lunes, 20 de marzo de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 22 – DE MARZO - MIERCOLES – 4ª SEMANA DE CUARESMA – A San Bienvenido Scotivoli

 


22 – DE MARZO - MIERCOLES –

4ª SEMANA DE CUARESMA – A

San Bienvenido Scotivoli

 

Lectura del libro de Isaías (49,8-15):

 

ESTO dice el Señor:

«En tiempo de gracia te he respondido, en día propicio te he auxiliado; te he defendido y constituido alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir heredades desoladas, para decir a los cautivos: “Salid”, a los que están en tinieblas: “Venid a la luz”.

Aun por los caminos pastarán, tendrán praderas en todas las dunas; no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los conduce el compasivo y los guía a manantiales de agua.

Convertiré mis montes en caminos, y mis senderos se nivelarán. Miradlos venir de lejos; miradlos, del Norte y del Poniente, y los otros de la tierra de Sin. Exulta, cielo; alégrate, tierra; romped a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de los desamparados».

Sion decía:

«Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado».

¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta, no tener compasión del hijo de sus entrañas?

Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 144,8-9.13cd-14.17-18

R/. El Señor es clemente y misericordioso

 

 El Señor es clemente y misericordioso,

lento a la cólera y rico en piedad;

el Señor es bueno con todos,

es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

    El Señor es fiel a sus palabras,

bondadoso en todas sus acciones.

El Señor sostiene a los que van a caer,

endereza a los que ya se doblan. R/.

 El Señor es justo en todos sus caminos,

es bondadoso en todas sus acciones.

Cerca está el Señor de los que lo invocan,

de los que lo invocan sinceramente. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (5,17-30):

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:

«Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo».

Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.

Jesús tomó la palabra y les dijo:

«En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro.

Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.

Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.

En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.

En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.

Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.

No os sorprenda esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.

Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».

 

Palabra del Señor

 

1.  La curación del paralítico de la piscina, realizada en sábado y, para colmo, diciéndole al hombre curado que se llevase la camilla a su casa precisamente en el día que todo eso estaba prohibido, todo eso junto, indignó a los dirigentes religiosos hasta tal punto, que el IV evangelio no duda en asegurar que aquellos dirigentes de la religión tenían ganas de matarlo.  Es verdad que lo que hizo Jesús fue una violación provocativa de la "interpretación oficial" (la Halaká) que se hacía de la Torá (la Ley). Y, además, Jesús actuó así en Jerusalén y en plena fiesta de Pentecostés (R.  E. Brown).

Efectivamente, la violación consciente de la ley en sábado era castigada con la lapidación.

 

2.  Así las cosas, ¿cómo justificó Jesús lo que acababa de hacer?  En el relato mítico de la creación se dice que el día séptimo Dios descansó (Gen 2, 2). Por eso los judíos observantes, hasta hoy, afirman que "el Shabbat...  es el día de la liberación, el día que, desde los albores de la vida universal, la libertad triunfa sobre la fatalidad y proclama la absoluta libertad del Creador" (La voz de la Torah, I).

Así las cosas, lo que Jesús les dijo a los observantes judíos fue que él hacía lo que ve hacer al Padre. Esa fue toda su argumentación.

 

3.  Esto nos quiere decir lo siguiente: lo que el Padre hace constantemente -también el sábado- es "dar vida". Dios es incesantemente la fuente de la vida, de la plenitud de la vida, lo mejor de la vida.

El Padre es, por tanto, fuente de felicidad, de bondad, de respeto, de estima, de cariño, de todo lo que más dichosa hace nuestra vida.  Pues si eso es lo que hace siempre el Padre, eso mismo es lo que siempre hace Jesús.

Esto explica la curación del paralítico. Y explica en qué consiste el eje y el centro de la vida cristiana: hacer la vida más humana y más feliz.

 

4.  Nos parece que, para ser justo, un juez tiene que ser imparcial. Pero con Dios se nos rompen los esquemas, porque ¿cómo va a ser imparcial nuestro Padre?, ¿no juzgará siempre en beneficio nuestro? Efectivamente. La prueba final es la entrega de su Hijo. Con ella, la Trinidad entera quiso demostrar que haría todo lo posible por salvarnos a cada uno de nosotros y que fuésemos felices ya en este mundo.

