 94,1-2.6-7.8-9

R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:

«No endurezcáis vuestro corazón»

 

 Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos. R/.

Entrad, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía. R/.

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,14-23):

 

EN aquel tiempo, estaba Jesús echando un demonio que era mudo.

Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron:

«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios echa los demonios».

Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo.

Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:

«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.

Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.

El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama».

 

Palabra del Señor

 

1.  Desde los tiempos del destierro en Babilonia, los judíos asimilaron la teología de los "demonios", que procedía del sincretismo iranio-caldeo. Según esta teología extraña, los demonios son por excelencia los malos espíritus que llevan al ser humano a la perdición (O. Bócher).

La referencia a Belzebú era un ataque directo al poder divino del Espíritu Santo, que es el que capacita a Jesús para la lucha contra la fuerza del mal, personificada en Satanás (W. Foerster).

 

2.  En este episodio, Jesús libera del demonio liberando de la mudez.  Se puede "ser" mudo o "estar como" mudo.  El que calla cuando tendría que hablar, "está como" mudo. Y, por desgracia, hay silencios que son cómplices de muchas maldades. Los llamados medios de "comunicación" son, con frecuencia, medios de "incomunicación".  Porque no dicen la verdad. O porque callan lo que tendrían que decir. A eso, antiguamente, se le llamaba "estar endemoniado". 

Ahora, de esas conductas, se dice que son lo "políticamente correcto". ¡Conductas satánicas!, que perpetúan la maldad y el sufrimiento de los desgraciados.

Con frecuencia, ocurre que los clérigos condenan los pecados contra la conducta sexual, al tiempo que se callan cuando se trata de delitos contra la economía.  Por eso vemos, con frecuencia, que los obispos condenan más a los homosexuales que a los gobernantes corruptos.

A los homosexuales no les temen los hombres de Iglesia. A los políticos, les temen. Porque los políticos tienen poder para quitarle a la Iglesia sus privilegios. Todo esto son conductas "satánicas".

 

3.  Por otra parte, la división y la confrontación, incluso entre demonios, es signo evidente de autodestrucción. Una familia dividida, un país en el que viven unos ciudadanos enfrentados contra otros, una Iglesia rota y fracturada en grupos que no se quieren o incluso se odian..., todo eso es presencia satánica y anuncio de muerte.

 

4.  «No endurezcáis vuestro corazón». Esta petición del salmista hoy condensa casi todas las advertencias de la Sagrada Escritura sobre nuestro camino de vida espiritual. Ante los milagros y exorcismos de Jesucristo, muchos eran antes capaces de atribuirlos a las potencias maléficas que al Espíritu de Dios actuando en Jesús. La dureza de corazón nos hace impermeables a la voz de Dios e insensibles a las necesidades de los hermanos. «Arrancaré vuestro corazón de piedra y os daré un corazón de carne» (Ez 36,26). Esta promesa, que escucharemos cumplida en la noche de la Pascua, guía nuestra oración y nuestra esperanza mientras nos acercamos a Jesucristo, «manso y humilde de corazón» (Mt 11,29).

En el tiempo de Cuaresma acontece también esa lucha interior que se da principalmente dentro de nosotros, entre las potencias del bien y del mal. En nuestro interior podemos sentir diversas inclinaciones, mociones, de todo tipo. Pero solo nos embellecen o nos manchan las que hacemos nuestras, las que fomentamos. De ahí que el corazón, ese centro espiritual de la persona, sea el conjunto de actitudes deliberadas permanentes, que se hace bueno siguiendo al espíritu bueno, y que enferma y se endurece si sigue las insinuaciones del «enemigo de la naturaleza humana». Del corazón conquistado por Jesucristo nace la bondad necesaria para irradiar el reino de Dios, la civilización del Amor (san Pablo VI).

 

SAN   HERIBERTO

 


 

Heriberto nació en Worms en el año 970, siendo hijo de Hugo y Gräfin, duques de esta ciudad. Estudió en la escuela de la catedral de Worms y en el monasterio benedictino de Gorza y, por su linaje fue nombrado rector de la catedral de Worms. En el 994 fue ordenado sacerdote y nombrado canciller del reino alemán en Italia por el emperador Otón III, del que fue gran amigo, consejero y compañero de sus viajes a Roma. En el 999, con 29 años, estando aún en Roma con el emperador, fue elegido arzobispo de Colonia (antes había rechazado, por humildad el arzobispado de Würzburg), por el pueblo, al morir el anterior obispo.

El clero prefería a otro, pero se impuso la voluntad popular y el polémico Papa Silvestre II le impuso el palio arzobispal, siendo consagrado ya en Colonia, ese mismo año. Realizó misiones diplomáticas, creó la diócesis de Bamberg y logró la pacificación de Luxemburgo. Se distinguió por su vida de estudio de la Sagrada Escritura, la oración, el celo pastoral y la especial atención a los pobres. En 1002 asistió al emperador en su lecho de muerte en Paternó y acompañó sus restos mortales a Alemania. En este viaje fue apresado por el nuevo emperador, Enrique II, porque Heriberto se había opuesto a apoyarle en su pretensión al trono, pero había acatado su reinado luego de su elección. Luego de profesar su obediencia fue liberado y sirvió fielmente a Enrique, aconsejándolo y sirviéndolo, hasta que, casi 20 años más tarde, este reconoció su error y le pidió perdón de rodillas, delante de todo el pueblo, (a tiempo, porque ese mismo año moriría Heriberto). Al morir, el santo obispo fue enterrado en la iglesia del monasterio de Deutz, donde se veneran aún sus reliquias. Su proceso de canonización lo comenzó en 1073 el papa San Gregorio VII (25 de mayo), y su culto se aprobó en 1175, fijando su fiesta para el mismo día de su fallecimiento, el 16 de marzo.

Fue oficialmente canonizado en 1626, por Urbano VIII. Es intercesor para obtener la lluvia y se le suele representar con una paloma, pues en una procesión penitencial contra la sequía y la peste consecuente, una volaba sobre él, protegiéndolo y anunciando el fin de la plaga.

 

 

 

 

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