jueves, 9 de marzo de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 10 – DE MARZO – VIERNES – 2ª SEMANA DE CUARESMA – A Stª Mª Eugenia Milleret, virgen

 

 


10 – DE MARZO – VIERNES –

2ª SEMANA DE CUARESMA – A  

Stª Mª Eugenia Milleret, virgen

 

Lectura del libro del Génesis (37,3-4.12-13a.17b-28):

 

ISRAEL amaba a José más que a todos los otros hijos, porque le había nacido en la vejez, y le hizo una túnica con mangas. Al ver sus hermanos que su padre lo prefería a los demás, empezaron a odiarlo y le negaban el saludo.

Sus hermanos trashumaron a Siquén con los rebaños de su padre. Israel dijo a José:

«Tus hermanos deben de estar con los rebaños en Siquén; ven, que te voy a mandar donde están ellos».

José fue tras sus hermanos y los encontró en Dotán. Ellos lo vieron desde lejos y, antes de que se acercara, maquinaron su muerte. Se decían unos a otros:

«Ahí viene el soñador. Vamos a matarlo y a echarlo en un aljibe; luego diremos que una fiera lo ha devorado; veremos en qué paran sus sueños».

Oyó esto Rubén, e intentando salvarlo de sus manos, dijo:

«No le quitemos la vida».

Y añadió:

«No derraméis sangre; echadlo en este aljibe, aquí en la estepa; pero no pongáis las manos en él».

Lo decía para librarlo de sus manos y devolverlo a su padre.

Cuando llegó José al lugar donde estaban sus hermanos, lo sujetaron, le quitaron la túnica, la túnica con mangas que llevaba puesta, lo cogieron y lo echaron en un pozo. El pozo estaba vacío, sin agua.

Luego se sentaron a comer y, al levantar la vista, vieron una caravana de ismaelitas que transportaban en camellos goma, bálsamo y resina de Galaad a Egipto. Judá propuso a sus hermanos:

«¿Qué sacaremos con matar a nuestro hermano y con tapar su sangre? Vamos a venderlo a los ismaelitas y no pongamos nuestras manos en él, que al fin es hermano nuestro y carne nuestra».

Los hermanos aceptaron.

Al pasar unos mercaderes madianitas, tiraron de su hermano; y, sacando a José del pozo, lo vendieron a unos ismaelitas por veinte monedas de plata. Estos se llevaron a José a Egipto.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 104,16-17.18-19.20-21

 

R/. Recordad las maravillas que hizo el Señor

 

V/. Llamó al hambre sobre aquella tierra:

cortando el sustento de pan;

por delante había enviado a un hombre,

a José, vendido como esclavo. R/.

 

V/. Le trabaron los pies con grillos,

le metieron el cuello en la argolla,

hasta que se cumplió su predicción,

y la palabra del Señor lo acreditó. R/.

 

V/. El rey lo mandó desatar,

el señor de pueblos le abrió la prisión,

lo nombró administrador de su casa,

señor de todas sus posesiones. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,33-43.45-46):

 

EN aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

«Escuchad otra parábola:

“Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cayó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.

Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.

Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose:

‘Tendrán respeto a mi hijo’.

Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron:

‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.

Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron.

Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”».

Le contestan:

«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».

Y Jesús les dice:

«¿No habéis leído nunca en la Escritura:

“La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho,

ha sido un milagro patente”?

Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».

Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.

Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.

 

Palabra del Señor

 

1.  Hay quienes piensan que esta parábola es un añadido para justificar la "teoría de la sucesión": Israel fue el pueblo infiel y le sucedió, como pueblo fiel, la Iglesia.

Según esta teoría, de Israel como pueblo elegido. Y, de hecho, sabemos que la teología cristiana ha elaborado la teoría según la cual la Iglesia es el "nuevo Pueblo de Dios'.

 

2.  Pero esta teoría es sencillamente inadmisible. Y además es peligrosa. Las religiones son producto de la cultura. Por eso, las culturas nacionalistas suelen tener también religiones nacionalistas y dioses nacionalistas. Los "pueblos elegidos" por el dios de cada pueblo son abundantes, aunque no utilicen ese nombre. Israel se sintió singularmente elegido (Nm 23, 8 s; Jos 24, 3; Sal 106, 5) por el amor preferencial de Yahvé (Ex 19, 5; Dt 7, 6-8; 1 Jn 4, 19).

Esta idea fue asumida por los cristianos, que se vieron como una nueva raza (1 Pe 2, 9), los elegidos (Mt 24, 22; Rm 8, 33; 16, 13; Col 3, 12; 1 Pe, 1, 1).

 

3.  Lo intolerable y lo peligroso de esta teoría es que fomenta una secreta soberbia nacionalista y un inevitable menosprecio hacia los demás pueblos y las otras religiones. Dios no puede querer eso.

Dios no ha querido el antisemitismo que los cristianos difundieron en siglos pasados, amparados en la "funesta teoría de sustitución" y en la "peligrosa teoría de suplantación" (J. B. Metz) que ha causado tanto odio.

El responsable de la muerte de Jesús no fue Israel, sino la torpeza de unos dirigentes religiosos que rechazaron al más grande de los profetas.

 

4.  La parábola de los viñadores homicidas es una alegoría con la que Jesús quiso mostrar a los israelitas la grave injusticia que cometían al rechazarlo. La parábola nos habla del dueño de una viña (Dios Padre), de unos labradores (el pueblo judío), de los siervos que vienen a cobrar los frutos (los profetas del Antiguo Testamento), del hijo del propietario (el propio Jesucristo) y de la llegada de unos nuevos labradores (los bautizados que no procedemos del pueblo de Israel) cuando Dios despida a los actuales. Dios Padre escogió un pueblo al que encargó una misión que no ha cumplido. No solo no han entregado los frutos a su tiempo, sino que incluso maltrataron a los profetas enviados por Dios. Jesús anuncia su muerte al afirmar que al hijo del propietario «lo echaron fuera de la viña y lo mataron». Sin saber que esta parábola hablaba de ellos mismos, los sumos sacerdotes y los fariseos auguraban que el dueño de la viña «haría morir de mala muerte a esos viñadores», pero eso no les hizo cambiar de actitud hacia Jesús. He aquí una buena ocasión para agradecer a Dios su condescendencia: hemos sido agraciados con muchos dones, y quizá –como el pueblo de Israel– no correspondemos como debemos. Somos privilegiados por haberle conocido y por haber sido invitados a su familia, que es la Iglesia. Señor Jesús, enséñanos a corresponder adecuadamente a tanto bien recibido.

 

Stª Mª Eugenia Milleret, virgen

 



   Santa María Eugenia de Jesús es fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Asunción para la educación cristiana de niñas y adolescentes

   Santa María Eugenia de Jesús (Anna Milleret de Brou) nació en Metz (Francia) el 25 de agosto 1817 en una familia de origen italiano.     

   Después de la muerte de su madre en 1832 Anna experimentó un período de fuerte apatía, la cual tuvo una especial sacudida por medio de la predicación del Padre Lacordaire, durante la Cuaresma de 1836. Impulsado por religiosas, Anna-Maria cumplió con el deseo del abad Teodoro Combalot, quien había querido fundar, desde mucho, una comunidad de monjas para la educación de las hijas de la burguesía liberal.    

    Después de un período de "aprendizaje" y el estudio de la teología, el 30 de abril 1839 nació en París, la nueva congregación "Instituto de la Asunción de María." En 1844, Anna Milleret de Brou, toma el nombre María Eugenia de Jesús y asumió la conducción de esta Obra hasta su muerte el 10 de marzo de 1898.

 

    Biografía de Santa María Eugenia de Jesús

   Anna Milleret de Brou, nació en Metz (Francia) el 25 de agosto 1817, creció en una familia de origen italiano, y en un clima determinante por la actitud radical del Padre, quien era un liberal que despreciaba la religión.

Por el contrario, su madre era profundamente religiosa, y se las ingenió para educar a su hija de acuerdo a los principios cristianos.

   Anna pasó su adolescencia en el Colegio de Metz, donde recibía educación católica, tenía una iluminación especial en el día de su primera comunión que anunciaba su vocación; lamentablemente a 13 años sufrió una grave enfermedad y la obligó a interrumpir sus estudios

   En 1930, durante el periodo de la revolución contra el rey Carlos X (que llevará al trono de Francia a Philippe de Orleans), el papá de Anna perdió su propiedad, y dos años más tarde en 1832, cuando tenía 15 años, su madre murió, víctima del cólera.

   Las desgracias sufridas, las limitaciones financieras, la escasa asistencia a las prácticas religiosas de la familia en la que se fue a vivir, se la llevaron total de apatía y frialdad, no sólo iba a carecer de la falta de piedad y sentido religioso, sino también sufriría en su alma una profunda insatisfacción.

     La verdadera conversión del corazón

   Una predicación en la Cuaresma de 1836, realizada por el Padre Lacordaire, sacudió su alma. Tan profunda fue la predicación de este Padre que Anna rompió con su apatía, y la empujó para cumplir votos con el abad Teodoro Combalot, con la dirección espiritual del Padre que le predicó este mensaje que le tocó su corazón.

   El Abad Teodoro, tenía en mente desde hace algún tiempo, fundar una comunidad de religiosas dedicadas a la educación de las niñas de la buena sociedad, por lo que estaba buscando un alma sensible e inteligente que le ayudará a cumplir esa meta.

   El Padre Teodoro, vio en Anna Milleret una fuerte vocación, y la invitó a que asistiera a una especie de noviciado que dictaban las monjas benedictinas en París, y que luego se dirigiera a las monjas de la Visitación en la Dauphine, donde podría perfeccionarse en el estudio de la teología dogmática y moral, la pedagogía y en las Sagradas Escrituras.

   Luego de esto el Padre Combalot convence a Anna para que asuma este proyecto, y ella lo acepta como un designio divino del Creador y se deja guiar por el Abad Teodoro.

   El 30 de abril 1839, nace la nueva congregación "Instituto de la Asunción de María" dedicada a la educación de las jóvenes de la aristocracia y la burguesía liberal que estaban siendo educadas de manera hostil contra la religión, y así, a sus 22 años, María Eugenia se convierte en Fundadora de esta congregación

   En la Navidad de 1844 las primeras hermanas hicieron sus votos y Anna Milleret tomó el nombre de María Eugenia de Jesús.

   Años más tarde la comunidad contará con 16 hermanas de cuatro nacionalidades. María Eugenia quería para sus hijas una completa "acción contemplativa", el rezo del Oficio Divino como la devoción principal, porque es la oración oficial de la Iglesia, y el centro de su espiritualidad sería centrada en Jesús Eucaristía.

   El Instituto finalmente fue aprobado por la Santa Sede el 11 de abril de 1888, la madre fundadora gobernó hasta su muerte.

   En sus últimos años de su vida, María Eugenia de Jesús experimentará poco a poco el debilitamiento físico, vivido en la humildad y en el silencio, en una vida totalmente centrada en Jesucristo.

   Su muerte ocurrió el 10 de marzo 1898 en Auteuil (París)

   María Eugenia de Jesús fue beatificada el 09 de febrero 1975 por el Papa Pablo VI y finalmente canonizada por Benedicto XVI 03 de junio 2007

 

 

 

 

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