En Jesús y en su entrega podemos entender cómo es Dios. En el Hijo encarnado ya no hay dicotomía entre Antiguo y Nuevo Testamento, entre un Dios tirano y uno bueno y medio hippie. Con Jesús, Dios nos ha tomado en serio y ha hecho todo lo que estaba de su mano para librarnos de la tiranía del pecado, de nuestros autoengaños y del diablo. Con todo, el drama humano es que aún es posible cerrarse a ese ofrecimiento. Por ello, Jesús habla de dos resurrecciones: la de unos para la vida y la de otros para la muerte. Habla con bastante crudeza, porque el panorama que Jesús se encuentra es siempre de acusación.

Dios quiere darnos vida, pero para que vivamos. Y en ello está la esencia de nuestra felicidad. Que no nos sorprenda si seguimos viendo cómo en nuestras parroquias y movimientos hay personas que se sentían como en sepulcros y empiezan a oír la voz de Dios que los llama a la vida. Está ocurriendo.

 

San Bienvenido Scotivoli

 


En Osimo, en el Piceno, san Bienvenido Scotivoli, obispo, que, elegido por el papa Urbano IV para esta sede, promovió la paz entre los ciudadanos y, según el espíritu de los Hermanos Menores, quiso morir sobre tierra desnuda († 1282).

 

Breve Biografía

Bienvenido Scotívoli nació en Ancona en 1188; estudió derecho en Bolonia bajo la guía de San Silvestre Guzzolini, canónigo de Osimo, después fundador de los monjes Silvestrinos.

Nombrado capellán pontificio, luego arcediano de Ancona. El 1 de agosto de 1263 fue nombrado administrador de la diócesis de Osimo, que había sido unida a la Numana por Gregorio IX en castigo por su adhesión al partido de Federico II. Restablecida la sede el 13 de marzo de 1264 Urbano IV le confió su gobierno a Bienvenido, que en 1267 fue también encargado por Clemente IV del gobierno de la Marca de Ancona.

En este período ordenó sacerdote a san Nicolás de Tolentino. Fue devotísimo de San Francisco, acogió en su diócesis a los Hermanos Menores y pidió pertenecer a la primera Orden. Vistió con fervor el hábito y se empeñó en vivir el espíritu seráfico.

Bienvenido fue un gran reformador. Por una disposición del 15 de enero de 1270 prohibió al monasterio de San Florencio de Pescivalle, del cual era administrador, enajenar los bienes.

En un sínodo habido el 7 de febrero de 1273 prohibió la venta de las propiedades eclesiásticas y en 1274 puso en marcha las reformas del capítulo de la catedral y defendió los derechos de la diócesis sobre la ciudad de Cingoli.

En su ministerio episcopal siempre tuvo como única meta promover la gloria de Dios, despreciar las riquezas y las cosas del mundo, trabajar intensamente por el bien de su alma y de las almas confiadas a sus cuidados.

En su actuación sabía unir la fortaleza y la suavidad de los modales, para el triunfo de la justicia y de la paz en el vínculo del amor. Fue un verdadero y buen pastor de su rebaño y vigilante custodio de las leyes de Dios y de la Iglesia. Celoso en la predicación evangélica y en la instrucción catequística, muchas veces visitó la diócesis, celebró un sínodo diocesano en el cual dictó sabias normas para promover la disciplina eclesiástica. Promovió la cultura y la formación de los nuevos levitas, que preparaba para el sacerdocio, con palabra inspirada, con el buen ejemplo, y con su vida santa.

Bienvenido murió el 2 de marzo de 1282, a los 94 años. Fue sepultado en la iglesia catedral de Osimo en un noble mausoleo, por disposición del clero y el pueblo. Sobre su sepulcro tuvieron lugar gracias y milagros. Martín IV reconoció el culto en 1284, sin haber sido canonizado.

 

http://es.catholic.net

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario